"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️

"CAPÍTULO 40"

Solara

Nathan y yo llegamos al comedor y ya todos estaban ahí, o al menos eso creí pues al estudiar bien la habitación, me di cuenta de que Damon no estaba por ningún lado. Y vaya sorpresa, Derek y Anabeth venían justo detrás de nosotros. Ya era casi imposible que escondieran su situación.

—Hola Alexia —me saludó Anabeth mientras que Derek estrechaba la mano de Nath.

Ambos hablaban como si fueran los mejores amigos en el mundo, pero a mí solo me interesaba saber si Lena y Robert ya los habían puesto al tanto de la situación.

—Greta fue muy amable —comentó—, los niños ya están listos, solo necesitamos tu señal princesa.

Bien, ya sabían todo lo que pasaría. Tenían un gran valor para venir a presenciar la gran noticia que les tenía preparada.

—Entonces, hay que pasar —sonreí—, no hagamos que nuestro querido monarca pierda la paciencia esta noche.

—Eso se solucionaría con una hermosa doncella —respondió Nathan—, a Adrián le encantan.

Le di un ligero golpe en el brazo, pero nadie dijo nada al respecto. No era una sorpresa saber que ese bastardo tenía cientos de mujeres a las cuales recurrir cada vez que necesitaba compañía en la cama y más ahora que Katrina no podía darle placer por su embarazo.

Tomamos asiento, y Tatiana me hizo una señal para que fuera a su lado, Vanessa estaba junto a ella y frente a nosotros, Ariana y Jonathan parecían bastante aburridos. Derek y Anabeth presentaron sus saludos ante Katrina y Adrián y estos solo agradecieron de manera cordial.

—Trata de calmarte —Nathan me apretó la mano—, dejemos que sirvan la cena, será mejor que tengan el estomago lleno.

Y así lo hice. Aunque realmente no estaba nerviosa, de hecho estaba bastante tranquila. Después de cenar, les diría todo sobre su pobre hija y unas cuantas cosas más, y si se negaban a aceptarlo, bueno, pues entonces tendría que intervenir un poco de mi persuasión. Para mí era muy conveniente que Lena fuera aceptada y Dashia eliminada, antes de que su locura aumentara y me causara más problemas. Confiaba en que Ruth la hubiera calmado al menos hasta la sesión de mañana.

La cena transcurrió en bastante calma pero la tensión casi podía sentirse entre las manos. Esta vez ni Ariana o Jonathan habían hecho una sola broma. Todos apenas y habían compartido unas cuantas palabras y la que más se esforzaba por tener un ambiente normal y sereno, era Katrina. Aunque eso no evitó que me lanzara miradas inquietas a cada segundo. El pleito que habíamos tenido en el desayuno se sentía como a mil años de distancia a pesar de haber ocurrido apenas esta mañana. Ahora entendía el por qué de la ausencia de Damon. Eran unos cobardes.

De vez en cuando, miraba a Adrian. No había tocado nada de su plato, ni la copa de vino. Estaba preocupado. Sabían el nombre de la institutriz de Dashia, podía ser cualquier mujer, pero él sabía mejor que nadie de quién se trataba.  Esa mujer fue una muy buena tapadera para él y Lucinda, pues a pesar de que ellos juraban odiarse, siguieron teniendo encuentros, especialmente después de que Katrina tuviera a Alexia, ya que pasó un buen tiempo para que esa pobre le diera otro hijo, hubo al menos tres embarazos antes de Halina y ninguno se logró. Fue un milagro que esa niñita naciera y sobre todo que Tenieri, el guardián del aire le diera semejantes habilidades, quizá si fue un alma pura; que muriera fue una gran pena. 

—Me alegra mucho que hayas traído a Luvia —le dijo Katrina a Anabeth—, el palacio se llena de alegría con su presencia, me recuerda tanto a Halina.

¡Ahí, ahí! Tenían la principal prueba de la inocencia de Lena. Cómo demonios pensaban que Helena era una impostora, si su hija era idéntica a la difunta princesa. Muy en el fondo, ellos lo sabían.