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Unas llamas infinitas y de un color rojizo rodean todo el espacio en el que estoy, me pongo nerviosa y no se hacía donde ir, mire donde mire existe peligro.
-¡HAILEY!- alguien grita mi nombre a lo lejos- ¡AYUDA!- su voz suena como un aullido, lleno de dolor y desesperación.
Cuando mis sentidos se aclaran reconozco esa voz y estoy a punto de entrar en desesperación.
-¡JUSTIN!- grito desgarrando mis cuerdas vocales- ¡JUSTIN!- lo vuelvo a hacer para saber donde está.
No escucho nada en los próximos minutos y mi desesperación va en aumento sabiendo que si me muevo de donde estoy me quemare.
-¡HAILEY, AYÚDAME!- su voz vuelve a gritar cada vez más débil, cada vez más lejos...

Abro los ojos de golpe, llena de sudor y lágrimas.
¿Qué a sido eso?
Respiro un poco para despertarme del todo y así recordar mi pesadilla. Al hacerlo vuelvo a entrar en desesperación.
Era Justin. Estaba en peligro.
Agarro mi teléfono y entro a Twitter, él no a puesto nada y tampoco hay alguna noticia nueva que pueda alarmarme pero aún así no me quedo tranquila, necesito saber que está bien.
Miro la hora, las nueve de la mañana.
¿Dónde está Kendall?
No importa, marcó el número de Justin deseosa de escuchar su voz para saber que está a salvo y no puedo más cuando me salta el contestador.
-¡Mierda!- bufo desesperada.
-Calma, Baldwin- me dice mi subconciente- es Bieber, si algo malo le a pasado ya debe de estar en Internet.
Es cierto, pero aún así me levanto de la cama, entro al baño a cambiarme y salgo con una misión.
Bajo las escaleras muy rápido y escucho a Robert y Kendall en la cocina, no necesito perder tiempo saludando así que salgo en silencio y me subo al auto.
Conduzco a la máxima velocidad permitida por el estado y gracias a eso llego al edificio en el que estuve hace dos días.
Cuando giró por la calle me encuentro a varios coches de policía fuera del edificio.
¿Qué?
Las lágrimas brotan de mis ojos aún sin escuchar explicaciones y creo estar a punto de desmayarme.
-Eres fuerte, Hailey- me digo a mi misma- tienes que ir a comprobar si está bien.
Salgo del coche con las piernas temblando y camino como puedo, como nadie me detiene en la entrada, entro y subo al ascensor con el recuerdo en la mente de que sólo puedes subir al edificio de Justin con una tarjeta.
Mierda.
Salgo y busco con la mirada al guardia, lo veo a lo lejos hablar con dos policías y escucho como una ambulancia llega.
Mis nervios van en subida y estoy a punto de volverme loca.
Saco mi telefono para volver a llamarlo pero una vez más salta el contestador.
Cuando creo que voy a desmayarme por los nervios, la falta de alimento, de sueño y la ansiedad, una mujer de edad avanzada pasa por mi lado con una tarjeta exactamente igual a la de Justin, sube al ascensor y yo hago lo mismo.
Creo que me reconoce por su curiosa mirada pero si lo hace no me dice nada.
-¿A que edificio vas, bonita?- me pregunta cuando pulsa el número 67.
-Al 69- respondo sabiamente.
Cuando ella se baje podré pulsar el número del piso de Justin.
Sonríe y pulsa mi número, subimos en silencio. Esos pocos minutos se me hacen eternos.
Llegamos al número de la señora que se baja regalandome una sonrisa y en cuanto el ascensor se cierra pulso el número 75, el último.
Los pocos pisos que faltan también se hacen eternos hasta que por fin la puerta se vuelve abrir, salgo del edificio y tocó la puerta con fuerza y desesperación.
La puerta se abre dejando ver a un hombre algo y grande.
-¿Y Justin?- pregunto.
-Acaba de irse- responde -¿quién eres?
¿Se a ido? ¿A dónde?
México, claro que si, confirmo el viaje y se a ido, he llegado muy tarde, todo a terminado.
-¿Él está bien?- pregunto antes de irme.
-Si- responde él enarcando una ceja.
-Hay coches de Policía abajo- agrego para sacarme esa duda.
-Han intentado robar un departamento- responde.
Oh, a sido eso.
Camino sin despedirme, cabizbaja, asimilando que hoy todo termina y que nada al final valió la pena.
Llamo al ascensor y me apoyo en la pared para esperar, mi teléfono suena y veo el rostro de Robert en la pantalla.
Deben de preguntarse donde estoy, pero no respondo ya que llegaré pronto.
-¿Hails?- escucho su hermosa voz.
Ahora si puedo decir que estoy realmente loca.
Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos desorbitados mirándome de arriba abajo.
Es él, de verdad está aquí.
Me lanzo a sus brazos, sin importarme nada y él me rodea con ellos, aspiro su exquisito aroma que me tranquiliza todo el cuerpo.
Ahora lo tengo aquí, a salvo, toda mi pesadilla sólo fue eso, una pesadilla y saber que está bien es lo único que necesito.
-Pensé que te habías ido- susurro aún en sus brazos.
-Lo hice- responde- olvidé mi teléfono...
Eso explica porque no respondía las llamadas.
-¿Po-podemos hablar?- le susurro.
-Mi vuelo sale en una hora- responde mirando su reloj.
Aquí está, exactamente lo que sabía que iba a pasar y lo que claramente me merezco. Su rechazo.
Me separo de él, avergonzada por completo y me colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.
-Bueno, entonces que tengas un buen viaje- susurro y entro en el ascensor, pulso el botón de la planta baja y las puertas se cierran poco a poco, dejándome a la vista unos ojos malditamente hermosos y confundidos.
En el ascensor no lloro, estaba preparada para esto, ya hice lo que tenía que hacer y era venir a verlo cumpliendo la promesa que le hice a Jordan y se que está bien, con eso es suficiente.
En uno de los pisos se abre la puerta y entra un chico bastabte atractivo al que no le prestó mucha atención, el ascensor sigue bajando y vuelve a detenerse más abajo, donde suben tres chicas que como es debido miran al primer chico con entusiasmo.
-¿Te has enterado de que Bieber se está quedando aquí?- le pregunta una emocionada.
-¿¡En serio!?- grita la otra.
-Si, pero aún no le he visto- contesta consternada.
Sonrió al escuchar la emoción en sus voces que es lo que él siempre a provocado y lo sigue haciendo.
Mi telefono vuelve a sonar, esta vez es un mensaje de Kendall.

© 《Acostúmbrate It ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora