No es como que tuviera demasiada experiencia pero, después de una relación tan larga e intensa con mi ex, con la que tuve dos hijos, si ahora me encontraba diciendo que lo que siento por Juana no lo había sentido nunca por nadie, era totalmente cierto. Nunca fui muy demostrativo, de hecho, una de las tamtas cosas que Florencia me reclamaba era eso. Sin embargo, a Juana me encargo de decirle lo mucho que la quiero todo el tiempo y, si no fuera porque ella es medio vergonzosa en publico, sobre todo si ese publico es alguno de mis hijos (o los dos), probablemente me la pasaría besandola o abrazandola.
—¿Me estás escuchando, Enzo? —fue la voz de mi ex mujer, la que me sacó de ese trance en el qie solamente podía pensar en mi novia. A todo esto, Florencia, había venido a buscar a los chicos y yo le había preguntado si podía traerme a los chicos a la noche, otra vez, ya que el papá de Juana nos había invitado a los cuatro a cenar. Además aproveché para comentarle la idea que me había tirado la morocha de quedarse con mis hijos mientras Florencia y yo trabajaramos.
—No —suspiré—, perdón...¿Qué decías?
—Que yo no voy a dejar a mis hijos con una desconocida.
—A ver Flor, no es una desconocida y los chicos se llevan muy bien con ella. Además, es lo mejor y nuestra única opción —respondí.
—¿Y por qué no contratamos una niñera?
—¿Me estás cargando? Me acabas de decir que no queres dejarlos con una desconocida cuando Juana es mi novia y los chicos la aman y ahora me decis de contratar una niñera, que si sería realmente una desconocida para ellos, ¿vos te escuchás?
—¿Les preguntaste a los chicos?
—Si —suspiré—, pero si queres les volvemos a preguntar —entré a mi departamento, ya que estábamos discutiendo afuera de el y los llamé a mis hijos para que vinieran—. Chicos, ¿vieron que ahora mamá va a empezar a trabajar? —ellos asintieron. Florencia miraba expectante—. Bueno, yo pensé que lo mejor, cuando yo no esté, para no llamar a una niñera o alguien a quien no conocemos, sería que ustedes se queden con Juana, ¿que dicen?
—¡Si, obvio, pa! —soltó Pía—. Ya te dijimos que sí.
—¿Y vos Santu? —preguntó mi ex mujer.
—Yo ya le dije a papá que si, si Juani es re buena con nosotros.
Sonreí al escucharlos hablar así de mi novia. Me encantaba que se llevaran tan bien, ya que, para mi, la relación que ella tuviera con mis hijos, sería determinante para nuestra relación. Por suerte y como era de esperarse, se llevaron muy bien.
—Hola —saludó Juana, quien recién llegaba de cursar, saliendo del ascensor y acercandose a nosotros. Le di un pico y Pía y Santi le sonrieron. Florencia la ignoró—. Pase por la panadería y les compré los bocaditos del otro día para que coman después de almorzar —mi novia les tendió a mis hijos una bolsa que seguramente contenía los bocaditos que ellos tanto amaban. ¿Se dan cuenta lo detallista que es esta mujer? Dios, yo me voy a morir de amor.
Mi ex mujer terminó llevandose a Santi y Pía (al menos hasta la noche), a pesar de que ambos querían quedarse, y yo me quedé solo con Juana. Que me disculpen mis hijos, yo los amo, pero de verdad necesitaba este tiempo a solas con mi novia.
—¿Estamos cariñosos? —rió Juani, mientras yo la besaba.
—Un poquito —sonreí. Ahora fue ella quien me beso y esta vez de manera más intensa. Y sí, claramente necesitaba tiempo con ella.
santorojuana
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