• Parte 2

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Anthony lo detuvo a medio camino para decirle algo más.

—Espero que no tengas intenciones de romper ese contrato prenupcial, porque no me quedaré de brazos cruzados.

—Si se portan bien lo mantendré bajo llave, primero nos difamaron con el robo de un dinero de tu empresa, ¿y ahora nos intentas amenazar?, como lo has dicho en algún momento, tu hija es un eslabón entre las dos empresas rivales, no creo que les guste la idea de que saque el trapo al sol con decir lo que ya sabes.

—Sabes tan bien como yo que, si haces algo con ese contrato prenupcial o se enamoran, no vamos a obtener esa cuarta parte de las acciones de tu empresa.

—No tengo que darte explicaciones, pero tranquilo, por el momento no tengo intenciones de romper el contrato y tampoco estoy enamorado, si estoy haciendo esto es porque me conviene también y porque no quiero que la humillen más. 

—¿En qué te convendría a ti?

—En tener más alcance de clientes potenciales gracias a la unión del matrimonio con la hija de un rival y porque Autumn es la pieza de la que ustedes depende el prestigio y el dinero, y la tengo yo.

Colin salió de la empresa y se metió dentro del coche para regresar al departamento. 

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Él la encontró sentada en el borde de la cama revisando la ropa nueva.

—¿Todo bien?

—Hola, sí. ¿Quieres que te prepare un café?

—No, tienes que descansar y moverte poco.

—Colin —lo miró a los ojos y él también—, no tienes que quedarte por mí si ya tienes una rutina establecida.

—¿Lo dices por las cenas afuera? —cuestionó y ella asintió con la cabeza—. No te preocupes.

—Puedes ir sin mí, no quiero que te quedes por obligación. Me sacaste de la casa y te lo agradezco, pero no cambies los planes o tu rutina por mí.

—¿Vamos a empezar de nuevo con ese tema? ¿Cada uno va a hacer lo que quiera cuando los eventos y las salidas deban ser de a dos?

—Yo... no sé, pero tampoco quiero que te sientas obligado. 

Colin entró al cuarto y cerró la puerta.

—No tienes que pensar eso y sentirte así tampoco. No te voy a pedir que salgamos cuando tú estás así que te cagas del dolor y que no puedes moverte bien.

Autumn no se sorprendió ante su forma de decirle aquello, pero sí se rio casi a carcajadas y tuvo que sostenerse el costado.

—Ay, duele —frunció el ceño—, no me hagas reír, por favor.

—¿Te causó gracia lo que te dije?

—Sí.

—Es la verdad. Te duele con cualquier movimiento que hagas, sería un desconsiderado si te pido que vayamos a cenar cuando tú estás así.

—De acuerdo y te lo agradezco. 

—¿Te gustaron las prendas?

—Sí. He visto las tallas y creo que me entran todas.

—Cuando te sientas mejor te las pruebas y luego lo sabrás.

—Me gustaría dormir, pero puedo hacer algo que quisieras antes.

—No, ya te dije que no tienes que hacer nada que no quieras, no quiero que te sientas obligada a hacer algo, si lo haces, será porque quieres, nada más.

—Está bien, entonces quisiera dormir unas horas.

—Te dejaré tranquila, mañana iremos al tribunal antes de que yo vaya a la empresa.

Autumn asintió con la cabeza, pero no le dijo algo más.

—Antes que salga del cuarto, te ayudaré con la ropa.

—Puedo sola.

—No puedes agacharte y hacer movimientos bruscos, te lo dijo bien claro el médico, Autumn.

Ella volvió a callarse y asintió otra vez con la cabeza.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Where stories live. Discover now