Tiffany no se andaba con juegos, lo dijo y lo cumplió, unos días pasaron en los que verifico que la casa estuviera impecable, realizo sus pendientes y a los pocos días se fue a Estados Unidos para saber que pasaba con su hija mayor.
Eso dejaba a Jessica y Mina solas, en el silencio que sabían estar. Lo que resonaba con fuerza era el reloj de péndulo de la sala y la música a través del televisor que la mayor tenia encendido.
-¿Por qué no fuiste con mamá? Y no valgo yo como excusa. -Había pasado casi una hora que la eye smile partió.
-Ahí va a arder Troya. La tierra se abrirá y se verá el infierno. -Y por ser ella diciendo tal cosa, daba miedo.
-¿Eunbi miente como dijo mamá?
-Cariño déjame mirar las nuevas tendencias. -El canal de moda para variar.
-Ni tú te crees que lo estas mirando, tu cabeza esta en otro lado porque ya estas extrañando a Mamá y no puedes ocultarlo así que respóndeme mi pregunta, funcionara como distracción.
Jessica apago el televisor y le fijo mirada, no estaba muy convencida de querer hablar pero no podría evadirlo.
-En el caso de que tu hermana en verdad este mintiendo o haciendo cosas indebidas, tú madre va a enfurecer como sabe, es mejor estar lejos de ella.
-¿Y dejar a Eunbi sola?
-Pagara sus actos si miente.
-De eso yo sé mucho. -Jamás olvidaría la vez que se vio separada de Nayeon.
-Honestamente me dio miedo ir, tu mamá tiene como poderes y ya creo que sus sospechas sean ciertas.
-Le dijiste lo contrario.
-Para que se calmara y lo dejara pero ella nunca deja pasar nada. Como sea, esperemos que tu hermana no mienta por su bien.
-Creo en ella. ¿Qué podría estar haciendo de todas formas? -Jessica le dio la razón.
-¿Quieres hacer algo hoy? -Le pregunto antes de que se volvieran a quedar en silencio.
-Ver a Nayeon. -El castigo persistía.
-Tengo que ir a tu escuela a hablar con una persona de ahí, acompáñame y luego puedes ir con Nayeon.
Mina se quedó en silencio procesando las palabras de su madre, no esperaba que la dejara ir con Nayeon, y asintió para luego seguirla al auto, no quería que se fuera a arrepentir.
Ya en el camino las dudas sobre para que tenían que ir a la facultad de psicología la invadieron, se quedaron en su mente ya que no era de hacer preguntas o sacar conversación, esa era la razón de que quedaran en silencio, el que ambas fueran de pocas palabras.
-Tú amiga ha sido admitida, solo hay que esperar el aula en que la ubicaran y que haga los trámites correspondientes. -La información alegro de inmediato a la menor.
-¿Por qué no me lo habían dicho antes? Tengo que decírselo. -La emoción de apodero de ella.
-Pensábamos hacerlo hasta que sepamos el aula para que de paso la acompañes a que se inscriba y todas esas cosas.
-¿Es por eso que vamos a la facultad?
-En realidad necesito hablar con la persona que ha colocado a Sana, agradecerle y conversar. Da clases probablemente te imparta en tú nuevo curso.
-Si eso da igual. -Lo único que le importaba era el tema de Sana.
-A tú mamá y a mí nos gustaba en un tiempo. -Siguió sonriente mientras que ahora si logro provocarle interés escuchando un ¿Qué dices?- Formaba parte de nuestro círculo de amistad cuando aún vivíamos aquí, después de irnos a Japón nos fue a visitar cuando tú madre se graduó como abogada. Nos dejó impactadas, los años le habían sentado bien.
