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La casa esta completamente oscura, lo único que desprende luz son las pequeñas velas de color rojo que van formando un camino hasta las escaleras y alrededor de cada vela reposan varios pétalos del mismo color.
Me quedo estupefacta agarrando la manija de la puerta y mirando todo detenidamente.
¿Qué es esto y que diablos debo de hacer?
-Seguir el camino, ¿tal vez? Idiota- se burla mi subconsciente.
Buena idea.
Entro y sigo el camino de las velas que me llevan hasta el segundo piso y continúan hasta la puerta de mi habitación.
El corazón se me acelera, sabiendo claramente quien me espera al otro lado de la puerta pero la pregunta ahora es, ¿por qué hace esto?
Vamos a descubrirlo...
Sigo caminando hasta la puerta, la cual empujo para abrir.
La cama y todo lo que tengo en frente está lleno de rosas rojas y aunque no son mis favoritas ahora mismo podría enamorarme de ellas, pero eso no es lo que importa.

La cama y todo lo que tengo en frente está lleno de rosas rojas y aunque no son mis favoritas ahora mismo podría enamorarme de ellas, pero eso no es lo que importa

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-¿Justin?- susurro con anhelo de no verlo en ningún lado.
-Mi nombre suena mucho más bonito cuando usted lo pronuncia- responde su voz ronca detrás de la puerta.
Me sobresalto mucho al darme cuenta de lo cerca que a estado y cuando sale de las penumbras de su escondite me lanzo a sus brazos que me reciben con amor enredando sus manos en mi cabello.
-¿Y esas gafas?- me pregunta al mirarme.
¿Aún llevo las gafas? No me había dado cuenta.
Me las saco con una sonrisa y las guardo en el bolsillo de la chaqueta sin dejar de mirar sus ojos que ahora mismo se ven oscuros.
-¿Qué es todo esto?- pregunto maravillada por su belleza.
-Esto- repite soltandome y elevando los brazos interpretando la palabra- esto es algo que siempre quise hacer...
Lo miro.
-Perdón- agrega- que siempre quise hacerte.
-Sigo sin entender- musito con vergüenza buscando algo y él me da exactamente lo que quiero.
Sonríe con resignación, una de las sonrisas más bonitas que tiene. No es ni la más grande, ni la más pequeña.
-Hailey- menciona mi nombre como si fuera una mantra llevandome hasta la cama, donde nos sentamos uno enfrente del otro- han sido demasiadas cosas las que hemos pasado juntos, muchísimas.
.
Escucho su voz atentamente.
-Pero cada una de esas cosas han sido totalmente increíbles y más que eso, nos han enseñado a que ya no debemos de cometer los mismo errores; si hablamos de lo malo, claramente. Porque si hablamos de lo bueno, quiero repetir esas cosas contigo todos y cada uno de los días de mi vida.
Una de las mejores sensaciones del mundo es cuando una persona te dice abiertamente lo mucho que le importas.
-Y aún que se que no soy perfecto- sonríe- y tu tampoco pero te acercas, deseo que esto funcione, quiero que ambos afrontamos las cosas juntos, en lugar de huir siempre que se complican.
-La tormenta siempre nos alcanza- susurro bajando la mirada a nuestras manos entrelazadas.
-Bienvenida sea la tormenta, si la calma es tenerte entre mis brazos.
Sus palabras me hacen elevar la mirada rápidamente y chocarme con sus ojos.
-Te amo, Hailey Rhode Baldwin, ya deberías de saberlo pero de todas formas te lo recuerdo, adoro todo de ti, tus defectos, tus virtudes, tus manías, tus pasatiempos, tus palabras, tus cosas, estoy absolutamente enamorado de ti y se que tu de mi también...
