"CAPITULO 26"

5.1K 578 56
                                    

Lena

No quería admitirlo pero no había dormido tan bien en días. Me desperté sintiéndome alegre y con un poco más de esperanza. Seguía sin creer que Robert viniera de nuevo a mi, que me jurara tanto amor y que prometiera jamás dejarme sola. Nuestros votos se cumplirían. Hasta que la muerte nos separe.

Luvia había venido muy temprano a despedirse de mi. Quería pasar tiempo con su tía Anabeth pero la vi un tanto rara. Quizá eran alucinaciones mías. Me sentía más o menos tranquila pues Anabeth la quería mucho y al estar tan sola, le haría bien la compañía de Luvia. Y era mejor que estuviera fuera unos cuantos días. No era bueno que presenciara mi horrible estado de salud ni la audiencia que tendría lugar en dos días. Habría demasiada gente, muchos comentarios sobre mí que ella no debía escuchar. Robert me había dicho que traería a Edward un rato pues se estaba desacostumbrando a mi. Pasaba mucho tiempo con Katrina o con su nodriza.

Me levanté de la cama con mucha facilidad. El dolor en la pierna apenas era una punzadita y quedé sorprendida cuando pude estirarla sin ningún problema. Fui al baño y lavé mi cara. Mis mejillas tenían un poco más de color y mis ojos ya no se veían tan opacos. Cepillé mi cabello hasta que quedó lacio y lo recogí en una sencilla trenza. Era como estar viendo a la vieja yo.

Salí del baño y me alegró ver que en el armario había un par de vestidos. No eran los colores más favorecedores pero ya estaba harta de llevar puesto el camisón todos los malditos días. Saqué el que se veía menos triste de todos y me cambié. Fue agradable no sentirme cansada o débil. Cuando terminé mi tarea, le sonreí a mi reflejo muy complacida.

No sabía en qué momento del día vendría Robert, así que decidí caminar un poco alrededor de la habitación. Estuve así casi diez minutos y pensé que era buena idea revisar cómo le iba a mi pierna. Se estaba portando bastante bien. Pero antes de que me alzara el vestido siquiera, escuché que alguien abría la puerta y realmente esperaba que fuera Robert con mí hermoso bebé pero no.

La sonrisa se borró inmediatamente de mi rostro al ver que era Alexia. Y había algo distinto en ella. Esa petulancia y superioridad habían desparecido de su mirada. Se veía como la niña que yo conocía.

—Vaya, te ves muy bien —dijo.

¿De verdad? Me di un último vistazo en el espejo. El gris no era un color que me gustara mucho pero el estar vestida así de nuevo, lograba darme un poco de lo que había perdido.

—Bueno pues gracias —respondí—. ¿Qué haces aquí?

No quería ser grosera ni nada pero no creía que la visita de Alexia fuera meramente cordial.

—Bueno, he estado fuera por unos cuantos días y haciendo otras cosas en la semana, solo quería saber cómo estabas.

—Pues parece que hoy me siento mejor, he estado caminando un buen rato, pude arreglarme un poco y sigo esperando a que me llamen en cualquier momento a una audiencia sorpresa

Se sentó en la cama y fui de inmediato hacía ahí pues mi mente me recordó que la libreta estaba oculta en alguna parte de la cama. Me senté a su lado y sonreí. Algo quería contarme. Me recordaba cuando estábamos en Ravenville y acudía a mi para contarme secretos enormes. Aún recordaba con claridad el día que me confesó que estaba enamorada de Nath. Algo que todos sabíamos ya.

—Fui a Terra con Nath —dijo—, sé que no es una novedad que haga cosas estúpidas pero no salió para nada bien.

—¿Qué les ocurrió? —pregunté intrigada.

Ya había llamado mi atención aunque no quería.

...

—Bueno, no todos tenemos días así de malos, no me imagino el dolor que Nath y Selma debieron haber sentido.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora