CapítuloVeinte|Primera venganza|

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Noah se separó de ella sintiéndose cada vez peor. Estaba furioso por lo que había oído, quería apoyarla y ayudarla. Miraba su rostro detallando el contorno de uno de sus ojos obscurecido y aquello no hizo más que empeorar su furia.

¿El Animal Dos o el Animal Uno? No tenía idea de quién podría haber orquestado aquella infamia contra ella, pero lo averiguaría a como diera lugar. Miró de nuevo hacia el Detective y recordó lo que él le había dicho. Sin tener qué preguntar, supo de inmediato a quiénes se referían.

Los habían encontrado. ¡Habían encontrado a esos malditos!

Regresó sus ojos a Kara.

—Quédate aquí y llama un taxi para que te lleve a mi casa. Cambié la combinación, te la dejé en un papel dentro de la caja del móvil sobre mi escritorio junto con un par de llaves.

—Pero...

—No hay peros que valgan, tenemos mucho de qué hablar y cuando regrese...—suavizó la expresión y le dio una leve sonrisa para calmarla—, hablaremos.

Bajó junto con el detective por el elevador privado. Ninguno decía absolutamente nada, las palabras sobraban en ése momento y lo único que Noah quería en ése momento, era ponerle fin a la vida de aquellos dos que se atrevieron a llevarse a su hermana. Caminó por el estacionamiento hasta llegar a su auto. Se subió en éste y poco después vio al Detective subiéndose al suyo; para luego hacerle cambio de luces para que lo siguiera.

Cientos de emociones se arremolinaban dentro de él. No sabía cuál predominaba entre su furia con los desgraciados que se habían atrevido a tocar a Kara, o la felicidad que le provocaba que por fin mataría a esos dos que casi lo mataban cuando era un niño. No podía dejar de imaginarse qué clase de torturas emplearía en ellos. Sufrirían hasta morirse. Pero antes de matarlos, tenía que lograr que ellos hablaran. Tenía que hacerlos decir a quién le habían entregado a Annie. La información que lograra sacarles, era primordial para encontrar a su hermana de donde quiera que estuviese.

Se detuvo a hablar con Craig, el detective, durante varias horas. En ése tiempo le explicó todo lo que habían encontrado sobre la existencia de ésos seres. No le había prestado mucha atención puesto que no le interesaba en absoluto la familia de ellos.

Poco después, siguió al Detective hasta las afueras de la ciudad, mucho más lejos que el pueblo de donde Kara provenía. Poco después, se detuvieron frente a una vieja casa que parecía abandonada, pero él sabía que no era así puesto que él mismo había pedido que si los encontraban, los llevasen allí. Unas horas después, llegaron al lugar.

Se bajó de su auto y caminó hasta la puerta en donde le abrieron inmediatamente. Uno de los hombres lo saludó y lo condujo por un pasillo hasta el cuarto en donde tenían a los dos hombres inconscientes. Abrió la puerta y sonrió al verlos maltrechos en el suelo por los golpes que anteriormente habían recibido por los hombres.

—Dile a Craig que muchísimas gracias.—habló refiriéndose al investigador—. Y dile que quiero que todos abandonen el lugar.

—Pero, Señor...

—Me encargaré de éstos dos yo solo. Así que váyanse. Ahora.

—Dejaremos para usted un conjunto de ropa en su auto, para que se cambie cuando termine.

El hombre salió cerrando la puerta detrás de él.

Noah esperó a oír el rugido de los motores para comenzar. No tenía muy claro lo que les haría, pero al menos sí que sabía que esos dos, no la pasarían muy bien antes de morir. Miró la pequeña habitación. Había dos bates de béisbol, cuatro palos gruesos de madera, tres tubos de hierro, cadenas y todo tipo de cosas con los cuales los haría agonizar.

Corazón Principiante✔️Where stories live. Discover now