Corazón Principiante✔️

CapítuloCincuentaYCinco|Sorpresas|

Noah había esperado unas semanas para poder culminar su venganza. Kara estaba estable y podría alejarse de ella durante un rato sin sentirse intranquilo. 

—¿Creían que se saldrían con la suya?—Espetó, mirando hacia aquellas dos escorias.

Ninguno de ellos dos habló, no podían así quisieran hacerlo. Se había encargado, minutos antes de golpearlos y dejarlos casi irreconocibles. Odiaba a esos imbéciles por todo lo que habían hecho y por lo que seguramente pensaban hacer. Había desahogado toda su rabia acumulada desde el secuestro y estaba feliz con los resultados obtenidos hacia aquellos dos. Se lo merecían, era lo mínimo por tanto daño que le habían causado a la mujer que amaba. Esos infelices por fin habían recibido su merecido.

—¿Crees que valió la pena la muerte de tu padre, por seguir ese maldito juego enfermo de perseguir a una mujer que obviamente no te quería?—preguntó Noah, mientras le pasaba una navaja por la espalda. 

Se había enterado de lo que le había pasado al padre de éste gracias a uno de los hombres que trabajaba para Robert y que había sobrevivido al ataque. Se enteró de todo y no dudó en soltárselo en la cara. Observó el rostro furioso de aquél hombre con el rostro ensangrentado y dientes partidos. Sonrió con ganas, el odio que estaba recibiendo en ése momento era mucho, muchísimo pero, no le importaba en lo absoluto. 

Él era vengativo y, no paraba hasta que aquellas personas que le habían hecho algo a él, o a quien amaba, pagaran por lo que habían hecho. Ahora, sólo tenía que acabar con sus miserables vidas. Pero, ¿cómo sería mejor? Caminó a lo largo de su conocida mesa de artefactos sintiendo miradas fijas en su espalda cargadas de odio y desprecio. Tomó su Tarius 98B y la acarició con delicadeza. Esa serviría para uno de ellos. Giró y caminó pacientemente hacia Logan, quien parecía temblar. El maldito sólo era un cobarde que disfrutaba haciendo sentir menos a las mujeres, las despreciaba por el hecho de que su madre lo había abandonado cuando era sólo un niño y lo había dejado a cargo de su padre abusador. En sí, él se había convertido en lo que más odiaba.

En cuanto a Marcus, su madre falleció en circunstancias muy extrañas. Según decía en el informe de su investigador, se sospechaba que el esposo la había matado en un arranque de celos, pero nunca se logró inculparlo, así que los oficiales desistieron y el caso fue completamente cerrado, dejando a Anthon Johnson libre de toda culpa. Él era un abusador en toda palabra, por ello no le sorprendía el hecho de que su hijo copiara sus actos abusivos y violentos. Tuvo tres esposas: Una desapareció sin dejar rastro, la siguiente murió en extrañas circunstancias y la última actualmente se encontraba desaparecida.

Dirigió nuevamente su vista a Logan. Temblaba como una hoja y no era para menos, sabía lo que ocurriría en ése momento. Dirigió el arma hacia su mejilla derecha y dio el primer disparo, destrozando parte de su rostro. Un aullido de dolor resonó por todo el pequeño cuarto, que rápidamente se fue silenciando.

—¿Ahora qué puedo hacer contigo?

—Eres... un malnacido.—expresó Marcus con dificultad.

—¿Cómo lo sabes?—preguntó sonriendo—. Mi madre biológica era como tu madrasta y mi padre un maldito mafioso. ¿Qué más te gustaría saber? ¿Que en una parte de mi vida, sin saber que él era mi padre, trabajé para él?

Mucho antes de abrir su bufete, Robert le había comentado sobre su verdadero oficio y le había ofrecido trabajar para él. Era jóven, quería experimentar cosas nuevas, así que aceptó su proposición. Presenció asesinatos, golpizas salvajes a deudores, entre otros. Al principio, le había gustado aquella honda, pero lo abandonó cuando sintió que ya era suficiente.

Retrocedió un poco y apuntó. Disparó dos veces hacia sus pulmones y dejó caer el arma. Salió del cuarto, sintiéndose feliz por haber vengado el sufrimiento de Kara al deshacerse de esos indeseables. Ya después se encargarían de los cadáveres. Moriría en varios minutos, lo que tardaran sus pulmones en llenarse de sangre.