CAPÍTULO 17 - Marta

3.9K 119 10
                                    

Aitana
Domingo de llamadas perdidas. Las mías no contestadas por la mañana, las suyas por la tarde. No iba a escribirle después de saber que estuvo conmigo así en la discoteca y que después fue con ella. No podía hacer eso, no eran mis principios.
Lunes amargo, mañana aburrida y tarde pésima.
Había entregado en su mano el famoso trabajo, fue la única mirada que le he dedicado esta tarde.
Al final de clase se acerca a mí, cómo no.

– No hace falta que me lo des, ya tienes el diez.– Deja los folios sobre la mesa mientras que guardo mis carpetas y escondo mi móvil en el bolsillo trasero de mi tejano.

– La parte final la hice sola, deberías revisarlo.

– La harías perfecta.– No podía mirarle y si lo hacía me acordaba de su amiga, esperaba no ser los futuros cuernos.– No te ayudé tanto al principio.

– Luis, no confíes tanto en mí. Seguro que está mal.

– No lo creo.

Atrapo los papeles, su mano y los uno. No quiero estar enchufada al profesorado por ninguna parte, no quiero confianzas en esto. Si tengo que suspender, se suspende, pero no quiero sacarme la carrera con la ayuda de Luis.

– Revísalo como al resto de mis compañeros, por favor.

Colgué la mochila de mi hombro y agarraba el pomo  cuando él, desde mi espalda, impidió que abriera la puerta empujando esta con la palma de su mano.

– Vi tus llamadas, las devolví, pero no contestaste.– Giré sobre mí misma, suspiré y por fin le miré a los ojos. No quería ser un juego para él.– ¿ Te pasa algo ?

– Estoy cansada Luis, quiero irme a casa. Hablamos mañana.

Quise salir de ahí pero agarró mi muñeca. En realidad quería una explicación sin tener derecho a pedirla. Podía hacer lo que quisiera con quien sea, pero conmigo no. Conmigo no se juega.
Me ilusioné cuando, hace dos noches, nuestras caderas chocaron e hicieron un movimiento de fricción, cuando ahí supe que, en otro ámbito, se moverían continuamente hasta alcanzar el éxtasis.
Me ilusioné cuando en determinados puntos de la madrugada noté su cara cerca de la mía.
Me ilusioné cuando trazaba recorridos indefinidos con sus dedos por mis brazos, haciendo que estos se erizaran, que mi cuerpo en su totalidad se estremeciera.
Me ilusioné pensando que la atracción iba más allá.

– De verdad que ayer, cuando vi tus llamadas, me quedé muy raro.

– Mira, te lo voy a decir una vez. Y no me mientas.

– Aitana ¿ qué dices ?

Reflexiono y por fin suelto la bomba. No son celos, es protegerse un poco. No volverán a hacerme daño.

– ¿ Por qué estabas conmigo el sábado por la noche si luego te esperaba otra persona ? – Su semblante cambia por completo. Rasca su nuca, nervioso, y revuelve su pelo, más aún.

– ¿ Qué sabes ?

– Que te tiras a la enfermera, que es tu novia y que después de estar conmigo te fuiste con ella. – Las palabras salían atropelladas de mi garganta.

– Aitana de verdad que... No es lo que estás pensando.– Bufa y esconde su cara entre sus manos.– Déjame decírtelo claro.

– Luis, en serio que, no tienes que darme explicaciones.– Intento parecer calmada, pero me quemo por dentro.– Sólo que, nunca juegues conmigo. Aunque luego lo hagas. No me hagas ver algo bonito y que luego me pegue la hostia.

– Sin rodeos...

Asiento con la cabeza, claro que quiero saberlo. Claro que quiero saber qué es Ivonne, qué es para él.

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora