CAPÍTULO 15 - Ron-Cola

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Aitana

Él me ayuda a sacar su trabajo adelante y yo le invito a una copa este sábado por la noche.
Él se ofrece a recogerme y yo me niego. Él se queda embobado cuando entro y yo le miro confusa. No sabía que habían crecido sus ganas de besarme desde el día anterior. Lo sabíamos pero ninguno de los dos lo decía, nos agarrábamos a un clavo ardiendo, las miradas.

Había elegido un top negro lencero y una falda de cuero, contando con los botines de tacón que me hacían más alta. Sin embargo, él usaba la camiseta negra básica de costumbre.

Me acerco con la intención de invitarle a esa copa y de que me siga a la barra, pero como la música está demasiado alta y quiero oler su aroma una vez más, me acerco a su oído.

–¿Un cubata?

Su piel se eriza, su cara pasa a tener un tono rojizo y su mano se coloca en mi espalda para acompañarme. Elige Ron- Cola.
La última vez que salimos de fiesta y la primera, acabé con uno cualquiera porque no les conocía lo suficiente. Ahora quiero estar con él y ver cómo se defiende en la pista de baile y en la barra, ya que no puedo hacerlo en la cama. Ya que todavía no he podido comprobar cómo se desenvuelven sus labios con los míos. No debería de pensarlo, pero tampoco puedo evitarlo. La atracción entre los dos es evidente.

Conseguimos salir con nuestro tubo para meternos en otro mogollón de gente. La música está alta y yo meneo mis caderas y mi pelo al ritmo. Él sin embargo se limita a seguirme.
Le empujo a bailar conmigo y sus dedos se clavan en mi espalda cuando comienzo a moverme exageradamente. Bufo cuando no ejercita ni un solo hueso y se dedica a mirarme.

–Soy arrítmico.- Confiesa en mi oído acompañando con una carcajada.

–¿Eres tonto?- Sonrío y asiente.

No sé porqué lo hago, quizás quiera descubrir hasta que punto disfruto de su compañía, no creo que yo sea experta para dar clases de baile. Pero si yo pego mi espalda a su pecho, levanto mis brazos, canto, salto y él coloca una mano en mi cintura, me está siguiendo el juego que tanto me gusta.
Le susurré un par de veces que si era arrítmico como él decía, dejaría de serlo a mi lado. Porque en este momento estoy llena de energía y no puedo pararlo. Porque no me creo que no sepa moverse.
Acaricia mis brazos, que están en alto, y realiza con sus dedos un recorrido fino y delicado. Huele mi pelo y su mano se desliza por mi abdomen. Mis brazos, todavía con la piel erizada, rodean su cuello pese a la posición.
Cuando pienso que ha sido suficiente y compruebo que ha comenzado a moverse, me despego y salto a su lado.
Cantamos y bailamos el último tema de Lola Índigo y en el estribillo me deleita con lo que según él es "su mejor paso de baile". Yo lo cualifico como " el único que sabe".
Roi de viaje con Cris por Amsterdam para celebrar su aniversario y Ana ha llegado tan cansada de trabajar que aseguraba que no podía seguirnos el ritmo. Que otro día nos invitaríamos a esas copas.

–No lo has hecho nada mal.
–Soy la mejor profesora que podrías tener, admítelo.

Asiente con la cabeza y me hace comprobar que los dos estamos aprendiendo mucho del otro. Yo ayer hice casi todo el trabajo mientras que imagino a Amaia ahora mismo desesperada delante del ordenador y con una hoja en blanco.
Cruzo mis piernas y veo como su mirada se dirige a mis ojos, prefiere mirarlos a ellos. Verdes y con el párpado decorado. Mis labios rojos llaman a los suyos, pero como era de esperar, no reacciona.

–Pero en realidad no te conozco, nunca me cuentas nada Luis.
–¿Qué quieres que te cuente?

Sonrío victoriosa y me incorporo sobre el sofá de cuero negro para quedar más cerca suya.

–¿Tienes novia?
–E-Emmm, no. Yo no tengo novia.
–¿Por qué no ?
–Porque ya he probado y me ha salido mal.

Recordé nuestra charla sobre las carreras universitarias. Él tenía que aguantarnos durante un cuatrimestre entero porque su trabajo estaba mal. Me dijo que aún así no me desanimara y no tardé en recordárselo.

–Alguna profesora de la facultad te tirará la caña.- Insinué.
–Están casadas, Aitana –ríe– y a mí no me gustan las mujeres que rondan por los sesenta.

Le guiño un ojo con malicia y le aseguro que en unos años acabará casado con alguna de ellas. Pero en realidad lo único que quería era la respuesta sobre su soltería, mis profesoras me daban igual.
Piensa que la conversación ha terminado y tira de mi mano, derramando así un poco de mi copa sobre el suelo. Se disculpa y comprueba no haber manchado mi ropa.
Decide que es la hora de seguir demostrándome sus dotes como bailarín y comienza a hacer movimientos exagerados a mi alrededor mientras que yo pongo las manos en mi cara y río a carcajadas.
Me acerco y pego mi cadera a la suya. Le he pillado desprevenido.
Sonrío y perfilo su nariz con la mía insinuando, ha surgido efecto eso de ir varias veces a la barra a recargar.
Rodeo su cuello con mi brazo mientras que con el otro acaricio su torso. Él no ha parado de moverse, yo tampoco.
Simplemente hay deseo y nos lo estamos pasando bien.
El lunes cuando entre en clase y empiece a explicar temario mi cara será muy distinta a la que tengo ahora, pilla.
Hoy hace dos semanas desde que aterricé en Madrid y lo estoy celebrando de la mejor manera. Porque aunque me sienta un pelín mareada, los zapatos me estén matando y la falda empiece a incomodarme, estoy gritando como una loca.
Luis me avisa que no puede beber más, que tenemos que llegar a casa sanos y salvos. Que no quiere perder puntos del carnet y que son más de las tres de la madrugada.
Subimos en su coche y reposo mi nuca en el cabecero del asiento del copiloto. Quizás tenía razón.
Una llamada entrante nos despierta un poco más y al estar saliendo de un semáforo me pide que la cuelgue.
El nombre de Ivonne aparece en la pantalla y pulso el botón rojo. Al momento unos mensajes aparecen en el desbloqueo.

Ivonne_ 03:13
Esa copa hubiese sido mejor en mi cama
Pero ya haces lo que quieres
Mañana cuando esté rara no me busques
Estás a tiempo de hacerme una visita

Confusa y llena de rabia dejo el móvil en la bandeja y le miro. No sabe que han llegado esos mensajes y mucho menos que yo los he visto. Está concentrado en la carretera y no, no tendría que molestarme su amiga. Pero lo hace y mucho.
Porque esta noche hubiese querido que él mismo borrara mi pinta labios rojo y no ha sido así.
Ya he visto el motivo.
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Es cortito pero espero que os guste.
Os leo, por aquí o por Twitter : @fans_aiteda .
Gracias por leer ;)

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora