"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️

"CAPITULO 42"

Dashia

Este lugar me parecía demasiado perfecto. Qué mejor que terminar todo en la hermosa casa que me vio crecer. Sorprendentemente, estaba intacta, los Hathaway no lograron descubrirla el día que atacaron mi reino. 

Sí, quizá había un poco de polvo y telarañas, pero era como si los años no le hubieran pasado encima. Los elegantes muebles hechos de roble y forrados de terciopelo rojo, seguían igual de brillantes, como si alguien se hubiera tomado la molestia de limpiarlos de vez en cuando. La sala de estar con el hermoso piano de cola negro, seguía conservando todas aquellas memorias de Anthony, Lena y yo, corriendo sin parar.

El enorme cuadro de la familia, colgado aún en lo alto del muro, me daba de nuevo la imagen de lo que alguna vez llegó a ser una imponente familia. ¿Y qué había de los Tornander? Nada. Ni siquiera un último heredero.

Incluso el subir a mi antigua habitación me había causado bastante nostalgia. Las paredes tapizadas de un color rosa que siempre consideré hermoso, decorado con flores de todos los tamaños y colores, mismas que yo había pintado. Quizás el espíritu de la antigua Dashia era el que prevalecía en este lugar y por eso se había mantenido por tantos años.

Terminé de encender el hogar pues hacía bastante frío. Miré a Vanessa, Nathan y Damon. Los tres estaban bien sujetos en las sillas gracias a las cadenas que había hallado en el sótano. Uno de mis talentos ocultos me dio un excelente resultado.

Me tomó unos cuantos minutos el tomar la decisión final luego de escuchar todo el plan que tenían para darle libertad y felicidad a Lena. Bien, pues no se las dejaría tan fácil.

Así que tenía que darles una merecida lección y a la vez, esto sería una prueba para esa maldita bruja. Ya veríamos si lograba mantener la fachada más tiempo. En estos momentos, ante todos ellos, debía encontrarse una Alexia desesperada y angustiada por la vida de su verdadero amor y la de su mejor amiga. A Damon podía dejarlo a un lado pues era bien sabido que nadie se preocupaba por él. 

El brebaje logró ser más que efectivo y me bastó con un solo pinchazo para que los tres cayeran.

Juntarlos en el mismo pasillo fue más fácil de lo que creí. Los tres creyendo estúpidamente que Adrian los había llamado para algo urgente. El guardia al que había sobornado supo hacer muy bien su trabajo. Por supuesto, Vanessa fue la primera en llegar, dejando en el comedor a su querida Tatiana. Supo darme una buena lucha, pero ella no era tan hábil como Lena y pude derribarla fácilmente con un gran golpe en la cara. Me dio el tiempo suficiente para poner la aguja en su cuello y bastaron unos cuantos minutos para tenerla en el suelo.

Y bueno, Damon y Nathan fueron pan comido. Sabía que tenía que deshacerme de ellos más rápido puesto que eran más fuertes que yo y me tumbarían demasiado rápido. Pero al ver a Vanessa botada en el suelo, fue el distractor perfecto para que pudiera lograr mi cometido. Su instinto bondadoso fue más fuerte que el de lucha.

Y ahora, aquí estábamos. Me sentía tan serena y llena de confianza. Sabía la magnitud del asunto y lo más probable era que ya se hubieran dado cuenta gracias al aviso del mismo guardia al que soborné y que tragicamente no pudo detenerme. Si ya habían terminado de hacer las paces con la perra de Lena, entonces ya estarían a punto de descubrir en dónde estábamos. Y tenía que preparar una excelente bienvenida para todos mis invitados. Pues antes de dejarlos destruirme, tenía que darle una muy buena noticia a mis primeros huéspedes de honor.

El efecto podría o no tardar, pero si no despertaban, lo haría yo misma. Quién hubiera dicho que mientras Lena orgullosamente aprendía tácticas de ataque, yo aprendía a manejar todo tipo de venenos, tranquilizantes y demás. En estos momentos me reprendía a mi misma por no haberlos usado antes pero cómo rayos iba a saber que tendría un fin así. Todos me habían dado la espalda, la mujer que consideré como una madre por tantos años, se había puesto del lado equivocado. Era algo despreciable, teniendo en cuenta que gracias a ella, estaba aquí, planificando como pasar mis ultimas horas de vida.