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NARRA JUSTIN

Pensando que en algún momento clave de mi vida seria capaz de renunciar a todo para tomar mis propias decisiones me doy cuenta de que ya tendría que haberlo echo pero no me he sentido obligado a aquello, entonces debería considerarme alguien con mucha suerte, en cierto sentido, por que de eso se trata la vida de una persona que está bajo el foco de todo el mundo.
Muchas cosas resultan buenas, increíbles, incluso perfectas pero lo que nadie sabe es que detrás de toda esa "perfección" siempre nos quitan algo de lo que después vamos a arrepentirnos.
La pregunta ahora sería, ¿me arrepiento de algo?
La respuesta la tengo clara y es absolutamente no.
Soy feliz, a pesar de muchas cosas lo soy y eso es lo importante.
No me arrepiento de nada, pero sí me hubiera gustado haber tomado mejores decisiones en algún momento de mi vida.
En mi meditación silenciosa con los ojos cerrados y solamente escuchando la brisa del mar siento varias gotas caer sobre mis piernas.
Abro los ojos y la veo a ella, con su sonrisa juguetona en el rostro y un trapo mojado en las manos que exprime al maximo sobre mi.
-¿Has conseguido hablar con Robert?- pregunto enderezandome sobre el sillón.
Asiente feliz mirando el océano que dejamos atrás poco a poco.
-Genial- me alegro por ella y la atraigo hacia mi con mi brazo.
Se sienta muy cerca y enreda sus brazos en mi cuello.
¿Puedo querer tanto a una persona después de decir que jamás volvería a sentir amor por alguien?
Pero venga, ¿qué joven a quien le rompen el corazón por primera vez no dice eso? Me merezco aún que sea una segunda oportunidad.
Eso si, deberían castigarme por decir que jamás volvería a encontrar a alguien mejor que mi ex.
Hailey es todo lo que necesito en una mujer, es hermosa, alegre, loca, inocente, cuando debe traviesa, tiene una sonrisa hermosa y podría seguir pero eso sería enamorarme aún más de ella.
Hay personas que son oscuridad o luz, pero hay una que no es ni oscuridad ni luz: es simplemente paz. Y con eso lo digo todo.
-¿Estas bien?- me pregunta sonrojada al verme mirándola como un idiota.
-Estoy enamorado- respondo besando su hombro.
Se acerca más y besa mi frente.
Es el acto que hemos vuelto especial entre nosotros, algo que sólo hacemos cuando creemos adecuado y que lleva con ello todo lo que sentimos.
-Tengo miedo- susurra de un momento a otro.
Me separo de ella para mirarla.
Cuando dice aquello no todo está bien.
-Explicamelo- le pido formando círculos sobre su pierna esperando que se relaje un poco.
-Cuando estas vacaciones terminen y volvamos a la realidad... me da miedo como será todo a partir de ahora.
-Shhh- le pido agotado de ese tema- ya te he dicho que no pienses en eso, será algo que no podremos controlar pero estamos juntos en esto.
Se que esas son las palabras adecuadas para tranquilizarla. En este viaje aprendí algo muy importante acerca de ella y es que a ella no le da miedo absolutamente nada, lo que le da miedo es enfrentarse a las cosas sola y mientras este en mis manos jamás la dejaré sola ente la tormenta.
Me mira sonriendo como hace varios minutos, cuando sus miedos aún no eran despejados y se que todo está bien dentro de ella. Por ahora.
-Hay muy pocas cosas que se requieren para la felicidad, entre los que se incluyen el ruido del mar, pizza, cielo despejado y tu sonrisa- dice mirándome y me hipnotiza como cada vez que de su boca sale una nueva frase que me inspira.
-Eres mi musa, sin duda alguna- respondo besando sus labios.
Se levanta y se sienta en la orilla del yate, dejándome observarla con detenimiento.