La noción del tiempo se ha perdido, Mina está sumida en lo que los labios ajenos producen contra los suyos, esa sensación vibrante y dulce, bastante agradable, aun así es consiente del que el beso se ha extendido lo suficiente y comienza a aflojar sus manos de la ropa de Nayeon.
Cree que no es correcto estarse besando con ese ímpetu, que su vida es miserable y lo más importante, que no es merecedora del cariño de Nayeon.
La mayor rompe el beso cuando las lágrimas de Mina dan inicio, algo que le parte el alma.
-Minari. —Se ha separado no lo suficiente y la japonesa únicamente puede girar su rostro. —¿Por qué estas llorando?
Sin haber respuesta, se retira de su cuerpo, con sus manos le acaricia el rostro y cuando va a limpiarle las lágrimas, Mina se cubre el rostro.
-Lo sé, mis besos son lo mejor, son oro, pero no es necesario llorar para mostrarme cuanto te han encantado. ¿Quieres más? —El sollozo persistía pero no se iba a rendir— Yo si quiero más.
Nayeon le atrapa las manos y la obliga a descubrirse el rostro, Mina va a protestar pero recibe un beso un su frente, seguido de otro en su nariz, y es cuando se da cuenta de que estaba recibiendo besos en los lunares de su cara.
El dolor en el pecho crece en Mina y ahora tiene preguntas que hacer.
-¿Por qué? —La frena justo cuando va por sus lunares del mentón.
-Me encantan tus lunares, me encantas tú y una vez pactamos que yo besaría tus lunares cuando estuviera mejor, ya fue eso, quise volver a hacerlo.
-Lo digo por tu razón para estar aquí ¿Por qué?
-Carajo Mina tú me dijiste que viniera. —Muestra su sonrisa y la menor la mira con seriedad— Vale, porque te amo, así de simple.
-¿Y eso que?
-¿No te es suficiente? Cuando amas a alguien estas ahí por y para ella, fue lo que tú me enseñaste y si no te es suficiente, quizás pueda de alguna manera quedar en silla de ruedas, con una caída extrema, que se yo.
-¿Te estas burlando de mí? —Pregunta molesta.
-No, te estoy anticipando que buscare la manera de que me aceptes en tu vida de nuevo y sabes como soy, capaz de cualquier cosa. —Su expresión lo dice todo.
-No es que no te acepte, es que
-Si yo estuviera en tu lugar ¿Aceptarías que te alejara? No lo harías. Y ya sucedió, no estuve en silla de ruedas pero estuve a nada de perder la vida, tú te mantuviste conmigo y me convenciste de recibir el trasplante de corazón.
-Me regresas el favor y siendo realistas seguiríamos sin vernos, sin saber nada la una de la otra de no ser por lo que me sucedió. —Lo dice con coraje.
-En primera te correspondo igual que si es diferente, no voy a acobardarme o a desaparecer de tu vida, en segunda, aunque terminamos mal, yo te extrañaba y me habría gustado saber arreglar las cosas, que hubiera una manera de no terminar como terminamos.
-Tú me odiabas y yo lo merecía, no tienes por qué cambiar de parecer, no tienes por qué estar aquí.
-Pero quiero hacerlo y tú no puedes decidir por mí. A veces ocurren situaciones que no merecemos pero nos hacen abrir los ojos, he estado consciente de que eres el amor de mi vida, luego de enterarme de tu accidente, entendí que nunca tuve que apartarme de tu lado.
-Es que lo que te hice no fue poco. Estar separadas es lo mejor. —Se mantiene firme en sus ideas necias.
-Para nadie es lo mejor, me estas colmando la paciencia y déjame ponerte claro que no me has citado para decirme que me aleje, si es así no debiste citarme. Me estas lastimando apropósito ¿Te gusta hacerlo?
