CAPÍTULO 27 - Valiosa

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Cepeda
Con prisas, a lo loco, a veces alzando la voz... Así nos despertamos la mayoría de los días.
No pensamos en lo que necesitamos el abrazo de esa persona o la llamada de otra. No nos detenemos frente a un espejo y nos observamos planeando qué hacer en el día.

Atrapo un mechón de su pelo y como si de un pincel se tratase dibujo sobre su espalda. No se retuerce, permanece inmóvil.

Sus labios se separan dejando escapar un suspiro, su flequillo choca contra mi pecho y sus piernas llevan enredadas toda la noche con las mías.

Mi dedo índice se posiciona sobre su nariz, llega hasta sus labios y los rozo, recordando el motivo por el cual los besé anoche repetidas veces.

Frunce el ceño y a la vez aprieta su boca, me castigaré el resto del día si he roto su paz, su armonía. La misma que yo siento cuando la veo dormida.

Durante el día, cuando plasma sus pupilas sobre las mías, me quedo inmóvil la mayoría de las ocasiones y no alabo todos y cada uno de sus pasos.
Durante la noche, las dos únicas que hemos compartido, soy capaz de no dormir por contemplarla horas sin necesidad de esconderme. Da vértigo pensar que pueda huir, escapar, y no tener el placer de verla así nunca más. Quiero tenerla en mi vida de la forma que sea, lo he decidido. Quiero cumplirlo.

Refunfuña entre sueños dándome la razón en algo, es lo más adorable que puedes observar cuando despiertes. Aunque no se lo haya dicho todavía.

Y sí, hay algo que me preocupa, claro que me preocupa. Se llama Ivonne, sinónimo de influencia.
Curiosidad la conversación que ambas debieron mantener para que una Aitana insegura anoche la nombrara. Nunca la ha señalado y que lo haga después de esto hace que me soliviante.

Sumerjo la yema de mis dedos en la suavidad de su espalda y trazo acordes sobre su piel. Cuando despierte no lo sabrá, pero llevo hora y media estudiándola. Incluso diría que he descubierto lunares que nunca antes, en estos días, había visto.

No abre los ojos pero sonríe contra mi pecho para después depositar un beso suave sobre él.
He querido cerrar los ojos, jugar un rato a lo que me enseñó ayer cuando desperté con ella.

– Luis... Que te he visto...– Y la verdad es que no sé cómo mirarla después de imaginar tanto con ella.– Va... Despierta.

Gruño y tiro de la sábana, fingiendo estar despertándome. La primera carcajada del día resuena entre las paredes de mi habitación, por su parte.

Cuela sus brazos debajo de las sábanas y me abraza encontrando su lugar, su flequillo en mi cuello.

Posiciona sus dedos en mi pecho, haciéndome sentir las mariposas en la garganta, recorre todo con ellos y sonríe. Con ese simple gesto comprobamos que no andamos tan desencaminados, hay algo. Se está formando algo y yo no puedo evitar reír.

– ¿ Qué he hecho ahora ? – Está nerviosa porque golpea mi abdomen y sé que lo hace en estas situaciones.

– Ser tú.

Niega con la cabeza y sus pestañas vuelven a rozar mi piel cuando cierra los ojos. Imito su gesto y me concentro en acompasar nuestra respiración, en sentir ese piel con piel tan valioso que practicamos ahora. Anoche ninguno de los dos quiso vestirse, eso sería una barrera, y esa ya la eliminamos hace una semana.

Su pelo recae sobre mi brazo y el aire que expira choca contra mi cuello. Comienza a dejar suaves besos sobre él, dándome a entender que tiene intenciones de algo. Pero nada más lejos de la realidad, se incorpora tirando de la sábana y tapando su cuerpo.

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang