"CAPÍTULO 29"

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Lena

—¿En serio?, pues te felicito, al menos tuviste un poco de diversión en el desayuno.

Realmente la situación de Daniela no me sorprendía tanto, de hecho, ya sé había tardado en irse. Ella tenía una vida en Terra, y nosotras estábamos muy bien enteradas gracias a Damon; sabíamos un muy buen secreto, Lucinda llegó a creer que sería útil en algún momento, pero con el tiempo, le resté importancia.

—Sí claro, mucha diversión con Alexia y Katrina gritándose en la mesa, igual que siempre. Abre la boca.

Robert había venido de inmediato como toda una señora chismosa y me trajo comida. Ni siquiera con Luvia se comportaba así pero no pude detenerlo cuando empezó a darme de comer como si fuera una bebé.

—Algo que no me creo, es que tú hayas cocinado esta sopa.

Dejó la cuchara en el tazón y sonrió derrotado. Por favor, lo conocía muy bien para saber que no era capaz ni de hervir agua. Además, este sazón ya lo conocía, era de Greta. Me limpió la boca con una servilleta de manera muy delicada y me dio un rápido beso. Se estaba esmerando en que yo olvidara todo lo que había sucedido hacia apenas unos días, pero me daba cuenta de que no había nada distinto en él. Este era mi Robert, estaba de vuelta. Pero aún así, quería saber el por qué de su cambió tan repentino.

—En fin —siguió—, dejando de lado mis habilidades como chef y volviendo al tema de Daniela, no me siento capaz de opinar nada, solo sé que les deseo lo mejor.

—Adrián se morirá cuando lo sepa —le dije—, y no por el romance con Daniela, sino porque es su hombre de confianza, su mano derecha.

Carl se había ganado esa confianza en muy poco tiempo y con muy poco esfuerzo. Sus habilidades tanto en la guerra como en el gobierno, sobre salieron desde que empezó su entrenamiento y se hizo notar con el joven rey. Sus padres, Deborah y Raphael, habían sido empleados muy leales durante el reinado de Baltazar y Katherine Vasilith. No por nada, Jillian había sido nombrada guardiana de Alexia en el momento que concluyó su formación. Quería muchísimo a Alexia y siempre estuvo dispuesta a dar su vida por la pequeña. Y lo hizo.

—Aún así —dijo Robert—, quiere que le informemos cualquier cosa que ocurra contigo.

—Quizá pueda mandarle una invitación especial para mi ejecución.

Robert me miró muy serio. No le había caído en gracia mi comentario. No quería sonar muy pesimista, pero ambos sabíamos que eso pasaría. No tenía ninguna prueba a mi favor y solo quedaba una sesión, una. Era el juicio por traición más ridículo en la historia de este lugar. Me repetía a mi misma cada noche, que la única razón por la que ellos hacían esto, era porque me tenían miedo, sentir rencor por todo lo que yo les había hecho en el pasado. Seguían detestando la idea de que siendo tan joven los dejé en ridículo y vulnerables.

—Deja de pensar en eso —tomó mi mano—, he estado pensando en alguna manera de convencer a Adrián, después de todo él dará el veredicto final.

—Robert, entiende que él también me quiere muerta, todo lo que hice hace años y en estos últimos meses, me dejaron como una loca, casi hago que mataran a Dëni, a los Raven, los abandoné a ustedes y todo por mi estúpido orgullo.

—Yo ya he olvidado todo eso.

—¿Como? —le pregunté—, sigo pensando cómo hace unos días le dijiste que la amabas a ella, me pediste el divorcio y ahora de repente, me amas de nuevo.

Soltó mi mano y se levantó. Era claro que ni él sabía lo que ocurría en su mente. Quizá ya estaba loca, pero estúpidamente había llegado a pensar que alguien, Dashia obviamente, estaba poniendo algún hechizo en él para que me olvidara. Robert no hubiera sido capaz de echar a la basura todo lo que teníamos. Seguía enojada porque se había acostado con Dashia. Pero tal vez, solo tal vez, llegaría a olvidarlo.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora