CAPÍTULO 19 - Mujer Bruja

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Cepeda
Hay momentos en los que no das lo mejor de ti mismo. Muchos piensan que es por vagancia, nada más lejos de la realidad.
Posiblemente no doy lo mejor de mí mismo porque hay aspectos de mi vida que me gustaría cambiar. Ya lo hice unos meses antes, cuando dejé las apuestas, después de recibir golpes que aún quedan en mi piel.
Había llegado la hora de dejar atrás todo ese pasado, pero había algo que aún me perseguía. Mis encuentros con Ivonne.
Después de un ataque de celos bastante fuerte por su parte, el miércoles, a esto de las once de la noche, me presenté en su casa con una necesidad muy distinta a las anteriores por las cuales iba allí.

– Ivonne no puedo seguir con esto.– Traté de hacerle ver con un tono de voz dulce y calmado.

– Esa niña te está comiendo la puta cabeza.– Decía.

También podría haberlo pronunciado yo, pero era el temor el encargado de no dejar que eso se escapase de entre mis labios. El miedo a decir en voz alta que Aitana me descolocaba por completo al proyectar sus pupilas sobre las mías.

Y es que no podía permitir esos celos, ese control.
Ivonne se lo tomó mal, me hizo saber que me estaba equivocando. Aunque yo viese que era la mejor opción. Alejarnos para así de una vez, olvidar mi pasado.
Ella había formado parte de la rehabilitación, pero debía de volar solo y no refugiarme en algo así como es el sexo.
Y es que era adicto a ello. A su piel sudada al acabar, sobre mi pecho, y los encuentros escondidos.

– Ivonne, gracias por ayudarme.– Le dije cuando me permitió unas palabras más. Me echaba de su casa como si de la pataleta de una niña de cuatro años se tratase.

Pero era viernes, llevaba una semana asfixiante como profesor en la facultad y merecía salir a por unas birras.
Pero Roi, quien se había ocupado de que Marta no se aburriera mientras que Aitana estaba en clase, tiene otros planes.
Los dos nuevos amigos se han dedicado a salir por la mañana de compras, de turistas de tarde por Madrid y de borrachos por la noche.
Imparables.

– Marta y yo descubrimos ayer un sitio... Verás cuando te lo enseñe.

– Seguro que he estado antes, he rondado toda Madrid de noche. – Aseguro con la primera cerveza en mano. Estamos esperando a las amigas, que se han encerrado en la habitación de Aitana rodeadas de maquillaje y trajes de fiesta.

– Créeme que no. Es flipante.

– ¿ Hacen strip-tease ?– Niega con su cabeza.

– Amigo, yo a tu edad, hace unos años... Me faltó subirme a la barra. No has visto tú un buen antro.

Roi se ríe porque sabe que tengo razón. Pero suspira cuando le cuento mis aventuras de adolescente y descubre que son mucho más intrépidas que las suyas.

– Estoy esperando mi turno, por el momento no me apetece meterme en esos sitios.

– ¿ Tu turno ? – Pregunto desconociendo por dónde van los tiros.

– ¿ Tienes ojos en la cara ? ¿ Has visto a Marta ? – Asiento con la cabeza. Claro que la he visto. Pero Roi va a tener que contarme la historia con algo más que susurros porque no me entero. Están en la habitación de al lado.– Ayer nos besamos.

– Roi no hace ni una semana desde que estuviste en Amsterdam...

– Ya lo sé, coño. ¿ Pero tú la has visto ?– Vuelvo a asentir. Lo que no sabe es que yo sólo miro a su amiga.– Pues eso. Que quiero repetir esta noche.

Ana, la primera en salir de la habitación inaccesible, se sienta con nosotros y se pone un poco más de pinta labios.

– Mírala ella.– Trato de incordiar.

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDAWhere stories live. Discover now