CapítuloCinco|Rescate|

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Mary se levantó de un salto y caminó dando pequeños saltos hasta Kara y la abrazó con fuerza durante unos minutos que a él le parecieron eternos. Noah vio la expresión de incredulidad de ella y le causó un poco de risa a pesar de la situación. Se preguntaba por qué Mary había sido tan directa cuando debió haber tenido un poco más de tacto. 

—¿A qué te refieres?—Musitó Kara al separarse de Mary—. ¿Qué dices?

—Que hemos venido por ti, para llevarte lejos de ese tipo.

—¿Te conozco acaso? ¿Cómo sabes qué...?

Kara se tambaleó y comenzó a respirar más rápido de lo normal. Mary la ayudó y la hizo sentarse al frente de Noah, quien dejó escapar un sonoro suspiro al ver todos los moratones en sus brazos, antebrazos y pecho. Pero, había otra cosa que como hombre no podía dejar escapar, y esa cosa, era su pronunciado escote. Era como si le estuviera gritando que lo mirara.

Se levantó y le dejó su silla a Mary. Debía tener la cabeza fría, como siempre. Tenía que alejarse y mantener sus pensamientos libidinosos a raya.

—Mira, para explicarte mejor, él — señaló a Noah quien estaba parado a un lado de la puerta observando a Kara con cautela—. Nos comentó a mí y a mi prometido que ayer te salvó de un tipo que te estaba golpeando, ¿no es así?—Ella asintió—. Bueno, el caso es que pienso ayudarte, o mejor dicho, pensamos te ayudarte.

—¿Pero quién les está pidiendo ayuda?

—Eh, mira, no puedo entender a la perfección lo que te está pasando, pero quiero ayudar.

—¿En serio piensan ayudarme a escapar de este infierno?

Kara no sabía qué pensar. ¿Tomaba su palabra o les exigía que se marcharan y la dejaran en paz? ¿Qué hacía? Miró al hombre que la había salvado. Había mantenido la misma expresión seria desde que lo había visto. Podía sentir su mirada detallándole cada golpe.

—Eso es lo que buscamos, ayudarte. Te prometo que somos totalmente sinceros en esto que te estamos ofreciendo, no te estamos engañando.

—Eso es muy peligroso. Sé que él irá por mi. No se detendrá y no quiero que nadie más salga herido en este problema que es solamente mío.

Noah observaba cómo ellas hablaban. No había podido evitar dejar de mirar sus brazos. Esos moratones llamaban mucho su atención a pesar de estar levemente tapados por maquillaje. Su mirada subió hasta su cuello y pudo detallar algo parecido a la forma de una mordida. Eso, claramente, había sido una represalia de la madrugada anterior.

Su enojo comenzó a aumentar. ¿Cómo podía estar tan enojado con alguien a quien ni siquiera conocía y que no había hecho nada en contra de él? No se lo explicaba, pero de algo sí que estaba muy seguro, y esa cosa, era que su instinto de protección había salido por primera vez luego de tantos años. Y eso, no debía ser bueno.

Él sólo tenía que preocuparse por encontrar a Annie, no por andar golpeando tipos que golpean mujeres. Eso no era problema suyo y tampoco tenía por qué intervenir más, sin embargo, ahí estaba: Como un completo idiota desobedeciéndose a sí mismo. A pesar de sus pensamientos contradictorios, no dejaba de imaginarse el momento en el que por fin podría comenzar a golpear al tipejo. Quería golpearlo hasta quedarse sin fuerza. Sacarle a golpes unos cuántos dientes. Romperle unos cuántos huesos. Oh, sí. Demasiado tentador como para irse por las buenas. Apretó los puños y vio cómo ambas mujeres se levantaban, se abrazaban y se limpiaban los ojos. Se acercaron a él y Mary asintió.

—¡Kara decidió irse con nosotros!—celebró Mary.

Noah asintió sin mirarlas y bajó las escaleras con ellas yendo detrás de él. Mientras que él fue directo a la salida, ellas fueron directamente a la barra. Hablaron con el hombre que hacía las bebidas y luego entraron por una puerta detrás de la barra.

Corazón Principiante✔️Where stories live. Discover now