Guarda silencio por un segundo.
-Y hoy, a la luz de la luna te pido que seas mi novia...
Un momento. ¿Acabo de escuchar correctamente?
¿Hola? ¿Corazón? ¿Alguien me escucha?
Todo a mi alrededor se detiene tras escuchar esas palabras que esperé por tanto tiempo.
Diablos, Baldwin, reacciona.
Mi amor por él dejó de ser amor humano ya que deje de amar sólo las buenas cosas y por momentos, mi amor por él va más allá de sus errores, va más allá de sólo sus virtudes, no es solo un momento sino la vida entera, he llegado a amarlo de una manera que ni yo misma sabía que podía amar.
-¿Hailey?- me trae de regreso su voz- ¿dirás algo?
-Si- susurro.
-¿Si dirás algo o si quieres ser mi novia?- pregunta confuso.
Sonrió y vuelvo a lanzarme a sus brazos haciendo que su cuerpo caiga sobre los pétalos que están sobre la cama.
-Si. Quiero. Ser. Tu. Novia- confirmó besando su rostro.
-Por un momento pensé que dirías que no...- comenta con una sonrisa.
-Quiero ser tu lugar favorito para ir, cuando has tenido un mal día o un buen día- susurro sobre sus labios.
-Ya lo eres- su respuesta no se hace esperar- pero quiero que sepas que quiero hacer esto público...
El miedo invade mi cuerpo al escuchar aquello.
Me levanto de la cama y lo miro a los ojos.
-Estoy cansado de que debamos escondernos, Hailey- dice- que no podamos ir a por un helado agarrados de la mano porque nadie sabe lo que de verdad ocurre... se que esto no es fácil, que está vida es una mierda pero se que juntos podremos superarlo...
Su voz me entristece de golpe, escuchar lo frustrado que se siente de esconder todo.
-¿Y si no les gusta?- pregunto con miedo.
-No tienes que gustarle a todos, no todo el mundo tiene buen gusto- suelta haciéndome reír de nuevo.
-¿Y cuando te tengas que ir de gira?
-A mi ninguna distancia me va a prohibir que te adore con toda mi alma...
-Ni a mi tampoco, eso te lo puedo asegurar- le informo- pero será una relación en la cual todo el mundo pueda opinar y al final eso acaba destruyendo todo...
Aparta la mirada poniéndola en sus manos, buscando las palabras exactas para describir lo que pasa por su cabeza.
-¿Quieres intentarlo o no?- concluye al fin.
-Dime en lo que estabas pensando- pido confundida por su cambio.
Suspira y vuelve a mirarme.
-Pienso que mientras estemos juntos podremos con todo- admite.
Oh, mi niño.
Sus ojos me trasmiten paz tras decir esas palabras y para mi es suficiente con eso. Ya está comprobado que haría cualquier cosa por él, así sea ponerme a mi en segundo plano.
-Quiero intentarlo- acepto completamente segura.
Me atrae a su cuerpo rodeandome con sus brazos y besa mi cabeza con ternura. Yo, como la mujer más afortunada de todas apoyo mi mejilla sobre su pecho y suspiro su aroma, el que ahora es mi casa.
Nos quedamos de esa forma por un largo rato.
-¿Que onda con las rosas?- rompo el silencio con una sonrisa.
Él también ríe.
-Se que no son tus favoritas pero es muy romántico- admite.
Si que lo es.
-Es usted un romántico empedernido, señor Bieber- bromeo.
-Si vas a la cocina te darás cuenta de que si que lo soy.
Me despego de su cuerpo y lo miro levantando una ceja.
Él señala la puerta para decirme que habla en serio y no hace falta más, salgo corriendo rumbo a la cocina.
Entro encendiendo todas las luces y me encuentro con otro ramo de rosas rojas y una caja de pizza sobre el mesón.

¿Se puede estar más enamorada de lo que ya estoy?
-Entonces...- su voz invade la cocina- ¿soy o no un romántico?
Regreso a mirarlo con la sonrisa más grande de todas.
Esta apoyado en el marco de la cocina, con un pantalón de deporte largo y una camiseta de su equipo de hockey favorito y a pesar de eso luce como un auténtico modelo de Calvin Klein.
¿Qué irónico, no?
-Justin Drew Bieber eres el hombre más perfecto del planeta tierra- respondo caminando hacia él.
-Y el más afortunado- confirma volviendome a rodear en sus brazos y de golpe me carga en sus brazos.
Pego un pequeño grito sorprendida del acto.
-Vamos a la cama- balbucea.
Lo miro sorprendida por sus atrevidas palabras.
-A dormir, Hailey- dice- no siempre pienso en eso...
Siento una gran carcajada al escuchar lo dicho y el me deja de nuevo sobre el piso.
-Me has ofendido- dice cruzando los brazos y subiendo las escaleras con su berrinche.
No dejo de reír todavía pero subo las escaleras tras él.
-L-lo siento- digo entre carcajadas.
-Tu siguete riendo- amenaza girando y chocando con mi cuerpo.
-¿Me estas amenazando?- pregunto intentando controlar mi ataque de risa.
-Para nada- eleva los brazos fingiendo inocencia pero una pequeña sonrisa Lo traiciona.
-Me has ofendido- repito sus palabras y es mi turno de berrinche.
Camino hasta la habitación pasando por un Justin sorprendido y entro sin mirar atrás.
Pero al entrar se me va todo el juego, ver todas esas rosas y recordar sus palabras sólo me provocan regresar y fundirme en sus brazos.
No hace falta, él ya está a mis espaldas cuando pienso en ir a buscarlo.
Me lanzo a sus brazos enredando mis piernas en su cintura plasmando todos nuestros sentimientos en un beso.
¿Hacia cuánto que no besaba sus labios? Deben de ser menos de un mes pero se sienten como la primera vez.
La magia, las mariposas que estaban dormidas, el escalofrío y las sensaciones regresan, apoderándose de mi.
-Maldición, Hailey- susurra en mis labios con esa voz ronca.
Me confunde.
-¿Qué?- pregunto.
-Me encantas- suelta mordiendo mi labio inferior.
Vamos a tratar con el lado travieso de Justin y eso es muy interesante.
Sonrió en sus labios y es lo que le hace falta para lanzarme a la cama con cuidado, cayendo sobre los pétalos de rosa.
Un total y absoluto cuento de hadas.
-Voy a hacerte el amor entre rosas- vuelve a sorprenderme- literalmente.
Sus palabras me sonrojan y como siempre hago cuando eso sucede me tapo el rostro con las manos.
-Hey- llama Justin agarrando mis manos- no te escondas.
-Hay palabras que me producen eso- susurro cuando poco a poco su fuerza hace que vea sus ojos.
-Pero no te escondas de mi, nunca- repite.
Asiento como cuando un niño lo hace después de que su madre le llama la atención.
Justin sonríe con mi gesto y vuelve a besarme para después comenzar a dejar pequeños besos hasta mi cuello.
-Te deseo- susurro.
Me sorprendo por las palabras que han salido solas de mi boca.
Y Justin también parece sorprenderse, deja de hacer su trabajo y me mira a los ojos.
-¿Qué has dicho?- pregunta.
Mierda.
-Repitelo, por favor...
Sus palabras son como una orden automáticamente.
-Que te deseo...- susurro otra vez.
Mis palabras son su perdición, se quita la camiseta dejando a la vista sus tatuajes y yo me deleito totalmente desde mi lugar, vuelve a besarme después de lanzar la camiseta lejos y ese es el primer paso a todo lo que sucede esa noche...

Llevo acostada sobre el pecho de Justin por las de media hora, si tuviera un reloj cerca podría comprobar si mis suposiciones son ciertas pero creo que son más de las cinco de la mañana, el sol a comenzado a embellecer la noche desde la ventana.
Justin no deja de cantar algunas canciones muy bajito, como si un bello pajarito se tratara.
-¿Mi amor?- susurra su voz.
-Mmm- murmuro.
-Pensé que estabas dormida.
Niego levemente y dejo un beso sobre su tatuaje.
-¿No tienes sueño?
Vuelvo a negar.
-Pues deberías dormir- murmura incorporándose sobre la cama haciendo que mi cabeza caiga sobre el colchón.
Me quejo con un bufido y cierro los ojos sintiendo como el cansancio se apodera de mi.
Justin rie, abro los ojos y lo veo mirándome con su sonrisa. Me da un beso en la frente y se levanta.
-¿Donde vas?- pregunto.
-Al baño.
Camina por la habitación totalmente desnudo hasta que encuentra su camiseta.
-Mañana- comienza a hablar- quiero decir, hoy- se retracta- quiero que me acompañes a un lugar.
-¿Dónde?- pregunto intrigada.
-A hacerme un tatuaje...

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