CAPÍTULO 61 - Sin mirar atrás

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Aitana
Escuché sus llaves, que sonaban escandalosamente colgadas probablemente de su pulgar, a la altura de un rellano que imaginaba oscuro. Noté sus botas sobre el felpudo cuando mis pies corrían a su reencuentro y la cerradura girar en el momento en el que se aproximó a la puerta y tanteando a ciegas trató de abrir.

Apenas se había percatado de mi presencia, caminaba sigiloso y con la cabeza gacha haciéndome dormida a estas alturas de la noche, cuando lo hizo, cuando elevó su mentón en busca del interrumptor, pude contemplar su rostro más demacrado que de costumbre.

Al encender la luz, al descubrirme tras la puerta, pegó un salto llevando una mano a su pecho por la supuesta sorpresa que le ocasionaba mi cuerpo como obstáculo. Mi intención no era hacer preguntas pues, al ver sus manos vacías, suponía que mis pertenencias seguían en el maletero de su coche. Al mismo tiempo que no iba a interrogar el día que había empleado a sus mejores amigos, por lo que me lancé a sus brazos sin apenas asegurarme de ser bien recibida. A mediodía, vía móvil, avisó de su ausencia, la que justificaba fruto a la compañía de Roi en el apartamento del último gallego.

– Estás aquí – susurró aparentemente sorprendido – Te hacía en la cama.

Echándole de menos, aún, rodeé su cuello con ambos brazos y uní nuestros labios como saludo, quizás abarcando parte de la comisura de estos con pequeños mordiscos con los que procuraba activar sus terminaciones más nerviosas, las más recónditas también.

Esperaba una respuesta, quizás una mano en mi cintura o en interior de mis muslos. Probablemente en otra ocasión hubiese aprovechado la aún oscuridad para esconder estas bajo mi ropa con la intención de hacerla desaparecer, pero, en esta, las mismas fueron a parar a mis brazos, que los sujetaban delicadamente y empujaban decididas.

– ¿Dónde está Gala? Me gustaría verla.

– La convencí para que fuera a dormir, no quería hacerlo hasta que tú llegases para darle un beso de buenas noches – sonrió enternecido perdiendo su vista en el pasillo que conducía a la habitación – Se ha conformado con uno de los míos y prometiendo despertarse mañana muy temprano para verte. Te ha echado de menos durante el día.

Asintió triste, agachando su mirada ya dirigía sus pasos hacia la habitación cuando le frené desde la cinturilla de su vaquero, desde atrás, teniendo la vista plena de su espalda.

Cuando giró su cuerpo, algo reticente, no esperaba la efusividad del mío buscando rozar frenéticamente ambos. Le sorprendían mis manos abarcando territorio y el hecho de que estas fuesen a buscar el dobladillo de su camiseta, mostrándole así la sed que pretendía saciar al igual que anterior noche.

Escondía mis labios en su cuello mientras que él extendía este prestándome una mayor visión a él y más piel disponible que besar. Los suyos no rozaban ningún poro de mi piel, pero sí estaban fruncidos, por lo que supuse que era una de sus tácticas para soportar el placer que pretendía proporcionarle tan sólo inicialmente. Restando el primer paso, pues hasta la mesa de la cocina planteaba alcanzar empujando su cuerpo, trataba de deshacerme de su cinturón.

La tensión y la temperatura del ambiente guiaban mis manos desasosegadas por llegar a su meta de inmediato. Apenas pude rozar parte de su intimidad, y sobre el calzoncillo, cuando refunfuñó.

– María ha ido con Nerea a ver un concierto al teatro. Estamos solos – le hice saber reanudando mis intenciones, que se vieron interrumpidas por un bufido con el que terminó por apartar mis manos sobre su cuerpo – No creo que la niña nos escuche, relájate.

– Aitana, estoy bastante cansado hoy, no puedo.

Riendo sobre sus labios atrapé la cremallera de su bragueta con la única intención de deslizarla sutilmente hacia abajo. Arriesgando con las consecuencias que eso podría causar. Volvió a frenarme y sonreí pícara cuando comprobé que se trataba de una flacidez fruto del momento. Le resté importancia y continué acariciando la zona, depositando escuetos besos sobre sus labios fruncidos. Los mismos que impedían ese reencuentro de fluidos.

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