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—¡Ayúdenme!

Desperté por mis propios gritos y con la sensación del hierro atravesándome de nuevo. Quise levantarme pero casi me dio un infarto al darme cuenta de que no me era posible gracias a la espada que atravesaba mi vientre. Ya no sabía cuántas veces pasaría lo mismo. Esta situación se repetía y repetía sin parar. Siempre lograba curarme durante la noche pero a la mañana siguiente, esto estaría de nuevo ahí.

Me quedaba muy poco tiempo. 

Saqué la espada con mucho cuidado y revisé la herida. Casi no había sangre pero si era más que en otras ocasiones y eso era raro. El dolor que me invadía a diario era mil veces peor que el que sentí el día en que Cedric quiso matarme en la torre del palacio de los Hathaway. Esa maldita fue muy lista. Me regresó a mi cuerpo en el momento exacto en que ese infeliz había decidido matarme. Qué mejor que me lastimara a mi y no a ella. 

Fue la ultima vez que Nathan me sostuvo entre sus brazos. Quise decirle todo, que era yo, la verdadera Alexia, y que la maldita que había estado con él durante todo ese tiempo, era Solara. Pero no me fue posible. Después de eso, desperté en el mismo lugar que la primera vez. En esta horrible choza en medio de un bosque desierto. Caminé por días, tratando de buscar una salida a este infierno, pero luego de mucho, entendí que ni siquiera estaba en Caudentry. Solara me tenía atrapada en algún maldito lugar fuera de cualquier dimensión.

Si me hubiera lanzado al infierno, probablemente no me quejaría tanto.

—Aún sigues herida, hija de Solara.

Esa maldita voz apareció de nuevo, aunque ya no me molestaba tanto, teniendo en cuenta que había sido mi única compañía durante meses.

—¿Sorprendida? —me reí—, porque yo no. Sanará, siempre lo hace.

—Esta vez no.

Me detuve en seco. Miré hacia el poco cielo que mostraban los árboles. 

—¿De qué rayos hablas? —pregunté.

—Solara te ha hecho esto una y otra vez, solo para debilitarte pero hoy, es mayor —dijo—, cumplirá su objetivo de alcanzar el trono de tu familia una vez que mate a Dashia y Lena se vaya a Terra. Y entonces, tú dejarás de existir, para siempre.

¡Qué!

—¡Cómo es que puedes decir todo eso y no puedes ayudarme a salir de aquí! —le grité.

Sí, me hacía compañía y era genial. Me había mantenido al tanto de lo que pasaba afuera o al menos de casi todo. Solo me daba una pequeña versión. ¡Pero jamás hablaba de alguna manera para sacarme de este maldito encierro!

—Te he dicho que eso pasará sola hija de Sola...

—¡Deja de llamarme así! —le grité—, si moriré, bien, que así sea, ¡porque sinceramente no creo que algún día descubra como salir de aquí!

El sonido del viento golpeando las hojas de los arboles llenó todo el lugar. ¿Acaso se había ido? Pasaron unos cuantos minutos en los que mis propios pensamientos fueron mis únicos compañeros. Y entonces regresó.

—Hoy es tu oportunidad Alexia —sentí la caricia de una mano sobre mi rostro—, si de verdad todas esas personas te aman tanto como lo han jurado, volverás, aún cuando eso signifique que tengas que pagar el precio de tu traición al estar de vuelta.

Sabía que hablaba de mis planes para matar a Adrián y quedarme con el trono. Cuando Lucinda nos vendió la idea a Peter, Cedric y a mi, fue como querer obtener el oro al final del arcoiris. Eramos unos niños y estábamos dispuestos a llenarnos de poder. Los tres estábamos hartos de ser tratados como basura en nuestras familias, queríamos lo que de verdad merecíamos y el primer paso, fue fingir mi secuestro. Lucinda nos aseguró que todo estaría bien, ella y Lena serían culpadas y así, Peter y Cedric podrían llevar a cabo el heroico rescate, regresaríamos a Caudentry y acabaríamos con el maldito Consejo y habría una sola familia gobernante, pero en Ravenville, fue donde todo se salió de control. Crecimos separados y fue muy claro que teníamos sentimientos e ideas muy distintas sobre quién tomaría el poder cuando el momento llegara. Los tres no eramos capaces de compartirlo en paz, pues sería exactamente la misma historia.

Además, nuestros sentimientos interfirieron más de planeado. 

Si yo regresaba a Caudentry de alguna manera, la verdad tenía que salir a flote y ya tenía una lista de todos los posibles castigos y torturas a los cuales podría enfrentarme.

—¿Estás dispuesta a pagarlo?-me preguntó- Al menos para verlos una última vez.

¿De verdad estaba dispuesta?

Ni siquiera sabía por qué lo estaba pensando tanto. Por supuesto que lo haría, todo con tal de acabar con esa maldita.

—Dashia se ha llevado a Nathan, a Vanessa y Damon, ellos serán la pieza clave. Dashia tiene que revelar la verdad y entonces el viento nos ayudará, podrás hablar con ellos por un breve momento.

Dios mio, ellos estaban en peligro y no había nada que yo pudiera hacer para ayudarlos.

—¿Qué tengo que hacer?

—Esperar —respondió—, la señal llegará en cualquier momento y yo misma te guiaré a ella.





¡SORPRESA! :o

¡Levante la mano quién quiera saber dónde rayos está Alexia! 

*Ok. Sé que la persona que aparece en la imagen, no es alguien que se parezca a la Alexia que he mostrado siempre, pero tenía que darles una idea para que entendieran lo qué sucede con ella.

¿Ya recordaron por qué aparece en ella la herida de una espada? Eso lo vimos en "Tierra" en el capitulo 34...Les dejo la imagen para que hagan memoria :)

Les dejo la imagen para que hagan memoria :)

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En fin, déjenme sus comentarios y denle amor...

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