Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}

• Parte 2

Personas iban y venían para terminar los últimos detalles y, faltaban pocos invitados para que las sillas se ocuparan por completo. La chica se sintió un poco cortada porque los silencios eran bastante incómodos entre ellos y no sabía qué pensar sobre él, si le molestaba su presencia o no tenía ganas de hablar con ella.

—¿Hace mucho que diriges la empresa? —formuló con interés.

—No tanto, solo dos años. Nuestro padre se retiró y quiso que fuese yo el que llevara la empresa porque Marcus era más chico y no tenía intenciones de sentarse en la silla presidencial.

—¿Qué le gusta a tu hermano?

—Explorar y tomar fotografías. Se graduó hace un año de fotógrafo profesional y su vida es más aventurera que la mía.

—¿Y tu hermana?

—Terminó la carrera de diseño de alta costura y como tiene una familia de empresarios en el mundo textil, aprovechó para armar sus colecciones y presentarlas. Ella es la cabeza creativa y su equipo se encarga de crear sus ideas, sin dejar a un lado lo que ellos tengan para decirle a April, la empresa les proporciona las telas, las confeccionan, presentan campañas publicitarias, realizan desfiles y venden.

—¿De eso te encargas tú? ¿De que haya ventas?

—Exactamente. No solo darles el dinero para lo que necesiten armar como los desfiles y confeccionar como las prendas de vestir, sino que me encargo de que se vendan, y lo hago junto a un buen equipo que se especializa en esos temas, pero principalmente yo llevo la parte de finanzas.

—Comprendo.

—¿Y tú qué haces en verdad? El día que viniste a la empresa y anotaste tu número de móvil en el papel, me fijé la página de la empresa Allister y no estabas en ninguna parte dentro del departamento de maquillaje.

Su pregunta la dejó sorprendida.

—Trabajo de maquilladora, pero de manera particular y siempre voy a las casas de las clientas porque no tengo un lugar fijo en donde citarlas.

—¿Tu padre no te pide que le ayudes con esas cosas? En una empresa de modas siempre hace falta una maquilladora.

La joven solo negó con la cabeza y Colin empezaba a saber sobre situaciones que no encajaban en su vida de rica o, por lo menos, no la dejaban participar en la empresa familiar.