CapítuloOcho|Nuevo trabajo|

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Kara notaba cómo Abel intentaba tener algo con ella. Se limitaba a seguirle la intensa conversación con una sonrisa torcida. Pensaba que había sido un milagro que no la reconociera pese a que él había estado en el Club ésa noche y que se hubiera tragado el cuento que Mary le había inventado. Era esencial mantener oculto su pasado para así poder avanzar en su nueva vida, además de que no quería que la marcaran por haber trabajado en un Club de Striptease.

Estaba incómoda. Las miradas furtivas de Noah la incomodaban muchísimo. Tenía mucho rato así, mirándola a ella y a Abel. Yacía a unos metros de distancia charlando con Mike mientras que Mary estaba al lado de ella siguiendo la conversación con su hermano.

—Kara...—Ella alzó la vista hacia la imponente silueta de Noah—, ven un momento conmigo, ¿sí?

Kara frunció el ceño. ¿Por qué él quería hablar con ella? Hasta donde ella sabía, o creía, él sentía desprecio hacia ella. No tenía la menor idea de qué podía querer ese hombre que la hacía poner tan nerviosa. Se puso de pie y lo siguió con sigilo con sus manos temblorosas. Él abrió una puerta y la hizo pasar primero, seguidamente entró él y cerró la puerta tras de sí. Los nervios la consumían aún más.

—Siéntate.

Noah la miró desde la silla de Mike. Sus pasos eran sigilosos, inclusive temerosos, era como si estuviera midiendo el espacio que estaría cerca de él. Se veía nerviosa, y razones tenía para estarlo. La expresión con la que la escrutaba era su típica mirada dura y fría.

Ella se sentó recta en la silla frente al escritorio. Sus nervios habían aumentado.

—Iré al grano. Tengo dos cosas que decirte y espero que me pongas mucha atención porque no espero repetir, odio repetir.—Kara asintió—. ¿Quieres poner una demanda en contra de ése Animal?

Kara parpadeó un par de veces antes de contestar.

—¿Cómo?—Noah bufó frustrado.

—Al idiota que te golpeaba, tu ex novio.

—¿Eso significaría volver a verlo?

—Por supuesto.

Kara experimentó un escalofrío de píes a cabeza. ¿Volver a verlo? No quería volver a ver la cara de ése hombre en su vida. Aunque debía de tener claro que él en algún momento aparecería puesto que él la buscaría para vengase.

No contaba con el suficiente valor como para ver su rostro de nuevo y que sus piernas no se hicieran gelatina.

Debía de mantener su mente tranquila y mentalizarse de que él aparecería en cualquier momento, y cuando eso pasara, no debía de entrar en pánico. Sin embargo, ahora, para ella, era demasiado doloroso recordar todo lo que le había hecho. Debía dejar que pasara un poco de tiempo y tomar un poco de valor para que cuando el momento llegase, decirle todas las cosas que debió decirle en su momento dado.

—La verdad, no lo sé... No quiero volver a verlo y...—Sintió sus ojos picar, las lágrimas querían salir, pero ella no pensaba derramar más lágrimas por culpa de Marcus, no se merecía nada de ella—. Y que vuelva a hacer lo que solía hacer.

—Precisamente para eso te llamé, Kara. Demandándole él estará toda su vida en la cárcel. Yo mismo encargaré de que se quede allí y no vuelva a ver el la luz del sol.

—¿Estás seguro? La verdad no lo sé...—Noah golpeó con su puño el escritorio frustrado.

—¿Debo de repetírtelo? Kara, metiéndole a la cárcel no vivirás con la constante preocupación de que él aparecerá en algún momento.

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