Dashia
El reloj marcaba las diez de la noche. No me atreví a bajar, ni a cenar, ni a pasar un rato con la corte. A estas alturas ya medio mundo estaba al tanto de lo que había pasado esta mañana.
Robert se había ido por los niños y ni siquiera se despidió. Nuestras últimas palabras fueron en el comedor y él estaba bastante aturdido por todo lo que sucedió. Lo único que me mantenía tranquila y hasta cierto punto contenta, era que Vanessa por fin se hubiera largado con Tatiana. Ella era la única culpable de que las cosas se salieran de control en primer lugar y tenía suerte de que la perra de Ariana interviniera o vaya que le hubiera dado su merecido.
Tatiana me importaba en los más mínimo. Que fuera reina no quitaba el hecho de que era un fenómeno al igual que Vanessa. Ambas eran una vergüenza para este lugar. No entendía cómo Ronald y Maia toleraban esto. Se suponía que su hija diera herederos que mantuvieran con vida el apellido Terrancer y con la idiota de Vanessa, eso era imposible. Pero claro, de buena o mala gana, todos teníamos que aceptarlas.
Todos se estaban volviendo un dolor en mi trasero. Y no sabía cuánto tiempo más podría aguantar.
Al diablo. No les daría el gusto de señalarme y mucho menos los dejaría creer que esto me había dejado tan afectada. Me arreglé un poco el cabello y el maquillaje. Me divertiría un rato con la Corte. Abrí la puerta y me quedé helada. ¿Qué rayos hacía aquí?
—¿Ibas a alguna parte?
Me empujó dentro de la habitación y cerró la puerta de golpe. ¿Por qué no me fui antes?
—Me causaste una gran sorpresa Dashia, admito que tu espectáculo de esta mañana, merece un gran premio.
Pero, ¿cómo lo sabía? Ni siquiera estuvo aquí; aunque durante este tiempo, aprendí que podía tener ojos en cada parte del palacio.
—No tengo ganas de un sermón —dije—, ya bastante tengo con lo que la gente dice.
Una total mentira pues no había escuchado nada. Había estado encerrada en la habitación desde que Robert se fue.
—Nadie dijo que te daría un sermón —sonrió—, pero no me vendría mal una explicación, ¿siempre haces cosas así de estúpidas?
Últimamente si, y la primera en la primera había sido aceptar esta estúpida alianza. No entendía en que momento pensé que podía ser útil. Todo este asunto en el palacio solo me estaba dando problemas pero no tenía ningún otro lugar a dónde ir.
—Contigo si, todo este maldito tiempo y honestamente ¡ya estoy harta!
Una chispa de furia apareció en sus ojos. Sin esperarlo, su mano se impactó en mi rostro con una fuerza gigantesca y me hizo caer al suelo. De pronto no sentí la mitad del rostro pero pude saborear la sangre. Fue hacia mí y me tomó del cuello de la chaqueta. Me empujó contra la pared y todo se movió dentro de mí.
Rayos, esto no era bueno.
—No me hagas cambiar de opinión princesa —su voz sonaba furiosa—, si de verdad estuvieras harta, ya estarías muy lejos de aquí.
Escupí la sangre en su ropa. Quizá tenía razón, pero no se la dejaría tan fácil.
—Tus grandes planes se vendrían abajo, si yo me voy, perderías todo lo que quieres obtener.
Me soltó y comenzó a reír y estaba segura de que no se reía conmigo.
—Créeme cuando te digo que no eres tan necesaria —dijo de manera convencida—, ni para los Vasilith, vivieron veintiséis años sin una hija, diez sin la otra y han pasado más de dos años sobrellevando la muerte de Peter y Halina. Muy bien podría matarte y Lena sería consumida por la maldición, a menos que yo decida salvarla.
No era capaz de hacer algo así. Para qué haber armado todo el show del juicio si al final podía matarnos a las dos si así lo quería.
—Lena te dejaría al descubierto, la conozco y puedo apostar que echaría todo tu esfuerzo al caño.
—En estos momentos, lo que ella quiere es ver a sus hijos antes de irse al infierno, y Robert ya está resolviendo eso. Te imaginas, ¿una reconciliación entre esos dos tórtolos?
Un dolor en el estómago apareció cuando dijo eso. Pero jamás pasaría, Robert ya no la amaba. Él me lo había dicho. E incluso si traía a los mocosos de regreso, nada cambiaría. Era un simple de lastima. Y todo por la idiota de Vanessa.
Además, en estos momentos, yo tenía una carta mejor contra Lena.
—Sé lo que piensas —murmuró—, que él te ama y que dejará todo por ti, pero el amor puede ser tan manipulable, ¿o de verdad piensas que Robert olvidó un amor de más de diez años por ti? No querida, tuviste un poco de ayuda.
¿De qué rayos estaba hablando? No podía pretender engañarme así. Robert me amaba de verdad, vio en mi lo que jamás vio en Lena.
—Es una mentira, solo quieres jugar con mí cabeza.
—Claro que no —respondió—, eso ya no es posible, ya lo he hecho muchas veces.
Tenía ganas de enterrarle el abre cartas que estaba en la mesita, pero acabaría en mi cuello primero.
—No me importa nada de lo que digas, yo sé que él me ama y la prueba más grande es que nuestro amor ya dio frutos.
Su cara perdió toda expresión y no parecía ser muy buena señal. Algo estaba pensando o planeando.
—Sería hermoso que su amor por Lena regresara, que el juicio se olvide y todos sean felices de nuevo y ahora sí, para siempre, ¿no lo crees?
—No lo harás, sabes lo que perderías.
Pero no respondió. Se sentó en la cama con movimientos lentos y tranquilos.
—El sueño de toda mujer es ser madre —dijo—, o al menos eso dicen y la verdad, pienso que es una completa estupidez, que suerte que ese no es tu caso.
No entendí nada de lo que quería decir. Pero comencé a sentir algo extraño. Levanté mi falda y me di cuenta de que mis piernas estaban teñidas de rojo. Sangre. Mucha sangre en el suelo.
¿Cómo había pasado?
De repente me sentí helada, una enorme desesperación me invadió. Fue hacia mí con una enorme sonrisa en el espejo. Acarició mi mejilla quitando las lágrimas que habían aparecido.
—Tienes razón —dijo—, dejaré que las cosas sigan su curso, puedes quedarte con Robert, pero cada vez que quieras darle un heredero, esto pasará, así que confórmate con los mocosos de Lena, porque solo de ellos podrás ser madre. Considera la falta de dolor como un favor.
—¿Por qué? —fue lo único que pude preguntar.
—Como sé que te encantan los espectáculos, y te encanta la atención, este es el premio por lo que hiciste en la mañana. Que te diviertas esta noche Dashia.
Me dio un beso en la frente y salió de la habitación.
¡Nuevo capitulo! 🎉
Las cosas se pusieron terribles para Dashia...😬
Pero, ¿quien será esa persona con la que se alió? 😱
Hagan sus apuestas...🙈
Ya saben, dejen sus comentarios y denle amor 💕
ESTÁS LEYENDO
"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️
Fantasy¿Quién diría que una fiesta de 18 años complicaría tanto la vida de un grupo de amigos? Bueno, pues ahora Alexia se daba cuenta de que era posible. Ser la princesa de un reino en una extraña dimensión era una cosa bastante difícil y ahora Alexia ya...