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Me despierto ahogada por un calor abrasador transmitido por el cuerpo de Justin que duerme plácidamente enrollado a mi, el aire acondicionado está apagado, alcanzó el control para encenderlo y así lograr que Justin aún no se despierte, hoy quiero darle una sorpresa.
Me apartó de su cuerpo lentamente y una vez liberada salgo de la habitación hacia la pequeña sala para llamar al servicio de habitaciones y pedir el desayuno favorito de Justin. Saco de mi maleta un bikini y entro al baño a darme una rápida ducha, cuando salgo llaman a la puerta y corro a abrir para que no vuelvan a llamar, podrían despertar a Justin, un chico vestido de traje blanco entra con un pequeño carrito lleno de todo lo que pedí.
-Muchas gracias- le digo entregandole una propina, él sonríe y sale de la habitación.
Me siento en la mesa a escribir un mensaje para Justin en una hoja.

"Por que ninguna mañana es tan perfecta como cuando despierto a tu lado".

Cuando despiertes desayuna, por algo he pedido lo que más te gusta, yo te estaré esperando en la piscina.

Hails.

Dejo la nota en el carrito que empujo en silencio hasta la habitación.
Encuentro en el piso la camisa que Justin se puso en la cena de ayer, la cojo y como la mujer más psicópata del planeta aspiró su aroma. Sonrió ante lo que acabo de hacer y me la pongo para salir con ella a desayunar.
Pido que me lleven algo de fruta y un pastel a la piscina, donde me siento a tomar un poco de sol matutino.
-Buenos días- me saluda Maejor sentándose en la tumbona de mi izquiera- ¿y Justin?
-Dormido- respondo.
-¿Mucha acción?- pregunta sonrojandome y yo le lanzo un pequeño trozo de piña haciéndolo reír.
-Esa fue la respuesta que quería- dice.
-¿Y Jaxon?- pregunto cambiando de tema.
-Fue a comprar helado con Alisson- responde.
Desayunamos en silencio y disfrutando de la tranquilidad.
-¿Nos vamos esta noche, no?- pregunta Maejor cuando terminamos de comer.
-Creo que si- respondo sin estar muy al tanto.
Me levanto para ir a dejar los platos vacíos.
-¿Podrías pedir una botella de agua para mi, por favor?- me pide Maejor y asiento a su petición.
Cuando estoy a punto de bajar las escaleras veo a Justin a pocos metros de mi, con una camiseta blanca y una gorra roja, tan perfecto como siempre.
-No tienes ni la menor idea de lo sexy que te queda mi camiseta- susurra acercándose a abrazarme, yo sonrió y le devuelvo el abrazo feliz.

-Buenos días- respondo avergonzada por su comentario- ¿qué tal el desayuno?
-Riquísimo y solitario- responde.
Sonrio, me encanta.
-Espero que te hayas comido todo.
-Absolutamente todo, creo que he subido tres kilos- responde sonriendo- me encantó la nota- murmura.