Pocas veces sucede

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Aquella mañana la sonrisa que se dibujaba en su rostro no podía ser más grande, de por si se caracterizaba por ir por la vida mostrándola y por su actitud positiva y energética.

Vestida en su bata de seda y con el cabello de recién levantada, iba en el pasillo hasta que interrumpió en la habitación sin llamar a esta, sin detenerse por la oscuridad, tomo el control y presiono el botón que enseguida provoco que las ventanas se fueran abriendo.

La claridad que le brindaba la luz entrando por los ventanales causo que se encontrara con algo nuevo en la habitación, lo tomo entre sus manos con la sonrisa sin borrarse de sus ojos y empezó a observar el objeto detenidamente.

Probablemente sus propios recuerdos la invadieron.

-¿Mamá? —La dueña de la habitación despertó gracias a la molesta luz contra su cara.

-Buenos días princesa.

Mina pudo ver que su madre sostenía el regalo que Nayeon le dio la noche pasada, que se trata de una foto de ambas, la que la diva enmarco por sí misma.

-Vas a decir que es una baratija fea. —Le fue fácil anticiparlo.

-Baratija si, fea no que sales tú y muy bonita. —Lo regreso a la mesa de noche.

-Me dio algo similar en alguna ocasión. —Jessica las sorprendió desde el marco de la puerta.

La menor se sintió invadida por completo pero la curiosidad le fue mayor.

-¿Qué te dio?

-Un álbum de fotos de nosotras y tenía más fotos de ella. —Sonaba como algo muy propio de Tiffany y esta se rio con descaro para llegar a Jessica y besarla.

Mina desvió mirada buscando el reloj en la pared, se dio cuenta de pasaba de las diez de la mañana, tenía que aceptar que en vacaciones se hizo floja.

-Mamá. ¿No deberías estar en el trabajo? —También se percató de ello.

-Acaba de levantarse. —Revelo Jessica dejando de besar a su esposa recién.

-Es tu culpa. Iré más tarde. —Volvió a dirigirse a Mina— Está listo el desayuno, baja.

Las esposas salieron de la habitación camino al comedor.

-¿Despertaste a nuestra otra niña hermosa? —Tiffany pregunto a Jessica.

-Lo intente, es que trate de abrir la puerta de su habitación y la tiene cerrada. Y no sé, llamar y despertarla no me pareció buena opción. —Aunque se suponía las cosas estaban bien entre ellas, aun sentía cierta tensión.

-Yo lo hare. —Habían llegado a las escaleras pero se giró de regreso.

La habitación de Eunbi quedaba justo frente a la de Mina. Tiffany ni siquiera se molestó en llamar a la puerta y como la sabia cerrada, hizo lo que mejor sabe hacer.

-SINB EUNBI HWANG. —Un grito que hubiera asustado a cualquiera.

-¿Qué pasa? —La primogénita abrió tan rápido como pudo.

-A desayunar. —Se ganó la mirada fría pero su felicidad persistía— ¿Qué?

-Creí que algo malo pasó. —Todavía tenía ligeras ganas de estrangular a su madre por asustar.

-¿Lo siento? —Con eye smile en sus ojos.

-Estas muy feliz. ¿Tan en serio van con lo de casarse?

-Obvio, será la boda del año, una nunca antes vista e inolvidable donde

-Una boda ostentosa en las circunstancias malas. —La interrumpió con pesimismo.

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