• Parte 4

162 48 9
                                    

Colin se quedó petrificado cuando escuchó aquellas palabras con sinceridad absoluta, pero trató de no prestarle demasiada atención y tampoco responderle algo más.

—Entiendo, pero necesitas que alguien te ayude y... —miró el reloj pulsera—, lo ideal es que ya te vayas a duchar para que seamos los primeros en tribunales.

—De acuerdo.

Ambos entraron al baño y Autumn se desabrochó el saco del pijama estando de espaldas a él y luego le pidió que se lo quitara, pero fue el hombre quien le bajó el pantalón del pijama y segundos después la tanga. La chica se cubrió con el brazo y la mano los pechos y las partes íntimas mientras él le desenganchaba la faja.

Colin le graduó el agua de la ducha y le pidió que se fijara si así le gustaba. Con su ayuda se metió en el cubículo y él cerró la puerta para esperarla dentro del baño. Cuando ella lo llamó, supo que tenía que enjabonarle la espalda.

En pocos minutos salieron del baño teniendo ella una bata de toalla que fue colocada con la ayuda de su futuro marido. Autumn quedó con una sensación de angustia que no podía contener y se atrevió a bajar la cabeza y mirarlo mientras el hombre le secaba con una toalla los pies y las piernas.

—Colin.

—¿Qué? —Alzó la cabeza para observarla.

No supo por qué, pero se arrepintió cuando la miró porque era posible que él no quisiera hacer lo que iba a pedirle.

—Nada, descuida.

—Si me llamaste fue porque querías algo.

—No, nada —negó con la cabeza—, no era nada, tranquilo.

—¿No me lo vas a decir? —Se puso de pie frente a ella.

—No era importante. No insistas.

—¿Qué ropa interior te pondrás? —La ignoró para preguntarle aquello.

—Si has puesto un conjunto color nude, pues ese.

—Creo que sí —se rio mientras iba hacia el bolso.

Colin se las mostró cuando las sacó.

—¿Es este el conjunto?

—Sí, no tengo otro. Dentro del bolso más chico están los protectores —lo miró con atención—, vas a tener que darme uno para que lo ponga en la tanga.

El hombre realizó lo que le pidió y se puso de cuclillas frente a ella, le subió la ropa interior y Autumn se agachó para pegar el protector sobre la tanga, y se quejó.

—¿No puedes pedirme a mí que te haga eso? ¿O aun te da vergüenza después de que te viera desnuda cuando te duchaste? —le cuestionó con seriedad y se la subió con cuidado.

—Sí, me da vergüenza todavía, esto no es nada normal.

—Si te hubieras fracturado era lo mismo, si te hubiera dado un golpe más fuerte era lo mismo. Debía verte igual desnuda cuando tú no puedes moverte como quieres.

—Lo entiendo, pero es... extraño.

—Lo sé, pero como te he dicho antes, en pocas horas estaremos casados y ya no será raro que nos veamos desnudos.

Ella solo asintió con la cabeza y dejó que la ayudara a vestirse por completo. Luego le pidió que se sentara en el borde de la cama cuando la esperó para que se maquillara y abrió una caja de zapatos.

—Esos no los tengo —le comentó con firmeza.

—Son nuevos, te los acabo de comprar en la tienda de abajo.

—¿Por qué?

—Para que tuvieras todo nuevo hoy —contestó sacando un zapato de la caja—, a ver, Cenicienta, dame tu piecito.

A Autumn le causó gracia y se rio por lo bajo.

—Te van bien, ¿no?

—Sí —le dijo poniéndose de pie con su ayuda—, gracias.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora