"CAPITULO 41"

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Lena

Robert no dejaba de caminar por toda la habitación y la verdad, me daban ganas de arrojarle el jarrón más cercano porque mis nervios se estaban crispando.

—Ya siéntate —le dije—, se supone que esperaremos hasta las once y si no pasa nada, nos iremos. Los niños ya están listos.

—Es que ya se tardaron mucho —respondió—, ni siquiera Anabeth ha subido para decirnos algo.

Aunque, le daba la razón. La cena ya había tardado mucho pero me dije a mi misma que el no haber escuchado gritos o explosiones, era una buena señal de que ni Alexia ni Adrián estaban destruyendo el lugar con alguna de sus peleas.

—¿Piensas que le hayan creído? —le pregunté.

Se detuvo frente a la ventana y se quedó contemplando la oscura noche que parecía tragarse todo el lugar ya que no había ni una sola estrella y la luna tampoco hizo acto de presencia ¿Acaso era una señal de los Dioses de que estaba sola y ni un milagro me salvaría?

—Confío en que sí —respondió—, las cosas que Alexia nos dijo me hacen pensar que puede ser difícil pero logrará algo. No creo que después de mostrarles las pruebas, ellos sigan confiando en Dashia.

He ahí otra cuestión. Esto no se trataba de confiar en Dashia, se trataba de probar mi inocencia ante las personas que más me habían odiado durante toda mi vida.

—Imagina lo que habría pasado si Alexia no hubiera hallado el diario de Vanessa —siguió—, solo alguien con fines muy crueles la conservaría, y ahora me doy cuenta de que quizá las intenciones de Dashia nunca fueron buenas.

Bueno, me hubiera gustado que notara esas malas intenciones antes de follársela no sé cuántas veces sin importarle lo mucho que eso podía lastimarme. Porque estaba segura de que fue lo que menos  pensó en esos momentos. Y a la vez, no dije nada, pues yo fui la primera en quedarme con ese libro pues quería saber qué rayos ocurría con Alexia. 

La única duda en mi cabeza fue, ¿cómo rayos apareció en la habitación de Dashia? 

Lo que obtuve de mis lecturas fue casi nada y leer las notas de Vanessa dejó una pequeña inquietud en mí. Todo el asunto de Solara y su conexión con Alexia no se había terminado y me daba miedo el imaginar que a la que teníamos en el palacio no fuera la verdadera Alexia, pero era demasiado estúpido. Sí, había cambiado bastante y tenía que admitir que se comportaba como una perra. Pero, quizá esa era su verdadera naturaleza y ya estaba harta de que la trataran como a una idiota. Porque si no, de ser así, alguien ya tendría que haberlo notado, ¿no?

—Lena —me llamó Robert—, ¿escuchaste lo que te dije?

—Lo lamento —salí de mi nube—, estaba pensando en otras cosas, qué decías.

—Dije que...

Alguien abrió la puerta. Vi como Robert bajó su mano hacia la daga que tenía en el cinturón. Su intención no era dejar que nos tomaran con la guardia baja. Y yo, también estaba dispuesta a luchar contra cualquier persona que se cruzara en mi camino y en mis planes. Aunque tal vez Katrina no era alguien de quien tuviera que deshacerme, aunque de Adrián si, y que mejor ocasión ahora que los dos estaban aquí.

Me quedé completamente inmóvil junto a la cama y Robert fue a mi lado. Puso una mano sobre mi cintura como muestra de que no se alejaría ni por error. Los dos caminaron de manera insegura hacia donde yo estaba. Katrina parecía estar conteniendo todas sus emociones y era como si fuera a explotar en cualquier momento. Por su parte, Adrián ni siquiera me miraba. Me evitaba a toda costa.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now