¿Reconciliación?

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Nayeon corrió gustosa a abrir su puerta pensando que se trataba de Mina siendo que en su lugar se trataba de la madre de esta, muy bien arreglada, con lentes oscuros y una cartera brillante en mano.

-Vendrás conmigo por unos tragos, muévete.

Nayeon se mantuvo sin reacción, quería convencerse de que todo es una broma o que ya alucinaba por la falta de Mina.

-¿Estas sorda o se te olvido lavarte los oídos y los traes tapados por la mugre acumulada?

La mayor abrió la boca por el insulto y pudo comprender que lo que pasaba era real, más real que el final de SNSD.

-Mueve. —Le exigió impacienté— Tienes edad para estas cosas. Apura, antes de que me arrepienta.

-Arrepiéntase ya. —Ni en drogas se atrevería a irse de copas con ella.

-Mira que si me haces repetirlo de nuevo. —Se quitó las gafas y le dio una mirada intimidante, como Nayeon seguía sin reaccionar, perdió la paciencia y la jalo fuera de la habitación.

-Espera por lo menos deja que me cambie de ropa.

-Para que perder tiempo, de todas formas así te vez bonita. —Con esas palabras halagadoras la asusto.

-¿A dónde se supone que iremos? —Ya se dejó arrastrar, no había marcha atrás.

-Desconozco, el guía turístico nos llevara.

-¿El guía dice? Por el que le hizo escandalo a Jessica, eso no está bien Estefanía. —La mirada de fuego por primera vez le dio miedo, quizás debería mantenerse callada.

-Su castigo, además solo nos llevara a un lugar divertido, no se quedara con nosotras.

-¿Está segura de lo que hace? ¿Qué tal si nos vende con algún traficante de órganos?

-Deja de ver películas.

-Mire quien lo dice.

Y así fue como ocurrió que las dos divas se juntaran.

Luego de echar a su amiga de la habitación Momo estaba vuelta loca, había quedado evidenciada por su propia novia, una cosa era la mención leve de cosas pero otra los detalles de esa magnitud que la exponían por completo.

-Arruinaste mi reputación. —Le reclamo.

-Solo le dije la verdad, además es mejor que sepas de ambas cosas a que seas una inexperta que solo sabe dar. Aquí es dar y recibir baby. —Sana la dejo callada y pensativa, eso solo por un tiempo.

-No me convenzas, te voy a castigar por dejarme en mal con nuestra mejor amiga.

-¿Y cómo piensas castigarme? —La idea le gustaba.

-Acuéstate en medio. —Le ordeno en referencia a la cama a lo que Sana soltó una risa— Venga no estoy de broma.

-Como tú digas. —Mientras se acomodaba, Momo fue por una esposas que estuvo por colocarle— Para, primero quítame la ropa o luego no se podrá.

La pelinegra se lo pensó unos segundos para asentir, lo curioso fue que se quitó su propia blusa en lugar de quitársela a Sana.

-Momo, la mía.

-Silencio me estás haciendo perder. —Hasta se veía confundida.

-Eres tan adorable.

-¿Qué? La mujer más kawaii del mundo me acaba de llamar adorable. Esto ha dado un giro sorpresivo. —Dejo las esposas a un lado, el pequeño disgusto anterior le desapareció ya que era tonto enojarse por algo así.

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