"CAPÍTULO 34"

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Solara

Me daba tanta pena verla así, pero no tenía tiempo para las tonterías y berrinches de Dashia. Así que esa pena fue rápidamente reemplazada por otras cosas.

Salí de la habitación como sí nada hubiera pasado y para mi buena suerte ninguno de los guardias parecía haber escuchado todo lo que esa idiota dijo sobre mi. Tenía que cambiarme esta ropa antes de que alguien viera la rasgadura que tenía en el vestido, no parecía algo muy normal que digamos. Caminé rápidamente a mí habitación, asegurándome de que nadie quisiera ir conmigo pero todo el gentío parecía haber desaparecido de los pasillos. Quizá ya estaban abajo, en el salón, con la corte y hasta en las cocinas, hablando de lo que Dashia había hecho. Cerré con seguro y me quité el estúpido vestido para ver si la herida ya había cerrado. Apenas y era una fina línea roja, como un rasguño, así que casi no tenía que preocuparme. Solo esperaba que no hubiera nada para cuando Nathan llegara.

—Muy lista, muy lista —murmuré para mi misma.

Tenía que admitir que Dashia me tomó por sorpresa al revelar que sabía todo eso. Pero eso apenas era la punta del iceberg. Todo este asunto tenía miles de cosas bien escondidas. 

Si ella quería delatarme, bien, le daría ese pequeño gusto antes de acabarla por completo. Únicamente quedaría como una loca desquiciada y nadie creería una sola palabra de lo que ella dijera. Pero aún así, tenía que deshacerme del diario de Lucinda Tornander al igual que de la libreta de Vanessa. Ambas tenían información mía y de Alexia, pero mi historia era más importante.

Solo una persona en este lugar había tenido el privilegio de saber sobre mí vida y todo lo que me llevó a terminar como una guardiana elemental. También supo sobre cómo Diego, el hombre que decía ser mi verdadero amor, me traicionó al no entender que con mis habilidades elementales, estaba ayudando a la gente. En su lugar, me tuvo miedo y prefiero entregarme a la Inquisición por ordenes de Carmen, su madre. Pobres tontos, creyeron ilusamente que así se librarían de mi horrible presencia, pero se equivocaron. Aún cuando me volví guardiana, tuve el inmenso placer de quemar su enorme casa, la cual había pertenecido a mi familia, Diego y su nueva esposa Beatriz, junto con su bebito perecieron aquella noche. Fue un milagro que no acabara con toda la ciudad.

Mi nueva oportunidad de vida llegó gracias a todas las vidas que salvé de aquellos que no eran completamente terranos. Caudentry me debía mucho. De todos los guardianes, fui quien más salvó vidas, gracias a mí, el pueblo del fuego creció y la familia Vasilith obtuvo el lugar que merecían.

Pero no era suficiente. Yo quería un poco de mi vida de vuelta. Y entonces los problemas empezaron. Nadie fue digno para crear un lazo de vida y entonces me tomaron como a una villana, una tomadora de almas pues ningún sacrificio funcionó. Fueron siglos de espera, hasta que mi niña apareció. Adrián me la puso en bandeja de plata. Y tenía tantos planes para ella hasta que Lucinda interfirió, llevándosela lejos de este que era su hogar. Supe que lo mejor era encargarme yo misma.

Les di la oportunidad de llevar a cabo su patético plan, pero me di cuenta que Alexia no sería fácil de controlar, así que tenía que quitarla del camino. Pobre. Quiso librarse de su poder, de mi, que era prácticamente su madre y sus propios amigos la llevaron hacia su fin. Siguieron al pie de la letra todo lo que Vanessa les dijo, pues ella confiaba en la información que yo misma planté en todos los libros y pergaminos que leyó sin cansancio.

Al igual que el imbécil de Adrián, me dieron el alma de Alexia directamente en las manos.

—Señorita Alexia.

La voz de Greta me sacó de mis pensamientos. Tomé el primer vestido que encontré y me lo puse rápidamente.

—Un minuto —dije.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now