Trampa

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Mina le ha narrado a Sana a detalle las circunstancias de su accidente automovilístico, desde antes que se produjera hasta las palabras de SinB previas a causarlo, y la japonesa otra vez se ha enfadado al punto de tener la intención de ir y golpear a la hermana mayor.

-Detente. —Con su silla de ruedas se interpone en la puerta de la habitación.

-No puede seguir como si nada por la vida y no es lo único que ha hecho. —Se detiene a apartarla con sus propias manos.

-De nada sirve golpearla. —Eso hace clip en la mente de Sana.

-Tienes razón. —El golpe anterior que le puso sirvió para que le creyeran a SinB— Es que ella, como pudo hacerte esto, es tu hermana.

-Es lo que he intentado entender y por eso me mantuve callada, he sido ingenua y estúpida. —Aprieta sus manos con coraje— Mientras quería averiguar sus motivos, mientras me convencía que ella no puede ser simplemente un ser perverso y despiadado, lo volvió a hacer, se consiguió un Doberman y este ataco a mi madre y a Nayeon.

-¿Qué? ¿Cuándo fue eso? —Otro Shock para ella.

-El día anterior a mi cumpleaños. Nayeon se salvó por mi mamá, pero ella si resulto herida.

-¿El bebé? —Una pregunta común de alguien de mente cuerda.

-Está bien, por ahora.

-SinB es una psicópata. —Ya no tiene duda.

-Lo es, he reflexionado tanto, pensado mucho en el pasado, sus acciones, sus comentarios, hasta su forma de ser, y no es fácil aceptarlo, aun no termino de hacerlo pero tengo que intervenir antes de que siga haciendo cosas. ¿Sana? —La ve perdida.

Sana también está reflexionando sobre situaciones del pasado, y además, recién le pega lo del accidente de Mina, que ahora tiene conocimiento que no fue por accidente, por eso comienza a derramar lágrimas.

-Sigo teniendo ganas de golpearla, no soporto ver la forma en que te dejo.

-Debes controlarte, si te he contado esto es porque llego a dudar de mi misma, necesitaba hablarlo con alguien. Ven aquí —Abre sus manos y la consuela.

Sana es ese tipo de persona, un todo en uno a niveles grandes, la que difícilmente se enoja pero cuando lo hace es mejor correr, la que si algo le duele va a llorar sin vergüenza porque la vean así, y puede ser la chica más dulce del mundo.

-Mi condición es lo de menos ahora. —Deja el abrazo para que puedan verse a la cara— Quiero pedirte algo, cuida de Nayeon, si puedes permítele vivir en tu casa o verifica que tenga un lugar para dormir.

-¿De verdad han terminado? —Tantas cosas duras de asimilar en ese momento.

-Es así y para que se fuera de mi vida le tuve que decir cosas horribles de las que probablemente no me perdone. —En su expresión se refleja el dolor— Es que estoy segura que el ataque del perro iba para ella, que si continuaba siendo mi novia o cerca de mí, algo muy malo le pasaría.

-La llamare y estaré al tanto de ella, por supuesto que no le hablare de esto. —Se limpia las lágrimas.

-Gracias, tu igual debes mantenerte alejada de mí.

-Oh no. No esperes que me quede de brazos cruzados después de lo que me has contado.

-Ya debes saber que en estos casos lo mejor es alejarte de la persona.

-Y tú debes saber que sola no llegaras a ningún lado. ¿Cuál es tu plan? Contarles a tus madres no ayudara mucho.

-Sé que ellas no me lo van a creer tan fácil, lo que busco son señales, he mirado en su celular cuando me visita y lo descuida, no contiene nada y ni siquiera tiene descargadas las aplicaciones de mensajes. La opción que me queda es lograr que confiese y grabarla.

My TurnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora