CapítuloCuarentaYCinco|¿Cómo te atreves?|

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Kara sonreía ante la mirada de felicidad que tenían sus padres y sus hermanos, a excepción de Clara, quien había corrido a su habitación luego de que sus padres confirmaran que ella en realidad, sí era Kara Campbell. Le habían hecho muchísimas preguntas durante los minutos que habían transcurrido desde que Noah la ayudó a salir de la piscina. Y, ahora que se acordaba de él, se preguntaba en dónde se había metido.

Todos los invitados comenzaron a marcharse cuando toda la conmoción se armó. Habían muchísimos rostros expectantes y curiosos, así como también miradas de desprecio y desaprobación de parte de aquellos qué, seguramente, estuvieron en el bufete esa noche y habían visto el video expuesto.

Aún no podía creer que su propia hermana y cuñada, se habían atrevido a hacer tal atrocidad. Necesitaba saber más. No creía que habían mandado a hacerle eso simplemente porque no la querían con Noah. Le resultaba absurdo. No sabía qué pensar. 

—Kara... ¿Estuviste viviendo con Noah todo este tiempo?—preguntó Lucas luego de un rato.

Ella sonrió con tristeza, recordando el día que la salvó.

—Sí, los últimos meses viví con él—suspiró—. Noah salvó mi vida.

Siempre pensaría en él como su héroe, porque eso era. Bajó la mirada a su mano izquierda, y se asustó al no ver su anillo. Se mordió el labio para calmar los nervios de haberlo perdido. Necesitaba ver a Noah y resolver las cosas. Tenía que hacerlo, además, tenía que encontrar su anillo.

Preguntó a varios si habían visto a Noah, y se sorprendió cuando le dijeron que se había marchado hacía un rato. Se sentía nerviosa y algo ansiosa. ¿Por qué sentía que algo malo estaba pasando? Buscó su móvil y comenzó a llamarlo, pero él no le respondía.

—Entonces, ¿no recuerdas nada?—preguntó Carol.

—Sólo ésa noche. De ahí hacia atrás, todo es borroso—se sentó en la cama del que fue su cuarto cuando era niña y miró el hermoso decorado infantil que tenía toda la habitación. Todo era demasiado hermoso—. ¿En serio yo vivía aquí?

—Sí—respondió Erick moviendo su silla hasta ella—. Todo esto era y es tuyo, Cariño.

—Nunca quisimos remodelar. Tener la habitación así... de alguna manera nos hacía recobrar la esperanza.—habló Carol, acariciándole en cabello a su hija.

Kara sonrió cuando sus padres salieron de la habitación para dejarla dormir. Dejó caer su espalda al colchón y una lágrima cayó por su mejilla. Sentía muchas emociones en ese momento, pero la tristeza predominaba. Extrañaba a Noah. Necesitaba saber de él y se arrepentía por haberlo tratado mal cuando él no tenía la culpa; era una completa imbécil.

Siguió llamándolo durante un buen rato más, pero jamás respondió.

Esperó un buen rato antes de levantarse de la cama

Abrió un poco la puerta de la habitación y se aseguró que no hubiese nadie por allí. Al comprobarlo, salió y bajó rápidamente las escaleras. Llegó al jardín lo más rápido que pudo y comenzó a rebuscar entre el pasto su Infinito. Necesitaba encontrar su anillo. Luego de un rato de búsqueda infructuosa, cayó en cuenta de que debió haber caído en la piscina. Se asomó hincándose sobre la orilla para ver si podía detallar algún brillo dentro de la piscina, pero no podía ver absolutamente nada. Subió la mano hasta su collar de corazón y cerró los ojos por la frustración que estaba sintiendo.

—¿Qué haces?—Kara se tensó al oír la voz de Erick, su padre, detrás de ella. Se giró para encontrarse con sus ojos amistosos—. ¿Perdiste algo?

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