• Parte 2

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En la casa de los Allister y luego de unas dos horas, Autumn recibió al chico que estaba frente a ella y como no conocía a quien iba a ser su futuro marido, pensó que aquel hombre lo era.

—¿Eres Colin? —dijo intrigada.

—No, señorita —contestó con una sonrisa—, soy uno de sus empleados —volvió a hablarle—, solo he venido a traerle algo que le envía mi jefe.

El muchacho le hizo entrega de una pequeña bolsa y ella le dio las gracias para luego pispearla por dentro, agarró el papel que veía y leyó la nota:

«No conozco tu número de anillo, así que espero que el que elegí haya sido el adecuado y te guste.» C.E.

Intrigada, sacó la pequeña caja y la abrió, encontrándose con un precioso, pero extravagante anillo. No podía negar que tenía buen gusto, pero había errado en enviárselo por su empleado.

—¿Me darías la dirección de la empresa, por favor?

—Sí, aunque si quiere puede venir conmigo.

—De acuerdo, iré contigo. Creo que será lo mejor.

La chica tomó el abrigo y la cartera y cerró la puerta para irse con el chico hacia la empresa.

Se subieron al coche y emprendieron el viaje.

Cuando llegaron a la empresa, ambos se bajaron, pero fue el joven que le dijo que entrara para que pida hablar con el jefe puesto que él debía continuar con su trabajo. Ella le agradeció el gesto y antes de entrar al lugar levantó la cabeza para mirar el imponente establecimiento de vidrios espejados. El nombre de la marca yacía como una joya dorada en el medio del edificio y tomó valor para avanzar, siendo recibida por el guardia de seguridad.

Se acercó a la recepción y preguntó si se encontraba el dueño, pero quien la atendió le dijo que debía subir al piso cinco para preguntarle a su secretaria si estaba disponible.

Autumn hizo lo que le indicó la recepcionista y cuando llegó, la chica dijo quién era y la secretaria se levantó del asiento para avisarle a su jefe, pero Colin salió antes de lo previsto de su despacho para decirle a Patsy que se iba.

Los ojos del hombre se dirigieron a la cajita turquesa y comprobó que era su futura prometida.

—¿Qué necesitas?

La joven se dio vuelta para mirarlo y tuvo que levantar la cabeza porque le llevaba más de una cabeza.

—¿Podemos hablar?

—Me estoy yendo. ¿Tienes algún problema con el anillo?

—Quería saber si podía hablar contigo en privado.

—Puedes hacerlo frente a mi secretaria, es de confianza.

—Todavía no me probé el anillo, pero a simple vista sé que no es mi número, aparte de que la piedra es demasiado grande. ¿No se podría cambiar por otro más normal?

—No creí que fueses tan ahorrativa, salvo que la diferencia la quieras completar con otras joyas.

Le habló de tal manera que Autumn se sintió incómoda.

—Señor Evanson, la señorita le está pidiendo algo más sencillo, no sea así —contestó con un poco de gracia su secretaria.

—Creí que había superado las expectativas, pero ahora que te acabo de ver, pensé que querías algo más extravagante.

—No, para nada. Me conformaba con algo mucho más sencillo, incluso con un sinfín.

—Desde ya te aclaro que no pienso cambiarlo a tu gusto, de hacerlo lo haré al mío, porque es mi bolsillo, ¿me oíste? Lo único que nos atará será un matrimonio arreglado.

—Sí, lo entiendo. No te preocupes —quedó cortada.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora