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ᴊᴜᴀɴᴀ

Timbre. Una, dos, tres veces. Y aunque no era la mejor forma de despertarse, así me desperté.

Miré a un costado, con un ojo entreabierto y vi a Enzo durmiendo re profundo. Toqué su hombro, intentando despertarlo ya que, era su casa y yo no iba a ir a abrir así nomás.

-Enzo, llaman -dije-, despertate.

-¿Mhm? -se removió en la cama.

-Estan tocando el timbre.

Me miró con el ceño fruncido y sonrió.

-Hasta recien despierta sos hermosa -me dijo y yo me derret7 ahí nomás.

-Vos también -reí-. Pero anda atender, porque ya hace bastante deben estar ahí, pobres... -sabía que serían los hermanos de Enzo porque el me lo había dicho.

-¿Me das un beso? -pidió. Le di un beso corto, considerando que ninguno de los dos se había lavado los dientes y no era lo que más me agradaba.

El se levantó, así como estaba y fue a atender. Yo, mientras tanto, me cambié con la misma ropa que llevaba ayer, otra no tenía. Fui al baño a lavarme, como pude, los dientes, la cara y, obviamente, hacer mis necesidades. Nada de otro mundo.

Cuando ya estaba, más o menos presentable, fui hasta el living de la casa, encontrandome no solo con los hermanos Perez, también con sus hijos: Santiago y Pía.

La nena literalmente corrió hacia mi cuando me vio y me saludó con una sonrisa gigante, mientras insinuaba con sus brazos el querer que la alce, cosa que terminé haciendo.

Admito que me extrañó tanto cariño o simpatía, mejor dicho, de su parte. Como mucho nos habíamos visto dos veces y, sino era porque Enzo le hablaba de mi, no me conocía. Igual, que se yo, no me quejaba. Maipi, como me dijo que le gustaba que la llamen, era un amor, me caía bien y quería tener una buena relación con los dos. Aunque sospechaba que con Santiago, me costaría más. Bastante más.

-Hola -lo saludé y el solamente me mostró su cachete para que yo dejara un beso ahí, casi evitandome. Bueno, veamosle el lado positivo, al menos me dejaba darle un beso.

Repetí el gesto con los tres mayores que eran más simpaticos y fui hasta la cocina, aún con Pía a upa, encontrandome con Enzo preparando el mate.

-Yo ya me voy, Enzo -le dije-. No quiero molestar

-No molestas, Ju, ya sabes -me sonrió-. Quedate un rato y si queres después te llevo a la facultad, ¿que decis?

-Me quedo, pero no hace falta que me lleves.

-Después vemos -sonrió-. ¿Se puede saber que haces a upa de Juana, vos? -miró a su hija.

Ella levantó los hombros y hizo un gesto con sus labios, el cual nos causo gracia a los dos.

-¿Ustedes ya son novios? -nos preguntó y al parecer los dos nos quedamos sin palabras.

-Todavia no, amor -le contestó Enzo.

-¿Y que esperas para pedirle ser novios, pa? Si el otro día me dijiste que te gusta.

-Bueno si, pero no es así nomás Maipi -rió. Estaba nervioso, me lo morfo.

-¿Y entonces como? -preguntó-. ¿A vos no te gusta mi papá?

Estaba a punto de responder cuando el timbre volvió a sonar y el hermano de Enzo gritó llamandolo.

-Si te gusta mi papá, ¿no? -me dijo Pía bajito, estando solas. Me reí.

-Puede ser -sonreí.

Por accidente | Enzo PerezWhere stories live. Discover now