CapítuloCuarentaSeis|Recuérdame|

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Su corazón palpitó con fuerza y sintió cómo todo su mundo se desmoronaba. Tragó saliva al sentir la mirada de desprecio que él le dirigía. ¿Qué estaba pasando con él?

  —¿Qué esperas para largarte?

Kara intentó ir hacia Noah, pero Melannie no se lo permitió cruzándose en su camino. Él la miró severamente, lo que le causó aún más conmoción. 

Realmente, ¿no sabes quién soy yo?

—No sé quién coño eres ni qué carajos haces aquí—su ceño fruncido delataba lo molesto que estaba—. Es la última advertencia que te doy para que te largues y me dejes en paz con mi prometida. 

Kara agrandó los ojos al oírlo decir aquello. 

¿Esa maldita su prometida? 

¡Tenía que estar bromeando! 

Empujó  a la tipeja y se acercó a él a pesar de su negación. Tomó su mano, apretándola y sintiendo como estaba a punto de echarse a llorar. Él la miró por sólo unos segundos, como la miraba antes de que ocurriera lo que sea que le pasó. Vio un pequeño atisbo de algo que no supo explicar, pero todo se echó a perder cuando volteó y la tipeja estaba en la puerta acompañada de dos guardias. 

—Es mejor que te largues de aquí. Él..., ya no te quiere.

Kara miró nuevamente hacia Noah. Él la miraba con sus rasgados y almendrados ojos. No desviaba su vista para nada. Quería gritarle que la recordara, pero no sabía cómo estaba su salud y si podía sobrellevar emociones fuertes. Quería besarlo, decirle que lo amaba. 

—Esto no se quedará así. 

Pasó de los guardias y se dirigió al ascensor. Allí dentro, suspiró con fuerza para intentar calmar su llanto. Sus manos temblaban y sentía su pulso acelerado.El dolor inundaba su pecho. No sabía qué hacer, cómo actuar. Salió del ascensor y se sentó en las sillas de espera y dejó caer su cara cuando afincó sus codos en las rodillas. Dejó caer sus lágrimas al momento que un sollozo escapó de su boca. Le dolía, le dolía demasiado. ¿Qué diablos había ocurrido con él?

Él tenía que recordarla, no se podía casar con esa maldita que se aprovechó de la situación. No entendía cómo diablos ella había conseguido su anillo y muy bien pudo haberle dicho cualquier cosa a Noah para hacerle creer que estaban comprometidos. Había tenido una semana entera para convencerlo.

Estaba aún más furiosa que antes. Odiaba cómo todo se había volteado en su contra. Necesitaba a Noah en su vida. Necesitaba abrazarlo, besarlo y sentirlo nuevamente a su lado pero él no se lo permitiría.

Debía ir con Matías. Él le explicaría qué demonios estaba sucediendo.  Se limpió las lágrimas con la manga de su suéter y fue hasta su oficina. Al entrar, él le ofreció asiento en los muebles y ella aceptó. Respiró hondo e intentó calmar su respiración. 

—¿Qué ocurrió con él? 

—Lo atendí cuando lo trajeron hace una semana. Había perdido mucha sangre y realmente temí que perdiera la vida hasta que logramos estabilizarlo. No sabemos qué fue lo que ocurrió con certeza, pero creemos que fue atropellado y luego golpeado. Presentaba muchos hematomas a lo largo de su cuerpo. Le golpearon la cabeza muy fuerte, tanto así que tuve que hacerle ocho puntos en la parte posterior de su cabeza.  

Corazón Principiante✔️Where stories live. Discover now