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Es viernes y tengo una sesión de fotos a las ocho de la mañana.
¿Quién con cinco sentidos hace una sesión un viernes?
Estamos preparando todo para el viaje por el cumpleaños de Justin que será la próxima semana.
A las tres tengo una cita con Justin y Robert por el simple echo de que Robert no irá al viaje si no es Justin quien lo invita.
Eso me hace recordar la conversación que tuve con Justin entorno a eso.

-Justin...- murmuró llamando su atención, él levanta la mirada del cuaderno donde estaba escribiendo- quería preguntarte si Robert podía ir con nosotros a Barbados...
Justin sonríe.
-Claro que si- responde- de echo también invité a Espinosa, se que te gusta estar con él- dice y no se como sentirme respecto a eso.
-Es sólo que, Robert quiere que tu lo invites- susurro y no se si logra escucharme.
-¿El me odia, verdad?
-No te odia, pero no le agrada lo que pasó entre nosotros- respondo un poco avergonzada por recordar eso.
-Tiene que entender que ya no tienes diez años- bufa.
-¿Como te sentirias si es Robert quien se acuesta conmigo?- pregunto jugandole la psicológica y funciona ya que su rostro se desencaja.
-No lo digas ni en broma- responde- el viernes podemos ir a comer y así se lo digo- dice y yo me lanzo a darle un beso en la mejilla.
-Gracias- digo feliz y salgo del estudio.

-Hailey- me llama Martha evadiendo los recuerdos- tenemos que retocarte el maquillaje.
Me acerco a ella y comienzan a poner más polvo en los pómulos y delinear más los labios.
Estamos en la azotea de un edificio en el que por suerte no hace mucho viento y así el trabajo es más fácil.
-Siéntate en la silla y mira hacia allí- me dirige el director de escena y yo le obedezco.
Un, dos, tres y cuatro fotos se disparan hasta que cambio de pose otra vez.
-Hermosa- me dice el fotógrafo- ahora mira a la cámara directamente y levanta el mentón- me ordena- eso, perfecto.
Amo mi trabajo y estar delante de una cámara profesional, es lo que siempre quise hacer.

Amo mi trabajo y estar delante de una cámara profesional, es lo que siempre quise hacer

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Robert llega a la sesión cuando me cambio de ropa por última vez.
-Hola- dice con una sonrisa y me da un pequeño abrazo para no arruinar nada de lo que han echo los estilistas.
-Las últimas fotos y termino- le aviso y salgo de nuevo a escena.
-Apoyate en esa viga y mira a mi dedo- vuelve a ordenarme el fotógrafo- eso es, magnífico- toman una docena de fotos más y por fin terminamos.
-Increíble trabajo-me felicita el director y nos damos un abrazo amistoso.
-Gracias- respondo sonriendo y vuelvo al camerino a cambiarme.
Cuando salgo Robert está hablando por teléfono, aprovecho para ir a despedirme de todos y salimos del edificio.
-Más te vale haber venido en coche- le digo a Robert puesto que a mi me trajo Gregorio.
-Tranquila, estas conmigo- dice y ambos reimos.
Bajamos una calle hasta que veo el bonito Ferrari rojo de Robert.
-¿Puedo conducir?- pregunto emocionada.
-De eso nada- responde y me empuja al lado del copiloto.
-Justin si me deja conducir- lo molesto con lo que más le duele.
Él me mira mal.
-Yo no soy Justin- responde seriamente.
Mierda, no a funcionado.
Hago pucheros y me acurruco en el asiento.
-Hailey no seas niña- me regaña cuando me ve.
No digo nada.
-Ven anda- dice rindiendose y yo recupero mi gran sonrisa, salgo del coche y cuando nos cruzamos me da las llaves- siempre te sales con la tuya- dice cuando entramos los dos al coche.
Pongo en marcha ese hermoso auto, miro la hora para saber cuando tiempo tengo para llegar al otro lado de la ciudad que es donde nos a citado Justin, las 2:38, menos de media hora, salgo de estacionamiento, meto segunda y acelero.
-Quiero llegar vivo- murmura Robert.
Regreso a mirarlo por un segundo y cuando entro a la carretera meto el acelerador a fondo.
Robert casi se muere y se sujeta a la puerta.
Que exagerado.

© 《Acostúmbrate It ©Where stories live. Discover now