• Parte 7

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Colin quedó cortado ante la reacción de ella y cambió de tema cuando la vio retraída.

—Mi familia quiere que vayamos hoy a cenar. ¿Te gustaría?

—Sí, porqué no.

—Les avisaré que iremos entonces.

—De acuerdo.

—Más o menos alrededor de las siete tendríamos que estar.

—Bueno —asintió con la cabeza y salió del estudio.

El hombre sintió que se estaba escapando de él y frunció el ceño cuando se dio cuenta del por qué lo había hecho.

La siguió hasta la cocina donde la vio que dejaba un vaso de agua sobre la mesada luego de haber bebido y se percató de que él se acercaba a ella.

—¿Qué sucede?

—Solo... esto —la tomó de las mejillas y le dio un beso de lleno en la boca—. Tenía que hacerlo —se separó un poco de su rostro.

—¿Por qué? —formuló sorprendida.

—Porque tuve ganas, necesitaba besarte —le confesó mirándola con atención.

Autumn aprovechó la ocasión para decirle lo que quería desde hacía una semana atrás.

—Yo... yo —pero se terminó callando.

—¿Qué quieres?

—Nada.

—Autumn, la vez pasada me hiciste lo mismo, ahora no me lo harás de nuevo. ¿Qué quieres?

—Yo... quisiera un abrazo, el día que nos casamos iba a pedírtelo, pero me dio vergüenza.

—¿Tanto lío por un abrazo?

—No sabía si estabas dispuesto a dármelo, por eso no te lo pedí.

Colin se acercó más a ella y la abrazó por los hombros.

Autumn lo abrazó por la cintura y apoyó la mejilla contra el pecho masculino. Su cercanía y el perfume que llevaba puesto la ilusionaban más de lo debido. No creía haber recibido un abrazo de aquel modo.

—¿Sabes? No me acuerdo si alguna vez mis padres me abrazaron.

—Quizás sí cuando eras pequeña —intentó enmendar aquella falta de alguna manera.

—No lo sé, solo sé que, si tenían que hacerme algo, era solamente para golpearme. Por favor, abrázame otro poco.

El hombre realizó su petición y, la abrazó con firmeza y estrechándola contra su cuerpo. Colin la escuchó sollozar y no se atrevió a decirle algo más, simplemente se dedicó a abrazarla y dejar que llorara si así lo quería.

La chica se quebró en llanto cuando solo escuchó el silencio y lo tranquila que estaba desde hacía una semana atrás sin que nadie de su familia la molestara, y creyó que estaba pudiendo vivir libre al fin.

—Perdón —se excusó separándose de él y secándose las lágrimas.

—No tienes que pedirme perdón por llorar. Creo que lo necesitabas, tanto el abrazo como llorar.

—Supongo que sí —le dijo y terminó de beber el agua.

—¿Estás mejor?

—Sí, gracias. Voy a ponerme otra cosa de arriba y cambiarme el calzado.

—De acuerdo, cuando estés lista, nos podemos ir si quieres.

—Me parece bien.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora