"CAPITULO 37"

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Solara

Bueno, debía admitir que mi cabeza ya estaba pensando miles de opciones para deshacerme de Lena pero ella me estaba dando la solución en bandeja de plata. Y por supuesto que la ayudaría.

—Entonces, ¿qué opinas? —preguntó Robert.

—Bueno, estoy un tanto sorprendida —respondió—, es decir, tú eres el heredero de tu familia, al igual que Lena, cuando proponga esto ante el Consejo, no tengo ni idea de qué dirán.

—Espera un momento —Lena me miró—, acabas de decir que el trono es mio, ¿porqué?

Quizás era tiempo de jugar una de mis últimas cartas. Yo le daría mi versión a Lena, mientras Ruth se encargaba de la estúpida de Dashia. Mi hermanita tenía que saber la verdad. Sí decidía quedarse y heredar el trono, entonces ya vería la manera de que la magia volviera a actuar. No había sido un gran trabajo infectarla con magia podrida yo misma, y ahora que había decidido quitársela, esperaba que no arruinara su destino ella misma.

Pobres tontos. Creyendo que la inútil de Cataline había sido la culpable de que Lena estuviera al borde de la muerte pero bueno, en su momento, era lo que merecía y me di ese pequeño gusto. Lavarles el cerebro fue muy sencillo. Todos se atribuyeron grandes hazañas porque así lo quise yo. Nadie más.

—Escucha —empecé—, creo que tú y yo hemos estado muy mal desde hace varios meses, he sido una perra y tú también, honestamente, nuestro carácter no ayudó para nada y las acciones que ambas hicimos sólo empeoró la situación.

Me escuchó con atención. Ella sabía que hablaba sobre la traición que había cometido con los Hathaway. El haberles entregado a los Raven me dio la excusa perfecta para empezar a deshacerme de ella. Esa familia cuidó a Alexia por años, se encargaron de ella hasta que estuvo lista para volver conmigo, con su madre. 

—Pero la cosa es que yo encontré a alguien, un testigo que realmente ayudará con todo esto, y admito que al principio no quería ayudarte, pero ahora mi panorama ha cambiado y estoy totalmente segura de que ella podrá ayudarnos, y tendré que decírselo a Adrián esta misma noche.

—¿Ella? —Lena preguntó confundida— ¿Quién es?

—Es Ruth Coltein —respondió Nathan por mí—, la mujer que crió a Dashia.

Ni ella ni Robert dijeron nada. Había sido un poco complicado encontrarla, pero Eric lo logró con un poco de presión. Esa mujer había sido alejada de Dashia desde hacia mucho tiempo y todo por inculcarle costumbres terranas. Lucinda a veces podía ser muy ridícula. Lo más sorprendente para mi fue el lugar donde la hallaron. Nada más y nada menos que con Henrietta. Esa miserable quiso entregar a Ruth, su propia hermana, pues le había contado la verdad sobre la hija de los Vasilith y de los Tornander. Fue un alivio saber que Eric la mató y ahora estaba pudriéndose en el infierno junto con Cara y Roderick.

—Llegué a pensar que ella estaba incluso muerta —Lena parecía muy sorprendida—, cuando Lucinda la sacó de aquí, estaba tan molesta que todos en esa casa en el campo, creyeron que la había matado y por mucho tiempo, pensaron que fui yo.

—¿Y por qué tú? —Robert fue a su lado.

—Porque ella fue la que siempre creó la discordia entre Dashia y yo, siempre me hizo ver como la mala hermana, la que quería toda la atención, la verdad no la soportaba y quizá por eso la gente lo creyó.

Bueno, si yo hubiera sido Lena, la verdad si la habría matado. Al igual que Henrietta era una víbora. Tuvimos que darle una muy buena recompensa pues no fue posible usar mi influencia como Solara con ella. Unas cuantas joyas de la familia y una gran cantidad de oro lograron que soltara todo lo que sabía.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora