"CAPITULO 3"

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Dashia

Eran casi las dos de la mañana y no podía cerrar los ojos. El cansancio que me invadía no era suficiente para dormir. Todo esto era un desastre. Me había negado a dar la cara después de que se llevaron a Lena a los calabozos. No había hablado con absolutamente nadie.

Aún podía sentir la mirada de Lena en mi. Ella pensaba que yo la había traicionado pero realmente no tenía idea de por qué habían decidido culparla de traición. En momentos como estos me ponía a pensar que jamás debí salir de mi hogar, jamás debí volver a lado de mi padre, y sobre todo, jamás debí tratar de ocupar el lugar de Lena.

Toda mi vida fui consiente de que nos tenían separadas por alguna razón pero Ruth siempre decía que no era por nada malo, simplemente debíamos ser educadas de manera distinta. Lena se convirtió en la que posaba a lado de mis padres en las pinturas, ella fue la líder y la guerrera. Mientras que yo, tuve que ser la que estuvo apartada de todo eso, aprendiendo arte, letras y música, todo lo que como princesa estaba obligada a saber. Pero, no me servia de nada. No era la princesa de los Tornader; sí, todos me decían "Alteza" pero cuando tuve la edad suficiente para entenderlo me di cuenta de que no era más que un remplazo.

Crecí con la idea de que algún día escaparía de ese encierro para huir a Terra y empezar una vida distinta. Visitando todos esos lugares de los que Ruth me había hablado antes de que la apartaran de mi lado. Pero entonces, el caos se disparó de nuevo y las noticias llegaron. Alexia Vasilith había sido encontrada en Terra, la traerían de vuelta pero mi madre y Lena querían matarla, eso era lo que todo el mundo decía. Algunos de los sirvientes se atrevían a decir que era una venganza contra Adrián por haber sido amante de mi madre, pero otros defendían a Lucinda Tornander a capa y espada y alegaban que las acciones que Lena y mi madre cometieron eran por una simple lucha de poder. Después de todo, Alexia era pintada como alguien muy poderosa. La bendecida por Solara.

Con el paso de las semanas eso quedó un poco atrás hasta que mi padre llegó con una noticia. Sabía que era importante o algo grave pues él tampoco me visitaba a no ser que viniera con mamá. Anthony. Mi hermano estaba muerto, Lena lo había matado en Terra. Fue como sí alguien me hubiera dado un fuerte golpe en el estómago, logrando que el aire me abandonara por completo.

Antes de que Tony partiera a Terra, él siempre venía a verme, era el único al que podía considerar parte de mi familia y lo amaba con toda mi alma. Sabía que él amaba más a Lena pues estaban todo el tiempo juntos, pero eso nunca me importó. Las pocas muestras de cariño que él me daba siempre suficientes. Aquel día, lloré como nunca lo había hecho en mi vida, ni siquiera me lloré tanto a Lucinda. Para mi, ella significaba muy poco. Gracias a ella y a Lena, mi vida fui un tormento por más de veinte años.

No tenía nada. Mi padre estaba muerto, mi reino destruido y lo único que quedaba era el asilo que esta familia me había otorgado.

—Hubiera sido mejor que Cataline me matara también.

—No digas eso.

Me volteé de inmediato al oír aquella voz. No me di cuenta de que había abierto la puerta. Robert me miraba con calma pero yo no lo quería a él. No me atrevía a seguir con todo ese juego que habíamos empezado.

—Deberías estar durmiendo —le dije.

—No tengo ganas —respondió—, además, fui a felicitar a la hermana de Alexia, ya dio a luz.

Vaya. Al menos había una buena noticia en medio de este maldito circo. Quizá me daría una escapadita para poder conocer a Valerie y felicitar a Dëni.

—Dashia... —empezó Robert.

—No tengo ganas de hablar, lo digo en serio.

No había visto a Robert ni hablado con él desde que Lena fue arrestada. Ya de por si la había traicionado de la peor manera, no podía seguir.

—Tenemos que hablar sobre nosotros —cerró la puerta—. No es posible que quieras dejarlo así.

—No hay nada que hablar —dije rápidamente—, tienes que dejar todo eso atrás, fue algo estúpido.

Me había dejado llevar por la idea de sentir el amor por primera vez. Conocía a Robert muy de lejos pero sabía todo de él gracias a muchas personas; cuándo había nacido, en qué elemento era bueno, sus títulos en la familia, todo. Puede sonar un poco trillado pero no sólo Lena había quedado flechada por él. La única diferencia fue que ella tuvo suerte y pudo acercarse a él.
Los había visto, cuando ambos se encontraban en el prado. Sabía que estaban enamorados y lo mejor era dejarlo fuera de mi mente y mi corazón. Pero ahora, eso me había sido imposible. Nos habíamos acercado tanto el uno al otro y los sentimientos que juré olvidar regresaron sin que lo esperara siquiera.

—Mañana Lena y tú tendrán que hablar con el Consejo.

—¿Qué?

—Necesitan la versión de las dos, necesitan despejar detalles y tú eres muy importante para eso.

No. Lo que ellos querían era escuchar mi pobre historia para así poder tenerme lastima y librarse más rápido de Lena. Ya se lo había dicho a Katrina. Que ellos sospecharan de Lena, no significaba que yo fuera su verdadera hija.

—Todos ustedes están creando una tragedia en donde no la hay —ya me estaba hartando—, tú no deberías estar aquí, tú tienes que estar a lado de Lena, tienes que ayudarla a salir de esta Robert, no sólo por ti, los niños la necesitan, tu madre no puede cuidarlos para siempre y yo tampoco.

Luvia y Edward eran unos niños encantadores y habían atrapado mi corazón en un pequeño puño, pero yo no era su madre.

Sin esperarlo, Robert se lanzó contra mi y tomó mi rostro entre sus manos. No tuve tiempo de detenerlo pues en segundos sus labios ya estaban sobre los míos. Y aunque sabía que esto estaba mal no tenía ganas de decirle que se detuviera. Lo necesitaba, lo quería a mi lado. Cortó el beso pero no apartó sus manos de mi rostro. Acarició mis mejillas muy despacio y suspiró.

—Me niego a enfrentar esto Robert —susurré—, ya suficiente he traicionado a Lena, si aparezco mañana para que nos interroguen, ella lo tomará como un reto.

—No dejaré que nada te pase —dijo muy seguro—, ellos solo quieren hablar.

¿Entonces que pasaría entre él y Lena?

—Voy a pedirle el divorcio —respondió a mi pregunta mental—, cuando todo esto se solucione.

—No —me aparté de él—, no puedes hacer eso, no puedes dejarla por mí.

—Las cosas han cambiado Dashia, ella ya no es la misma Lena que conocí hace tantos años, al menos no del todo, y ya me cansé, no puedo dejar que mis hijos se expongan a el lado malo de su madre.

Demonios. Esto estaba siendo más rápido de lo que pensaba. Robert tenía que tomar las cosas con calma.

—No digas nada —le pedí—, a nadie, dejemos que las cosas sigan hasta llegar a la verdad, por favor.

Sonrió levemente y besó mi mano.

—Como tú lo quieras.

¡Listo!
Nuevo episodio desde la perspectiva de Dashia 😱
Ya saben, dejen sus comentarios libremente y denle amor ❤

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora