"CAPITULO 8"

5.6K 630 86
                                    

Lena

Las grandes puertas se abrieron y Dashia salió del gran salón rápidamente. Su gran encuentro con el Consejo fue más rápido de lo que esperaba. Me preguntaba cuánto tardarían conmigo. La gente la detenía para hacerle miles de preguntas. Parecía dispuesta a querer responder pero nuestras miradas se encontraron. Fue como sí le hubiera dado un puñetazo en la cara. Me miró aterrada, ¿por qué? Se disculpó con medio mundo y salió corriendo de ahí.

—Es momento Lena —me llamó Carl.

Su voz era la más amable que había escuchado en días además de la de Vanessa. Traté de sonreírme y me levanté de mi asiento. Pero entonces las puertas se abrieron de nuevo y Robert salió como bala. Parecía que estaba desesperado, buscaba a alguien y mi corazón se rompió en pedazos al darse cuenta de que no me buscaba a mí. Me negaba, me negaba rotundamente a aceptar lo que mi mente me soltaba a cada momento como bombas atómicas.

La buscaba a ella.

—Lena, vamos.

Robert me vio y su gesto cambió por completo. Supo componerse antes de que me diera cuenta. Pero ya era muy tarde. Caminó hacia mí con una enorme y nerviosa sonrisa en el rostro. No sabía por qué me daba cuenta de toda esta actitud ahora.

Porque él ya no era mi Robert.

Me dio un rápido beso en los labios. Un beso frío, seco, no era nada y no me molesté en corresponderle.

—¿Cómo estás? —me preguntó— ¿Dormiste bien?

—Me siento de maravilla, especialmente porque no he visto a mis hijos, oh espera, ni siquiera están aquí, ¿cierto?

Abrió la boca pero no dijo nada. Me daban ganas de meterle el puño. Era lo mínimo que se merecía.

—Están bien —respondió—, Lena, entiende, ellos no necesitan este ambiente ahora, en especial Luvia. Además están con mi madre y en el palacio de los Cornelius fueron muy bien recibidos.

Eso no lo dudaba. No era por presumir pero todo el mundo amaba a mis hijos. Luvia era la consentida de Adrián y aunque él me odiara, estaba segura de que jamás permitiría que algo les pasara.

—Al menos pudiste consultarme.

Vaya espectáculo estábamos dando enfrente de toda esta gente.

—No lo entiendes, ¿cierto? —sonaba enfadado— No tienes idea de todo lo que esto va a representar en sus vidas si te declaran culpable, esa mancha recaerá en ellos y no seré capaz de borrarla. No solo tu vida se esta yendo al demonio Lena, así que mejor prepárate para lo que pasará allá dentro.

Se alejó de mí antes de que pudiera responderle. Nadie se atrevió a mirarlo pues era muy evidente que se lo estaba llevando el diablo.

—¿Estás bien? —preguntó Carl.

—Claro que sí —respondí rápidamente—, de maravilla.

Me di un rápido vistazo en uno de los espejos y puse mi mejor sonrisa. Recordé lo que Alexia había dicho. Era momento de ser yo misma. Caminé sin mirar a nadie. No lo merecían. Podían considerarme una traidora, una asesina y si, tal vez lo era pero también debían recordar el medio y respeto que alguna vez me tuvieron.

Los guardias abrieron la puerta y entonces vi a todo el público que me aguardaba. Miembros de las cortes, del Consejo privado de cada reino, sacerdotes (los cuales no servían para nada) y en el fondo, la gran mesa del Consejo general. Robert y Anabeth estaban al frente de su familia, ahora era su labor de tiempo completo puesto que su madre era inútil para esto. Lo que fue una gran sorpresa para mí, fue ver a la idiota de Ariana a lado de su padre. ¿Qué demonios hacía ella ahí? Entendía que Tatiana estuviera ahí, era su trabajo, pero no el de esa mocosa.

"El Elemento Perdido #4: Aire" ⚠️ Disponible Hasta El 31 De Diciembre⚠️Where stories live. Discover now