EPILOGO II

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QUINCE AÑOS DESPUÉS

—El vestido te quedó perfecto —terminé de ajustar el lazo en su cintura—, se verán hermosas hoy, cielo.

—Esperemos que no mucho mamá —Alexandra sonrió—, esta noche le pertenece a Luvia, la futura reina de la familia Hathaway.

Apenas podía creer que todo aquello estuviera pasando. Aún después de quince años, las cosas parecían un poco irreales para mi. Las pesadillas eran menos constantes pero seguían presentes.

—Mamá —Alma movió una frente a mi—, te pregunté si podía tomar un brazalete de tu joyero.

—Claro querida, tómalo —sonreí—, necesito que vayan y busquen a su hermano, espero que ya este listo o él si tendrá problemas, igual que su padre.

La puerta se abrió y Nathan nos miró desde la entrada. Su mirada reflejaba mero orgullo. Las gemelas se giraron hacia él y modelaron sus atuendos.

—Hablando de, ¿qué dices papá? —Alexandra terminó de ponerse un broche en el cabello— ¿Nos vemos bien?

—Pues yo digo que es asombroso el verlas listas, su madre se volvía loca hace quince años poniéndoles un simple vestido cuando eran pequeñas y ahora...

—Ahora es tarea de Charles el volverme loca, ¿lo has visto por algún lado?

—Esta con Raymond y Adrián —Nathan entró y abrazó torpemente a las chicas—, tenemos un buen tiempo, tranquila. Y ustedes se ven hermosas, justo como...

—Yo —terminé la frase por él—, ¿cierto mi amor?

Nathan sonrió discretamente pero conocía muy bien lo que ocultaba su gesto. Ya lo arreglaríamos más tarde.

—Dios, si se van a mirar así es mejor que vayamos con Charles y el abuelo —Alma se zafó del abrazo de su padre—. Vamos Alex, hay que ver si los demás ya están listos.

Las dos salieron como siempre, con una sonrisa llena de alegría y felicidad. Verlas tan crecidas, tan hermosas. Ellas y Charles eran mi más grande felicidad. En ocasiones, seguía pensando el porqué de su aspecto, el brillante cabello rojo me desconcertaba, ambas habían nacido con un ojo de color verde y el otro café, era muy raro. Vanessa exploró miles de teorías y posibilidades pero ninguna apuntó a nada malo. No había nada que las conectara a Solara. No importaba que ella las hubiera concebido, Vanessa me aseguró que al haberla matado, todo rastro de la guardiana desapareció.

—No puedo creer que hoy sea la coronación de Luvia —dije mientras me veía en el espejo—, todavía recuerdo cuando se dormía en mi cama o cuando era la única niña pequeña en este palacio y ahora es la futura dirigente de su reino.

—Lo sé —Nathan me rodeó con sus brazos—, el tiempo ha pasado volando, en un años será el turno de Alexandra, nueve minutos le concedieron el trono. ¿O aún no esta lista para ceder el trono, majestad?

Realmente no lo había considerado. Mi reinado llevaba muy poco tiempo y aunque amaba a mis gemelas con el alma, Alexandra aún necesitaba mucha preparación para tomar un puesto así. Yo misma lo necesité. Fue una gran sorpresa que luego de todo lo ocurrido, Adrián decidiera cederme el trono una vez que él abdicara. Dijo que era mi derecho al ser la primera heredera de la familia, no importaba que Damos hubiera renunciado. Y todos aceptaron con gusto la idea.

Lena gobernó gustosa a lado de Robert y ahora dejaban todo en manos de su querida Luvia. Muchos se opusieron en un principio a pesar de la dedicación que la princesa había mostrado al pueblo y al reino en general pues creían que al nombrarla reina, era como dejar fuera a los hijos de Anabeth de la línea del trono. Pero no fue así; Robert y su hermana llegaron a un acuerdo junto con los Terrancer. Luvia sería la reina de los Hathaway y los hijos de Anabeth y Derek heredarian el trono de Tatiana. Oliver tenía apenas nueve años pero ya estaba en camino a la formación real. Después de todo, ni Tatiana ni Vanessa mostraron algún interés en formar una familia. Se desvivían siendo las tías favoritas de todos en la familia. Eran un matrimonio bastante ejemplar, además de ser unas dirigentes maravillosas. Me alegraba poder acudir a ellas cada vez que un problema se presentaba ante mi, aunque para ser honesta, eso ya no pasaba muy seguido.

Con varios años de esfuerzo, Caudentry pudo hallar la paz necesaria. El Consejo se disolvió por completo y cada familia se encargaba de gobernar de manera justa cada reino.

—Si quieres que Alexandra herede pronto el trono, tendrás que involucrarla más —me aparté de él—, aveces siento que Alma está más interesada pero nueve minutos le dieron desventaja. Aún debemos tener una extensa platica con ellas y...

Dejé de hablar pues Nathan se había quedado se había quedado muy quieto y me miraba como si estuviera tratando de descubrir mis más íntimos pensamientos.

—¿Qué ocurre?

—Sigo sin creer que esta sea nuestra vida —me respondió—, a veces te observó en la noches, te miró dormir y recuerdo aquella chica rara de la cual me enamoré en Ravenville, lo curioso es que ya no tienes el mismo aspecto y aun así, te amo más que nunca. Y después me pongo a pensar en todo lo que tuvimos que pasar, como casi nos perdimos el uno al otro y ahora míranos aquí, discutiendo este futuro.

—¿Imaginas tu vida sin haberme conocido?

—Lo he hecho —respondió—, pero es terrible y decidí no hacerlo de nuevo. Aun sin importar todo lo que dejé en Terra, te tengo a ti y tenemos a tres monstruos que me han dado las mayores alegrías de mi vida. Ustedes son la razón de mi existir, son la luz por la cual me he despertado cada mañana y te prometí dedicar cada parte de mi alma y de mi ser a ustedes. Lo hice cuando te recuperé, lo hice en el altar y lo seguiré haciendo hasta que muera.

—Si tu objetivo era que mi maquillaje se corriera, lo has logrado.

No me resistí y fui hacia él de nuevo. Lo rodeé y reposé mi cabeza en su pecho. Nunca pensé que Nathan o mi familia en Terra se convertirían en algo tan vital, no cuando lo único que quería era alejarme de mi tortura en este lugar. Todo ese acto de traición fue mi más grande salvación.

Era consiente de las cosas que muchos habían perdido por mi culpa pero me gané el perdón y ellos lo tomaron con resignación. Nathan estaba contento al ver que John envejecia rodeado de la gente que lo amaba. Mis gemelas habían estado en contacto con Selma en su academia de baile, sin que ella llegara a saber quiénes eran. Vanessa, bueno, ella fue feliz al ver que su padre halló una compañera que lo amaba con el alma.

—¿Sabes algo? —lo miré tratando de ocultar las lágrimas— Durante mucho tiempo, sentí que algo faltaba en mi, y no era cuestión de magia, si, había un elemento perdido en mi alma, pero ahora, aun cuando la magia se fue por completo, me siento realizada, todas las piezas están en orden. Te tengo a ti, a nuestras hijos y tengo mucho amor, más del que llegué a creer que merecía. Y al igual que tú, haré todo lo que esté en mis manos para que valga la pena. Cada día, cada momento.

—Lo has hecho, Alexia —me besó dulcemente—, y lo seguiremos haciendo. Te amo.

—Y yo a ti, para toda la vida.


FIN

Y bueno, ese ha sido el final alternativo. No saben cuántas veces pensé en ideas para los capítulos así que...

De verdad espero que les haya gustado, déjenme sus comentarios con sus opiniones.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now