• Parte 9

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La celebración de la boda duró hasta las diez de la noche, pero el padre de Autumn se retiró mucho antes por cuestiones que ya todos sabían, sin embargo y a pesar de que no estaba en la lista de invitados a los que se le debía dar un souvenir, su hija le entregó el que era de ellos porque quiso.

—No creí que fueras a darme uno.

—Pues te lo entrego porque quiero darte uno, solo te pido que no lo dejes en la casa.

—Descuida, no lo haré. Estará en la empresa.

—Bien. Gracias por venir a pesar de que te han obligado a hacerlo.

Anthony no abrió la boca, a pesar de que quería decirle que, si bien al principio era una obligación, luego no había terminado siéndolo porque después de todo se estaba dando cuenta, muy tarde, de las cosas que estaban pasando a su alrededor y no había querido verlas.

—No fue nada. Espero que, si tú quieres, podamos vernos en algún momento.

—Tendría que pensarlo, pero de aceptar que nos veamos, no debe ser en la casa o en tu empresa, no quiero ver a quienes están en tu casa.

—Entiendo —asintió con la cabeza—. ¿Puedo darte un abrazo?

Autumn quedó sorprendida ante la pregunta, pero solo le dio un escueto «sí». El hombre se acercó un poco más a su hija y la abrazó por los hombros y le frotó la espalda. La joven por su parte, se limitó a abrazarlo por la cintura sin demostrar emoción.

Su padre se separó un poco de ella y le acarició la mejilla sin decirle algo más, sonrió levemente, le dio un beso en esta y se retiró del salón.

Los demás invitados, por persona o familia, recibieron su obsequio de novios y pronto la pareja de recién casados se quedaron a solas ya que los familiares de Colin se retiraron a dormir. 

—Nosotros podríamos hacer lo mismo, ¿no crees?

—Mañana es domingo, no tengo trabajo y creo que tú tampoco, quiero quedarme un rato más aquí.

—Podemos estar más tranquilos en el pent-house y charlar —le dijo mientras veía cómo el personal del evento iba desarmando todo.

—De acuerdo, vayamos allí.

Los novios le dieron las buenas noches a las personas que estaban en el salón y estos le correspondieron las mismas palabras, salieron del lugar y esperaron al ascensor. Cuando ingresaron al cubículo, la chica le habló:

—Nuestro souvenir se lo di a mi padre, por lo tanto, vamos a tener que encargar otro.

—No hay problema.

Las puertas se abrieron y él la miró de reojo extendiéndole la mano para que se la sujetara.

—¿Vamos?

Autumn solamente posó su mano sobre la suya y caminaron hacia el pent-house. Apenas la dejó entrar primero, él cerró la puerta y la abrazó por detrás.

—¿Sigues enojada conmigo?

—Un poco —le emitió sintiendo cómo el hombre besaba su cuello y le bajó el cierre del vestido.

La despojó enseguida de la prenda blanca y la hizo caer a los pies, le quitó el velo y las hebillas en forma de hojas de arce, y las dejó caer al piso también. Lo mismo le hizo con el calzado, las medias y el liguero.

Se hincó de rodillas y le besó los muslos mientras le bajaba la tanga, le dio besos en la cintura, el vientre y continuó hacia arriba junto con caricias en sus pechos y besos, y terminó en su boca.

—Métete a la cama, iré en un par de minutos.

La joven le hizo caso y miró cómo su marido se desnudaba ante los ojos atentos de su esposa y entraba a la cama. Una vez más se amaron, despacio, disfrutando el momento que estaban compartiendo juntos, unidos y sin que alguien más los molestara.

Cuando terminaron, quedaron abrazados.

—¿Sigues enojada?

—No —susurró. 

Autumn quedó dormida entre sus brazos, el día había sido muy largo y con emociones encontradas, y luego de dos veces en el día que habían hecho el amor, la dejó cansada. Colin miró su rostro relajado y supo con certeza que lo que había pactado con su suegro era lo ideal para su esposa, merecía lo que estaba escrito en aquel contrato.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Where stories live. Discover now