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Me despierto en medio de lágrimas, pañuelos, dos botellas de Wodka y Robert.
Debo de estar echo un desastre, y recordar todo me apuñala un poco más.
Me levanto para intentar por lo menos volver a ser persona.
Recojo todo, tapó a Robert para que descanse un poco y entro a la bañera llena de espuma. Tengo mucho en que pensar.
Ayer Robert me enseñó una foto que el mismo Justin había subido a Shots, una aplicación de fotos instantánea, ver aquella foto me destruyó el alma de forma literal.
Estaba dispuesta a decirle lo que estaba comenzando a sentir por él justo antes de que el subiera esa foto, en la que él tocaba el piano mientras Yovanna lo abrazaba por debajo de la camiseta sentada detrás de él.
No sentí celos o eso creo, fue simplemente decepción, decepción de que haya huido con otra chica después del raro momento que tuvimos y que para ambos fue algo más.
Cierro los ojos apoyando mi cabeza en el frío mármol de la bañera y dejo caer unas lágrimas que salen involuntariamente de mis ojos.
Tienes que dejar de llorar por él, Rhode.
Pero no puedo evitarlo, ¿por qué subió esa foto?
Esta claro que lo hizo con segundas intenciones al ser el quien la público.
Maldición, necesito a Kendall, ella sabría que hacer, pero no puedo decirle nada, ella también es su amiga y sería ponerla entre la espada y la pared.
Tengo que solucionar esto yo sola y salir adelante yo sola, como siempre he echo.
-Más te vale que dejes de llorar y arregles tu hermoso rostro, nos vamos de fiesta- la voz de Robert me despierta de mis sueños.
¿De fiesta? Miro la hora, son las seis de la tarde.
-¿A que hora dormimos ayer?- le pregunto a Robert saliendo del baño envuelta en mi toalla blanca.
-No tengo ni idea,pero debió de ser tarde para habernos levantado a esta hora- responde.
Sale de la habitación con la sábanas sobre la cabeza dándome un tiempo para cambiarme.
Me siento delante del espejo y miro a la chica pálida que me devuelve la mirada, sus ojeras son grandes y pronunciadas, no será algo que yo misma pueda solucionar. Marcó desde el teléfono de casa el número de Martha, por que no quiero ni mirar mi teléfono.
Contesta al cuarto tono y le pido que por favor venga de urgencia.
-En quince minutos estoy en tu casa- responde y vuelvo a mirarme por el espejo.
¿Que estas haciendo conmigo, Bieber?
Hace siglos que no lloraba por un hombre que no fuera Robert o mi padre, y no quiero volver a sentir lo que es tener el corazón roto.
-Muy tarde, Baldwin-me susurra mi subconsciente.
Doy un golpe a la mesa provocando que un frasco de perfume caiga sobre la fría baldosa, por suerte no se rompe.
Necesito asesinar a ese Adonis rubio del que me estoy enamorando.
No puedo volver a verlo, no hasta que esto que siento dentro se apagué, no voy a ser masoquista esta vez y por primera vez agradezco que se haya ido lejos.
Martha llega y cuando me ve pienso que se va a echar a llorar.
-¿Que diablos te a pasado?- me pregunta sentandome en la silla de golpe.
-No es que, es quien- respondo y ella cierra los ojos negando.
-Cuéntame todo, cariño- dice y comienza a hacer su trabajo y yo el mío.

Media hora más tarde Robert entra y Martha se paraliza al verlo.
Mierda, lo había olvidado.
-¿Te queda mucho?- me pregunta Robert después de saludarla con una sonrisa.
-No, en diez estoy lista- respondo y sale del lugar- siento eso- me disculpo con Martha.
-Tranquila- se limita a responder.
Me miro al espejo cuando Martha a terminado y no dejo de pensar en que sus manos son mágicas, no hay rastro de las ojeras enormes que cubrian casi todo mi rostro.
-Gracias- le respondo levantándome de la silla.
-Es mi trabajo, Hailey- responde- y respecto a lo otro, si de verdad es el adecuado, volvera a ti- dice y me limito a bajar la vista y salir a la habitación.
Robert me espera fuera con el coche ya encendido, a elegido el Ferrari plateado que le regale la última Navidad y lo maldigo mentalmente, ese coche me recuerda a Justin.
-¿A donde vamos?- le pregunto sonriendo.
He decidido que no voy a dejar que mi autoestima se venga abajo por que alguien no me quiere, como Martha me a dicho, si es el indicado tendrá que suceder en algún momento.
-A un lugar super genial donde todo el mundo vea lo hermosa que eres- responde y no puedo evitar lanzarme a sus brazos y besar su rostro.
¿Por qué diablos no me enamoré de alguien como Robert?
-Por que eres muy estúpida- responde mi subconciente.
Gracias por eso, no hace falta que me lo recuerdes.

© 《Acostúmbrate It ©Where stories live. Discover now