"CAPITULO 48"

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Lena 

—Vaya, se ven tan lindos —nos aplaudió—, podría tomarles una foto si tuviera el chance...

—¡Ya deja el parloteo! —le grité—, veamos si eres tan perra como todos dicen, ¡váyanse de aquí, ahora!

Bien, un acto estúpido de valentía pero al menos me habían hecho caso. Me quedé delante de ellos, mientras Nathan tomaba a Vanessa en sus brazos con mucho cuidado. Pero al parecer esta loca no tenía intenciones de hacerles daño.

—Lena... —me llamó Jonathan.

—Dije que se larguen.

Le di mi mirada más severa. Él sabía que no teníamos mucho tiempo y en estos momentos mi prioridad era ganar la mayor ventaja posible y nada más.

—Que linda eres Helena —Solara lucía emocionada—, siempre dedicándote de lleno a tu nación, queriendo ser la heroína y la guerrera salvadora pero me temo que estas fuera de práctica.

Se lanzó contra mí y su puño se impactó en mi cara. Un golpe rápido y preciso, demasiado para mi propio gusto. Traté de hacer lo mismo pero antes de que me diera cuenta, ya estaba detrás de mí, sujetando mi cuello con sus manos. Tenía apenas unos segundos para soltarme o me mataría más rápido de lo planeado.

—No sabes cuánto deseé que Adrián te llevara ante mí en el momento que naciste —susurró en mi oído—, pero bueno, en aquel entonces sus ideales no eran tan grandes. No tienes idea de las maravillas que pudimos haber hecho juntas. Estabas destinada a ser una líder nata, con mi poder, pudimos tener todo Caudentry en la palma de la mano.

Arriesgándome como una idiota, eché mi cabeza hacia atrás y el golpe dio el resultado esperado, me lanzó con fuerza lejos de ella. Al parecer ya estaba enojada.

—Me encantaría seguir oyendo todas las hermosas cosas que piensas sobre mí y mi futuro frustrado pero créeme, no es algo nuevo. Me halagaron de esa manera por más de veinte años y que venga de ti no cambia nada.

Levanté una de las dagas del suelo y me preparé para atacar.

—Y ahora sí me disculpas, tengo una misión, y esa es salvar a mi hermana de la maldita prisión en donde la tienes.

—¿Y de verdad piensas que podrán hacerlo? —preguntó mientras limpiaba la sangre de su nariz—, me he pasado meses acabando con su alma, lo más posible es que no quede nada de ella. En lo único que debes pensar es que les estoy dando la oportunidad de pelear un poco pero en cuanto me canse de ustedes, borraré fácilmente todo lo que ha pasado. Mi sangre seguirá en cada generación de los Vasilith y reinaré para siempre.

Vaya que tenía un plan y por más que trataba de hallar un lado débil me era muy complicado. ¿Qué éramos nosotros a lado de esta loca llena de poder? Aunque claro, era un poder solo en palabras porque de verdad estaba perdiendo mucho tiempo prestándonos atención. Y hasta ahora no había visto nada de ese poder.

—Así como entraste en su cuerpo, te sacaré de el y me encargaré de que desaparezcas para siempre.

—Bien, pues veamos qué tiene para mostrarle la poderosa Helena Vasilith a Solara.

Inmensas llamas aparecieron en sus manos. Bastó con que las levantara un momento para que toda la maldita casa comenzara a ser consumida por el fuego. Tenía que combatirla igual y era una lastima que el fuego nunca fuera mi fuerte. Amaba el agua, y consideraba útiles el aire y la tierra. Pero ahora, ni uno de ellos me sería útil. Si había algo en lo que era buena, era para luchar y si, ella podía ser Solara, pero ni todos esos siglos ni la magia más poderosa, evitarían que le pateara el trasero. Mis mejores opciones era lo que tenía alrededor y debía usarlo antes de que el fuego acabara con todo. No podía perder mi daga.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now