032

2.6K 132 4
                                    

JUANA

Volver a Buenos Aires fue volver a casa. Sin dudas, por más que París fuera un ciudad hermosa, nada se comparaba con estar acá. Me tratarán de loca, porque, como todos, yo también idealizo ciertas partes del mundo y hasta sueño con ir, pero les juro que nada se compara con estar acá. Me siento familiarizada con todo o, casi todo, no me miran raro, no me cuestionan la forma de hablar. En fin...quería estar acá.

Enzo hizo de todo para poder irme a buscar al aeropuerto pero, después de que yo le dijera un millón de veces que no hacía falta, desistió de su idea. La verdad era que, para cumplir conmigo tenía que ausentarse al entrenamiento y yo no quería eso, ya había hecho demasiado yendome a buscar hasta Francia y corriendo muchos riesgos por mi, así que, le repetí y lo convencí de que lo mejor era que fuera a entrenar. Ya tendríamos tiempo para nosotros.

Tenía pensado ir a mi departamento, el cual seguía pagando a pesar de haberme ido por un poquito más de un mes con la idea de, en algún momento, por la razón que fuera, volver; sin embargo, aquel plan de volver a mi hogar, tirarme a dormir un rato por lo cansador que me resultaba viajar y esperar a Enzo llegar, sufrió algunos cambios cuando una Lucía emocionada llamó a mi celular preguntandome si era cierto que había vuelto a Buenos Aires. Mi respuesta fue un sí e inmediamente escuché un reproche de su parte por no haberle dicho antes, pero se calmó cuando me excusé diciendole que quería darle una sorpresa, la cual se vió, claramente frustrada cuando Enzo le contó a Gonzalo y este último se lo contó a mi mejor amiga.

Lucía prácticamente me obligó a vernos y, a pesar del cansancio, no me pude negar. Además, la noté, particularmente eufórica y nerviosa cuando de manera rápida y casi inentendible me dijo que fuera a la casa que compartía con su novio porque, no solo quería verme, también me tenía que contar algo, "recontra importante", según sus propias palabras.

—Holaaa —saludé apenas la vi y sin mediar palabra me abrazó.

—Te extrañé un montón, Juana. Por favor, no te vayas nunca más o...

—¿Todo bien, Lu? —dije, separandome de ella con una mueca divertida. No es que no me conmoviera, o no creyera lo que me estaba diciendo, pero es raro en ella tanta demostración de afecto. Como si eso no fuera lo suficientemente extraño, vi que de sus ojos salían un par de lágrimas.

—Si, es que...no sé, Jua —suspiró y me dejó pasar. Arrastré mis valijas hasta el living y fui directo a la cocina donde ella me esperaba, ya con la pava puesta y el mate listo. Esa es mi amiga—. Te necesité mucho este tiempo, aunque no te lo haya hecho notar demasiado. Además pasaron tantas cosas en un mes...

—Bueno —le sonreí, mientras ella me tendía la pava para que hiciera mate. Al parecer, ahora era yo la cebadora designada—, acá me tenes, Lu. Pongámonos al día.

—Estoyembarazada —soltó, rápido y casi sin respirar. La miré confundida, no había entendido nada.

—¿Qué? —cuestioné.

—Estoy embarazada —suspiró una vez más y yo la miré sin poder creerlo.

—¿Me estás hablando en serio?

—Si —no se la notaba tan feliz como me lo hubiera imaginado—, me enteré antes de ayer. Estoy de tres meses, casi.

—Fua, amiga  —sonreí y me acerqué a abrazarla—. ¡Que lindo! Felicitaciones —me separé un poquito y la vi llorar otra vez—. ¿Qué pasa, Lu? ¿Por qué llorás?

—Es que...Dios, Ju, yo no me lo esperaba, no era algo que...que planeabamos con Gonzalo. Él —tomó aire—...está super concentrado en su carrera, nos estamos por ir a Estados Unidos...yo no quería y Gonza...él tampoco. Todavía no le dije, ¿mirá si no lo quiere?

Por accidente | Enzo Perezजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें