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ENZO

El hecho de que River haya pasado en lo que, según muchos, se podía calificar como una hazaña, me había dejado euforico. Sin embargo, de eso, doce horas después, ya no queda nada. Ahora, en el micro, esperando llegar al Monumental, solamente podía pensar en la falta que me hacía Juana. Y si, todos los días desde que se fue me siento un pelotudo por haber sido yo, a pesar de lo que me dijo, una de las razones de su ida.

Es dificil saber cuando es amor y cuando no, pero parece que teniendola lejos me fue más fácil descubir que lo mío con ella era amor y que yo, había sido el culpable de que lo nuestro terminara.

Como si eso fuera poco y lo mal que la estoy pasando no fuera suficiente, también cargo con la culpa de hacer sufrir a mis hijos, quienes extrañan a mi ex novia todos los días y, además, sufren, por eso, los retos de su mamá.

Vi a Gonzalo sentarse al lado mío y me saqué los auriculares para escucharlo, a pesar de no tener muchas ganas.

—¿Qué pasó? —pregunté.

—Para vos —me tendió su celular y yo no entendía absolutamente nada hasta que centre mi mirada en la pantalla. Era el chat de Juani y en el había un último mensaje enviado por ella: Felicitalo a Enzo también de mi parte. Me lo imagino todo euforico jajaja, decile que se lo merece muchísimo. Sonreí por eso y después leyendo su propia aclaración abajo, donde escribio "Bueno, todos se lo merecen, obvio", reí.

—Gracias —le dije a mi amigo y éste sonrió.

—Como te cambió la cara, pichón —comentó Gonzalo y la verdad era que si, yo lo sabía, ahora no me podía sacar la sonrisa de la cara.

—¿Y a vos que te parece? —le dije—. La estoy pasando re mal últimamente y que ella me escriba eso me la sube un montón.

—Ya van a volver, Enzo, pero dale tiempo.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Porque sé que se quieren —afirmó—. Y si vos, que fuiste el que se mandó la cagada, estás dispuesto a pedir perdón y hacer de todo...más adelante, para que vuelvan, no veo porque no.

—Gracias, negro —sonreí y palmeé su espalda.

Continué todo el camino escuchando música pero, ahora, mi humor era otro. Quince minutos más, quizás, tardamos en llegar al Monumental, tiempo en el cual me mori de ganas de mandarle un mensaje a Juani para agradecerle. Sin embargo, decidí hacerle caso a Gonzalo y darle tiempo, no quería abrumarla o alejarla todavía más.

—Enzo, ¿te vas para tu casa ya? —me preguntó Lucas, caminando hacia mi.

—Si —respondí, girandome—. Bah, paso a lo de Florencia un toque para ver si llegaron bien y después voy para mi departamento.

—Con los chicos pensamos salir a comer a la noche, ¿te prendes?

—Les aviso —dije. La verdad era que no me moría por ir, pero consideraría la invitación.

—Eso es un no —intervino Exequiel, quien aparentemente venía atras nuestro atento a lo que hablábamos—. Dale Enzo, no podes estar mal toda la vida por Juana. Además vamos a comer, nomás...

—Les aviso, dije —sentencié y me fui hasta mi auto, evitando que alguno dijera algo más. Ya sé, obviamente, que no puedo estar mal toda la vida por Juana, pero al menos necesitaba una semana. Y todavía no habían pasado ni cinco días.

Suspiré y tiré mi cabeza para atrás en el asiento. Me lleve las manos a la cara y pegué un leve grito que pretendía descargar todo, pero en realidad no servía de mucho.
Decidí no pensar más, o al menos intentarlo, y manejar hasta la casa de mi ex mujer quien, para agregarme un problema más al parecer no tenía muy en claro aún que éramos ex. Aunque, admito, que todo este lío lo provoqué yo y solamente yo. Es decir, yo le generé falsas ilusiones en mi confusión, y ahora no sabía como salir...

Llegué a la casa de mi ex mujer y toqué el timbre esperando que alguien me abriera, lo cual pasó en menos de un minuto y para mi sorpresa fue mi hermana, Tati, quien lo hizo. Digo para mi sorpresa porque el único que me acompaño a Brasil, además de mis hijos y Florencia, fue mi hermano Franco; los demás se suponía que estaban en Mendoza. Claramente no.

—Hola —saludé y le di un abrazo. Estaba enojada conmigo y lo sabía. Al igual que Nahuel y Franco. Ah, y mi mamá. Porque, lógicamente, tomaron partido, si así se puede decir, por Juana. Lo que más me llamaba la atención era que mi mamá lo hiciera porque, a pesar de que yo le hablé de ella muchas veces, no la llegó a conocer. Aparentemente la morocha se había ganado el corazón de mi mamá, con un par de datos de mi parte y alguna que otra llamada que intercambiaron mientras estábamos de novios. Era de esperarse igual, porque es medio imposible no amar a Juana.

—Tu mujer está en la cocina, con Nahuel, Franco, mamá y los chicos.

—No es mi mujer, Tati —dije.

—¿No? —elevó una ceja—. Bueno, aclaráselo a ella...Y a Juana sobre todo.

—Tati... —la miré. No necesitaba que me dijera lo que ya sé.

—¿Qué? —soltó y empezó a caminar—. Quedate tranquilo, lamentablemente Juana es demasiado buena y seguro te va a escuchar si se lo pedís. Pero yo no lo haría.

Viré los ojos. Dios, ¿me pueden matar ya?

—Hola —saludé casi en un susurro, con la mirada baja, sintiendo miedo a lo que me encontraría.

—Felicitaciones, hijo —mi mamá fue la única que se acercó a mi y me abrazó—. Vos y yo vamos a hablar después —me dijo en el oído.

—¡Pa! —aparecieron mis dos hijos, con el celular en la mano de Santi y una sonrisa que me sorprendió. Últimamente no estaban así de sonrientes.

—¡Mirá, estamos hablando con Juani! —soltó Pía. Santiago giró el celular y vi la sonrisa de mi ex novia en la pantalla. Hermosa.

 —Hola, Ju—saludé e intenté sonreír.

Hola, Enzo.

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lo subo de vuelta porque me dijeron que aparecía en blanco🤔
ojalá ahora se pueda leer! 🙏

Por accidente | Enzo PerezWhere stories live. Discover now