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Juana

El Monumental estaba repleto. Podía hasta asegurar que no entraba nadie más. Nunca había presenciado un partido y si era así siempre, me encantaba. El ambiente que se generaba pre partido era hermoso.

Miré a mi amiga, quien grababa un video y sonreí. Ella ya estaba más acostumbrada a esto, había venido un par de veces a ver a Gonzalo.

-¡Es tremendo esto, Luli! -casi grité, ya que, a causa de los gritos y cantos de la gente, no escuchaba. Al parecer, el equipo ya estaba por entrar y las tribunas se preparaban.

Vi a todos salir formados y busqué con mi mirada a Enzo, el cual, parece, también me buscaba. Aunque creía dificil que me encontrara entre toda esta gente. Estaba lindo, como siempre. Y la camiseta de River le quedaba espectacular.

-La proxima traete un babero -soltó mi amiga, una vez que el partido empezó-. Por la baba, digo.

-Vos no hables que estas igual o peor que yo.

Admito que, a pesar de lo que creía, sentía euforia viendo el partido. Me emocionaba si River tenía una ocasión de gol,  soltaba alguna que otra puteada cuando los de Racing llegaban al area y, obviamente grité, abrazandome con Luli cuando Palacios metió el primer gol de River. Partido dificil, según las palabras de mi amiga. Aunque no sé que tan dificil porque a los 28 Pratto metió el segundo.

No me sabía mucho las canciones de River, pero si me salían tararear algunas después de escuchar a Enzo cantarlas. Si hay algo que es imposible de negar es su fanatismo y amor por River, cosa que, de a poco, me iba a empezar a pegar si seguíamos así.

El segundo tiempo empezó y con el vino otro gol de River, a los 36 del segundo tiempo, cuando faltaba poco para que terminara el partido. Tres minutos más tarde, parece que Enzo va a ser reemplazado y antes de salir le hace un gesto a un jugador de Racing, el cual no entiendo muy bien y eso genera un lío. El otro jugador, le quiso pegar a Enzo y el intentó irse para el banco. Finalmente, el arbitro decide echarlo: a el y al otro. Me quiero matar. Soy mufa. Me agarro la cara con las manos y suspiró, para después levantar la vista y ver al jugador de River irse pidiendo disculpas a la gente que lo aplaudía y cantaba su nombre.

-Andá a verlo, si queres -me dijo mi amiga. Lo pensé, pero no estaba segura. Su familia había venido a verlo y por eso, suponía que ellos irían a verlo ahora. No quería interrumpir, ni estar de más.

Sacó mi celular cuando lo siento vibrar y veo un mensaje de Enzo que decía "Veni". Frunzo el ceño y le pregunto a Luli como hacia para llegar a los vestuarios, ella me lo dijo y me las arregle para ir sola. Tan dificil no era, pero considerando que yo no conocía nada necesitaba un poco de ayuda.

Mostré la credencial que Enzo me había dado, y entré, encontrandomelo sentado, con la manos en la cabeza.

Me acerqué y me arrodille para quedar a su altura. Apoyé mis manos sobre sus muslos, el me miró y me abrazó. Tenía los ojos llorosos, por lo que, podía percibir como se sentía, aunque no era muy dificil darse cuenta considerando lo que acababa de pasar.

-Nada me sale bien, Juani -susurró y casi me muero-. Y encima de todo yo soy el culpable esta vez, ¿te das cuenta? No era necesario hacer lo que hice.

-Enzo -dije cuando nos separamos-. No te mortifiques por esto, son cosas que pasan. La calentura del partido, la adrenalina, nada más.

El no dijo más y me besó. Era un beso con necesidad, como si buscará contención, también.

-¿Podes quedarte conmigo esta noche? -me pidió. Y era un pedido al que no podía, ni iba a negarme-. Tengo que esperar a que vengan mis compañeros para hablar con ellos y con Marcelo y después vamos.

-¿Te espero afuera, queres? -el asintió y me dio un pico, seguido de un "Gracias".

Salí del vestuario y me encontré con Gonzalo, mirandome con una sonrisa picara.

