CAPÍTULO 20 - Palacio de Cristal

4.9K 141 12
                                    

Aitana
Como si de una balanza se tratase navegaba entre la realidad y el reciente sueño que he tenido esta noche. A la hora de estirarme he notado un cuerpo a mi lado en la cama. Marta.
Sonrío porque hacía mucho tiempo que no salíamos de fiesta juntas. Hacía mucho tiempo que no sentía arder mis mejillas como lo hicieron anoche. Hacía mucho tiempo que no me sentía tan viva. Con Marta no puedes sentir otra cosa, es energía pura.
Hacía mucho que nadie me besaba así.
Hector también acarició mis labios y mordió el inferior de ellos como lo hizo Luis anoche. Pero la electricidad que sentí no fue la misma.
Con mi dedo índice recorrí estos a la vez que trataba de recordar el sabor de los suyos. Quiero volver a mezclar el Ron-Cola y un cubata y, si es posible, degustar tal mezcla en su boca. Por segunda vez.

– ¿ En qué piensas ? – Marta interrumpe el silencio.

A saber qué hora es y dónde está Ana. Si no recuerdo mal, vino con nosotras a casa. Era guay estar las tres juntas.
Ana la cocinera, Marta llevaba una semana durmiendo en mi cama y yo... Yo estaba obsesionada con el orden de la casa.

– En mis cosas...– Respondo después de caer en la cuenta de que después debo tender mi colada.

– ¿ Tía qué hora es ?

Encojo mis hombros y arrastro mi mano hacia la mesilla de noche. Palpo sobre la madera hasta encontrar el móvil.

– De verdad, ¿ tanta risa da mirar la hora ?

Marta no entendía nada porque no había visto nada. Le mostré la situación delante de sus narices, ella saltó de la cama y me quitó el móvil.
En su pantalla algunos mensajes, entre ellos, los de Luis.

- ¿ Te hace un café ? – Lee mi amiga emocionada.– El chaval se lo curra – dice irónica – coño, que le comas la boca a mi amiga. – Al parecer Marta es asidua a mantener conversaciones sola o a hablarle a gritos a la gente sin la presencia de esta.

– ¡ Marta ! – Iba a marcar su número de teléfono, he tenido que perseguirla alrededor de un minuto y medio por la casa. Hemos acabado en la cocina y he conseguido quitarle el móvil. – ¡ Es mío !

– Joder, sí que vas fuerte. ¿ Vas a reconocer ya que te gusta Luis ? Esta no es la Aitana que conoz...

– El móvil, subnormal.

Me mira pícara y abre el frigorífico buscando algo que desayunar. Pero no parece querer compartirlo conmigo.

– ¿ Qué ? – Me mira enfadada cuando consigo quitarle un poco de fuet. – Vete a por ese café y me dejas tranquila.

– ¡ Pero si eso ha sido a las once ! Que son las una Marta, que Luis se habrá dado por vencido.

– ¡ Que Luis se habrá dado por vencido ! – Repite imitando mi voz. Marta puede llegar a cansar.– Llámale.

– ¿ Y qué le digo ? – Posiciono los brazos en jarras.

– Hola Luis, soy una puta dormilona y la resaca no ayuda. ¿ Está en pie todavía ?

Río por su comentario, ruedo los ojos y marco la llamada que le debo a Luis. Que vergüenza dan estas cosas. Pero es sábado, mi sábado y salimos anoche.
Sonrío cuando al segundo tono coge el teléfono, al parecer no se separa de él.
Marta me agarra del brazo y me hace gestos para poder escuchar la conversación. Acaba acurrucada al lado de mi cabeza.

– Siento no haberlo visto antes.

– No... Si era una tontería.– Le conozco y sé que está haciéndolo, sé que se está rascando la nuca nervioso.

ACORDES SOBRE TU PIEL || AITEDAWhere stories live. Discover now