• Parte 5

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Colin gritó su nombre, pero ella lo ignoró. No quería que la viera así, demacrada, golpeada y con los ánimos por el suelo. El hombre al no recibir una respuesta por parte de la chica no tuvo otra opción que fijarse si en la parte trasera había una forma de poder entrar a la casa. No vio escaleras, pero sí un armazón de hierro atornillado a la pared con una enredadera. Pasó las manijas de las bolsas por ambos brazos y subió como pudo hasta la ventana de su cuarto. Golpeó el vidrio y ella giró la cabeza estando de espaldas a él.

Autumn se acercó a la ventana y levantó el vidrio.

—¿Cómo subiste? —preguntó perpleja.

—Subir fue fácil.

—La pared tiene más de tres metros de alto y pudiste haberte caído.

—Pues no lo hice —acotó sonriendo y luego puso el semblante con seriedad—. ¿Cómo estás? ¿Bien? ¿Qué hiciste durante la semana? —cuestionó con algo de burla—. No he recibido ni una respuesta tuya a los mensajes que te envié en toda esta semana. ¿Así piensas que será nuestro matrimonio?

La interrogación de Colin hacia ella sobre el matrimonio la dejó sorprendida.

—No te entiendo.

—¿Crees que cada uno hará lo que quiera? Por más que hayamos firmado un arreglo prenupcial, eso no te da derecho a no responderme.

—No me he sentido bien durante toda la semana, bastante tengo con mi familia como para que me digas esas cosas.

—Tu cuarto parece una cueva de lo oscuro que está, ¿por qué no enciendes la luz? —sugirió y fue hacia el interruptor.

Al encenderse la luz principal, Autumn se adaptó a la claridad, pero no quería que él le viera el rostro.

Colin la vio encorvada y sentada en el borde de la cama, se extrañó al observarla de aquel modo y se acercó a ella. No le preguntó absolutamente nada, solo se inclinó frente a ella y tomó su barbilla entre el dedo pulgar e índice y le levantó la cara.

Quedó petrificado al verla. 

—¿Tu madre?

La joven asintió con la cabeza.

—¿Qué pasó ahora?

—No quiero hablar de eso.

—Me lo dices, Autumn. Ahora mismo —declaró con seriedad.

—Primero fue una fuerte cachetada por lo del otro día cuando viniste, después en la semana me hizo levantar unas pesadas cajas y creo que me hice mal la espalda —se sobó la nariz con el puño del saco de lana—. Desde la mitad de semana que me duele mucho y no puedo caminar bien.

—¿Te hizo esas cosas porque vine el otro día?

—Sí —afirmó y se sujetó el costado derecho—. El dolor no me deja respirar bien.

Colin supo bien que era por la advertencia que le había dado a Heather y ante la situación que veía porque estaba claro que su futura suegra no tuvo en cuenta lo dicho por él, iba a tomar cartas más contundentes sobre el asunto.

—¿Dónde está tu madre ahora?

—Salió con Summer, me dejaron encerrada, no me dejó salir en toda la semana y tampoco tenía ánimos para atenderte.

—Bien —asintió con la cabeza—. Porque ahora mismo te vendrás conmigo. Iremos al hospital y luego a mi departamento.

—No, me estoy tomando unas pastillas para los dolores.

—No me vas a contradecir con lo que quiero hacer. Puede que con el peso que levantaste tengas una lesión y no me moveré de aquí hasta verte fuera de esta casa.

—No quiero más problemas —confesó, se movió y se quejó ante el dolor punzante e intenso que sintió en la parte baja de la espalda.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Where stories live. Discover now