"CAPITULO 12"

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Alexia

Terminé de escribir el mensaje. Había pasado horas pensando qué debía escribir. Eric me debía un favor y era momento de que me lo pagara. Esperaba que me atendiera con toda la discreción posible. Le había pedido que no le mencionara nada a Dëni o tendría muchas preguntas encima de mí. Puse mi sello y el papel se deshizo en el aire. Era cuestión de segundos para que estuviera en las manos de Eric.

—¿Qué haces?

Nathan entró justo en el momento que las llamas habían consumido el pergamino. No sabía si era buena idea decírselo. Quizá después.

—Nada importante —sonreí—, era para Dëni, quiero saber qué pasará con el cumpleaños de Janine.

—Eres terrible mintiendo Alexia —se sentó en la cama—, pero si no quieres decirme, no hay problema.

Ok. Esa actitud era muy rara. Y no era algo reciente. Nath había estado así por varios días. Fui hacia él y me senté en su regazo. Acaricié su cabello muy despacio y lo miré fijamente.

—¿Qué te ocurre? —pregunté— ¿Hay algo que quieras decirme?

Besó mi hombro muy suavemente. Su respiración se estaba volviendo un poco irregular.

—Mi madre murió hace seis años —susurró—, creo que, me siento algo nostálgico.

Demonios. No tenía ni idea de esto. Ahora entendía la actitud tan arisca.

—Lo siento —dije—, lo olvidé.

—No, discúlpame tú a mi, no es justo que me porte así contigo. Es sólo que el recordar su muerte, es muy difícil para mí.

La madre de Nathan y Selma, Alma, había muerto de una manera bastante triste. Había sido una mujer muy alegre, se llevaba bien con casi todo el pueblo. Estaba llena de vida, hasta que el cáncer la invadió. Para los hermanos fue muy difícil. Fue un cáncer muy agresivo y la consumió casi por completo en menos de tres meses. Daniel se había ofrecido a pagar el mejor doctor del planeta pero ella nunca accedió y el padre de Nath no pudo convencerla. John se la pasaba en el hospital dándole compañía y entonces un día se quedó dormida durante una quimioterapia y jamás despertó.

—¿Quieres hablar sobre eso?

Me bajé de su regazo y me acosté en la cama. Extendí mis manos para que fuera conmigo. Se quitó las botas y se acurrucó a mi lado. Recostó su cabeza en mi pecho como si fuera un niño pequeño y me rodeó con su brazo. Era tan extraño verlo de esta manera. Nunca habíamos hablado de la muerte de Alma. Él y Selma dieron la imagen de dos hijos que supieron sobre llevar el luto de manera perfecta. Así que después de todo, nunca vi la necesidad de preguntarles algo.

—Recuerdo que al principio estaba confundido —habló con voz tranquila—, mi madre era una mujer tan sana, siempre llena de luz y nunca me pasó por la cabeza que una enfermedad así la invadiera. Pero cuando murió no sólo papá estaba con ella, Selma y yo fuimos un rato, decidí ir por un café y papá me acompañó, así que Selma se quedó a solas con ella. Cuando regresamos, mi hermana abrazaba muy fuerte a mi madre. Había muerto.

Ok. Eso era algo que yo no sabía. Y todo se debía a que jamás me atreví a preguntar ningún detalle sobre ese día.

—Estaba enojado —siguió—, estaba enojado con ella, por haberse ido sin despedirse de mí y de papá, por haberse ido y dejarnos solos.

Su voz se quebró y me abrazó con más fuerza. Ni siquiera quise moverme. Sentía que si daba cualquier movimiento en falso, él iba a romperse.

—Ella no quería dejarlos —murmuré—, Alma los amaba Nath, siempre estuvo pendiente de ustedes, era la mejor madre que llegué a conocer. No es bueno que pienses eso. Nunca sabrás cuándo puede pasar algo así. Las enfermedades no son para nada predecibles.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Место, где живут истории. Откройте их для себя