Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}

• Parte 6

Durante la semana cada uno realizó sus cosas en solitario, sin contar con que Colin aún seguía pendiente de ella y su lesión en la espalda. En esos días él salía más temprano de la empresa para dedicar tiempo al cuarto que iba a ser para Autumn. Se quedó con las que le podrían servir a ella para su trabajo, que eran un sillón y una estantería alta y luego pintó las paredes, la estantería y compró la decoración, un par de sillas, un pequeño escritorio porque el espacio no era muy amplio y un tocador de maquillaje con cajones a los costados junto con un sillón tapizado, todo de primera calidad.

Colin era de los hombres que no escatimaban en gastos y quiso que el estudio de maquillaje fuese algo soñado por ella, no solo en el estilo de la decoración y colores que había elegido, sino en los muebles también. A su ojo de comprador de cosas buenas y lujosas, y que no solo había puesto decoraciones de la empresa, supo que iba a gustarle el cuarto de maquillaje. Incluso tenía todo lo que una maquilladora necesitaba, porque los cajones estaban equipados con productos también.

Él le pidió que lo acompañara con los ojos cerrados a ver el lugar terminado.

—¿Cómo lo terminaste tan rápido?

—No fue tan difícil. Cuando tengo tiempo libre no me gusta pasarlo sin hacer nada, salvo si tengo vacaciones o prefiera descansar por algún viaje.

—Entiendo —le dijo caminando con los ojos cerrados y con el brazo de Colin pasado por su cintura. 

El hombre la ubicó en el medio del cuarto y le dijo que ya podía abrir los ojos.

Lo que Autumn vio fue algo que no se hubiera esperado jamás. El estudio era de estilo moderno, pero con detalles antiguos, tenía una paleta de colores en las tonalidades del coral, salmón, rosado, naranja claro, y un par de colores más claros de esa gama, colores que representaran el nombre de ella. En una de las paredes estaba su nombre espejado con un par de hojas de arce y una mariposa posada en la última letra, ambos detalles en tonalidades otoñales.

Todo era perfecto, lujoso y cálido al mismo tiempo, predominaba la claridad de los colores, pero los detalles en los colores que había elegido daban el toque de distinción de la elegancia y la delicadeza.

—Estaba ahorrando para comprarme un tocador de maquillaje, pero mi plan se fue a la basura cuando pasó lo que ya sabes.

—Pues ahora tienes uno muy lindo y puedes trabajar para las clientas que sí confiaron en ti a pesar de las circunstancias, incluso podrás tener clientas nuevas.

—Me gustaría. 

—Los cajones están equipados con productos, como yo no tenía mucha idea, le pedí a mi hermana que me ayudara. Tiene todo lo que necesita una maquilladora —le abrió cada cajón—. Compré de las marcas que tienes en tu maletín e incluso les pedí a otras que son con las que trabajamos nosotros que me dieran muestras para que las pruebes, puedes usarlas tú misma o en alguna clienta.

—Te lo agradezco mucho, Colin. El estudio es hermoso, mejor de lo que hubiera imaginado. Ni siquiera mis padres hicieron esto por mí.

—¿Te gusta de verdad? —le preguntó y ella asintió enseguida con la cabeza.

—Sí, me gustan los colores y el detalle de la decoración en el tocador.

—Me pareció lindo poner unas ramas con flores artificiales que vayan hacia el espejo y con respecto a los colores, la verdad es que no tengo idea lo que te gusta, y para no preguntarte porque quise que fuera sorpresa, me incliné a poner todo en la paleta de colores que representa tu nombre, y me agradó la idea de poner la silla para maquillar, el sillón de tu escritorio y el sillón largo por si quieren esperar en forma de hoja con almohadones del mismo diseño en colores otoñales.

—La verdad es que me encanta todo. 

—Pues me alegro —le respondió con sinceridad—, ven a probar el sillón —le alejó el asiento del escritorio y ella caminó despacio hacia él para luego sentarse—. ¿Cómo lo sientes? ¿Te resulta cómodo?

—Mucho, gracias —levantó la cabeza para mirarlo a la cara.

Los dos quedaron callados, pero fue Autumn quien se dio cuenta de la incomodidad del momento y se puso de pie para alejarse de él.