-¿Se puede saber que haces acá? -preguntó y no respondí. En cambio, solamente sonreí, como una nena a la que la acababan de descubrir haciendo algo que no debía-. Estas saliendo con Enzo, ¿no? Ya me contó Luli, así que ni me lo niegues.

-Que amiga tengo -reí-. Eso que le dije que no diga nada.

-¿Osea que me lo ibas a ocultar, Juana? -arqueó una de sus cejas-. Pensé que eramos amigos.

-Y lo somos, pero esto todavía no es nada serio para andar diciendolo por todos lados -argumenté.

-Si te invitó a la cancha, es algo serio -soltó-. O por lo menos el quiere algo serio.

Sonreí porque a pesar de lo que demostraba, yo también pensaba en llegar a algo serio con el, más adelante.

-Te dejo, nena -sonrió-. Nos vemos un día de estos, por ahí pinta cena de a cuatro.

Me reí y viré los ojos. Agarré mi celular para avisarle a mi amiga que me iría con Enzo, ya que ella había dicho que me esperaría.

-¿Vamos? -Enzo salió del vestuario y me tendió la mano para que yo la tomara.

Caminamos hasta la salida donde la familia Perez esperaba al jugador. Era lógico que quisieran estar con el, no solo por esto que pasó hoy sino por lo que viene pasando con sus hijos y su ex.

Enzo los saluda a los tres: Tatiana, Nahuel y Franco, sus hermanos. Después de haberlo abrazado y dicho algun que otra cosa, vinieron a saludarme a mi. Tatiana, o Tati como le dicen, ya me conocía, por ende, no fue tan incomodo el momento. En cambio, Nahuel y Fran no y no sé si lo puedo definir como incomodo, pero si un momento raro. No estoy segura de que este momento sea el mejor para conocernos, pero bueno, así se dio.

-¿Por qué no les decis que vengan? -pregunté viendo que se estaban yendo para otro lado.

-Vienen mañana temprano, me dijeron -dijo y yo asentí.

Fuimos hasta el edificio en su auto, completamente en silencio. Enzo estaba muy pensativo y a mi me partía el corazón verlo así, porque podía notar lo mal que estaba.

Entramos a su departamento y el se fue a duchar, mientras yo acomodé un poco y fui a mi departamento a buscar ropa para cambiarme.

Me recosté en la cama de Enzo, esperando a que el saliera del baño. Cuando lo hizo, casi se me cae la baba después de verlo: tenía el abdomen descubierto y solamente un short abajo.

-Me vas a gastar si me seguis mirando así -rió e inevitablemente yo también lo hice. No solo por lo que dijo, también porque lo veía un poco mejor.

-Es tu culpa por ser tan lindo -respondí y me acerqué a el para abrazarlo. Pase mis brazos alrededor de su cintura y lo miré. Besé sus labios y después repartí besos por toda su cara, terminando con una mordida en su pera que lo hizo reir otra vez.

-Dios -suspiró-, me haces muy bien Juana, de verdad.

Casi me muero escuchandolo. Sonreí y volví a besar sus labios.

Finalmente comimos una pizza, ya que ninguno de los dos tenia ganas de cocinar y fue lo primero que encontramos, lavamos lo que ensuciamos (que era poco y nada) y nos fuimos a dormir.

Yo me cambié en el baño y para cuando volví, Enzo se acomodo en mi pecho pasando sus manos por mi cadera, mientras yo le hacia caricias en el pelo. Así se durmió. Creo que pocos momentos superarían este.

• ♡ •

Hola amigas/os, antes que nada; feliz añoooo. Ojalá hayan terminado bien su 2018 y hayan empezado mejor su 2019, por un año mucho mejor al que pasó!
Además de este capitulo, también les traigo otra cosa ahre. Aorovechando el fin de año y EL CUMPLEAÑOS DE MONTIEL: hice una novela de el y es casi seguro que en unas horitas lo suba (prometo que hoy si). Espero que les guste este cap y se pasen a mi perfil para leer la de Gonzalo. Besos

Por accidente | Enzo PerezOù les histoires vivent. Découvrez maintenant